Mark Jenkins es un artista que realiza intervenciones con un marcado acento de denuncia. Activismo creativo cuya precaucion surge de observar la indiferencia social que se está extendiendo tanto a nivel institucional como humano.
Un nihilismo, que no estoicismo que el metaboliza a través de formas, que en unas ocasiones se representan en delicadas esculturas que emulan la fragilidad del cristal inmaculado. Las cuales se inspiran en el reino y animal, y en otras se decide por ser más explícito y contudente.
Optando directamente por intervenir en el espacio publico, para convertirlo en la materia prima a trave de las que contextualizar un conjunto de preocupaciones que le peturban. En este sentido el paisaje urbano lo contempla como una trinchera desde la que proyectar alegatos de denuncia sobre las mas variadas causas.
Este mensaje recurrente que esta implícito en buena parte de instalaciones que realiza periódicamente en diferentes localizaciones, es lo que le ha permitido crear una identidad reconocible como uno de los artistas urbanos más influyentes actualmente a nivel global.
Una de los recursos que a los que mas recurre son esculturas de diferente tamaño que modela y posteriormente envuelve en celofan adquiriendo aparienciencia de figuras talladas en vidrio. Los elementos surrealistas se integran en fotomontajes donde combina material gráfico y técnica pictórica.
En 2008 Jenkins colaboró con Greenpeace en una campaña de sensibilización, la instalación titulada Polares Bears tenía como objetivo llamar la atención sobre el desaparición de los casquetes de hielo del Ártico. Jenkins creó figuras realistas que parecían ser personas sin hogar pero con cabezas de oso polar de felpa.