Ai Weiwei el arte de las masas y su ritual como objeto emotivo


En las instalaciones del artista conceptual Ai Weiwei se observan características afines como aparte de su efecto masivo, propiedades como la uniformidad, o la multiplicación hasta el infinito de cualquier objeto.

Rasgos que forman parte de buena parte de sus propuestas, pero que el artista nacido en Beijing en 1957 utiliza para subliminal y cuestionar una realidad socio-politica, con la que el que como sujeto-politico se siente profundamente en desacuerdo.

Mostrando este malestar a través de prácticas creativas en las que paradojicamente recurre a expresiones colectivas, cuyos resultados nos presentan planteamientos estéticos en los que tu como espectador te puedes llegar a sentir desconcertado. Pues estimas que entre lo que percibí como experiencia creativa. 

Y entre lo que el artista de forma más o menos explicita trata de constatar a través de sus narrativas conceptuales y las motivaciones que las detonante, existen cuando menos alguna incongruencia en el abordaje en cuanto al discurso cuantitativo que emplea para articular un mensaje.


Que pretende ser directo y contundente  adoptando una dinámica activista con la que Ai Weiwei que actualmente tiene su sede en la localidad inglesa de Cambridge, trata de poner énfasis en aquellos temas que al le motivan o le inquietan. Como el nihilismo del que entiende que adolece el individuo contemporaneo, aspecto de una sociedad liquida, postmodernism y global.

Rasgos de la conducta que según su percepción se originan (entre otros sitios), en su país de origen. El cual se caracteriza por ser una comunidad etnico-antropologica condicionada por las pautas basadas en la aplicación de altas dosis de disciplina. fundamentos que sin embargo les ha permitido como país convertirse en la potencia que equilibra la hegemonía mundial.

Valores que definen a una gran nación que ha estado sumida en un letargo mientras no paraba de manufacturar en masa y de extender su cultura. Y que sin duda se tratan de  referentes que están representados en la obra del artista chino Ai Weiwei. Ya no sólo simbolicamente sino de formas más sutil espiritualmente.

Pues en los conjuntos escultóricos del desidente hay un alto porcentaje de práctica ritualista y de pertinaz auto-exigencia. Rasgos definitorios que se pueden constatar en unas obras en las que el volumen adopta su personalidad y ocupa su espacio gracias a la minuciosidad casi matemáticas en las Weiwei dispone  todas y cada una de las piezas que utiliza. 

En muchas ocasiones objetos cotidianos como sus cerrebrerimas arquitecturas en las que un objeto a la vez tan familiar y con tanta carga emotiva como una simple bicicleta. Al ser contemplada como material singular que se destina para que tras completar un proceso de apilacion se transforme en una obra cuya expresión artística puede ser más o menos inspiradora. Pero que sin duda logra su objetivo, que consiste en establecer un vínculo entre el objeto empleado y la expresión emotiva del receptor de la obra. 

Vínculos que se originan en su niñez, en su relación paterno filial. El padre de Ai era el poeta chino Ai Qing, el cual fue denunciado por las autoridades chinas. Por lo que en 1958, la familia fue enviada a un campo de trabajo en Beidahuang. En 1961, fueron exiliados a Shihezi, Xinjiang, donde vivieron 16 años. Tras la muerte de Mao Zedong y el fin de la Revolución Cultural, la familia regresó a Pekín en 1976.

En 1978, Ai se matriculó en la Academia de Cine de Pekín y estudió animación. Siendo en 1978, cuando forma parte del colectivo del grupo artístico de vanguardia Stars, junto con Ma Desheng, Wang Keping, Mao Lizi, Huang Rui, Li Shuang, Ah Cheng y Qu Leilei. En el que hasta que se disuelve en 1983, va creando su propio matriz y universo artístico en el que la memoria de determinados acontecimientos protagonizados por su figura paterna son determinantes en su larga trayectoria posterior.


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