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JONK, fotografia la belleza después de nuestra desaparición en el planeta Tierra


Segun el propio autor si tuviera que elegir tres términos que le difinieran serían: Aventurero, viajero y solitario, a los que yo añadiria el adjetivo compuesto de poeta visual. Y no es que por que se dedique a rastrear como un arquelogo contemporaneo, aquellas ruinas o edificios abandonados que tras completar su ciclo "vital".


Son finalmente engullidos por el entorno natural, restableciendo de alguna forma y en mayor o menor medida el paisaje que tuvo que ser aniquilado en principio para que en su lugar anidarán todo tipo de narrativas arquitectonicas. Re-equlibrando el orden natural de los elementos que conforman un determinado ecosistema, cumpliendo (como no podía ser de otra manera con lo que nos dice el espíritu de la primera ley de la termodinamica.)

Que la energía ni se pierde, ni se crea; sino que se transforma. Sino porque el fotográfo francés que responde al seudónimo de JONK, adopta una actitud que se podría definir de casi activista con los lugares que fotografia, en los que no se limita a realizar un retrato superficial y aséptico (algo más que habitual en este tipo de trabajos) sino que trata de capturar desde una perspectiva que se podría calificar de epica. En la que el relato en imágenes que construye refleja una conquista por parte de la vegetacion.

Naturaleza que tras ser haber relegada a un papel secundario o directamente aniquilada, por un determinado período de tiempo. Vuelve a repoblar adaptándose a un entorno ajeno para acabar cubriendo todo tipo de elementos artificiales. En un primer momento compartiendo con el espacio modificado artificialmente, para a continuación y de forma inexorable oxidar esos elementos y de forma  gradual y orgánica, en un proceso guiado por el inevitable paso del tiempo.

Convertirlo en un sustrato más de su composicion, de su expresión simétrica y estructural. Emociones que se plasman en imágenes donde la retórica visual lejos de tratar de transmitir una imagen presidida por la desolación y el estado de decrepitud que presentan todas y cada una de las localizaciones que ha fotografiado a lo largo de más de diez años trayectoria.


Se solidariza de forma militante con el entorno que congela a través de su objetivo, creando un manifiesto donde la imagen sustituye a la palabra redactando un alegato sin fisuras a favor de todos y cada uno de los seres vivos que retornan a los lugares de los que una vez fueron expulsados. Sin tomar en consideración ningún tipo de medida que posibilitará algún tipo de convivencia.

El avance inexorable de la vegetación en la Greenhouse en Bélgica ha transformado su espacio sin alterar su belleza 

Con sede desde hace algún tiempo en Paris, JONK descubre su vocación por la fotografía a la temprana de 11 años cuando participa en un programa de intercambio, lo que permite saltar de continente viajando a los Estados Unidos en repetidas ocasiones. Hasta que después de unos años tiene la oportunidad de residir en Europa de nuevo asentándose en la ciudad española de Barcelona. Estancia que provoca que a la vuelta a París decida dedicarse profesionalmente al mundo de la fotografia.

Iniciando una meritoria carrera trabajando para las cabeceras de una diversidad de publicaciones. Encargos que le sostienen economicamente, pero que no le satisfacen en el plano profesional, por lo que vuelve a las calles. Pero en esta ocasión en vez de usar un spray para intervenir en el espacio público realizando grafittis como en su adolescencia, se dedica a documentarse sobre todo tipo de emplazamientos donde se traslada.

Para ser testigo y dejar constancia de como la sabiduría del reino natural se apropia no sólo de edificios, sino de monumentos, equipamientos culturales y deportivos, balnearios, fortificaciones, hoteles o sitios tan miticos como la central nuclear de Chernobil. Destinos que simbolizan algo más que hechos puntuales e inconexos protagonizados por edificios que tras dejar de ser utiles, pasan a engrosar la lista de puntos que reúnen una afinidad común, la del abandono.

Los trabajos de JONK son expediciones que buscan recrear atmósferas donde la solidez y fortaleza de la naturaleza se impone sobre la soberbia del ser humano.


Sino que para el autor forman parte de un proceso lógico y coherente donde la inspiración poética juega un papel que cataliza y da sentido a cada una de las instantáneas que registra. En su poema Eternity of Nature, brevedad of Man, Alphonse de Lamartine escribe: "¡Triunfo, naturaleza inmortal! / Cuya mano llena de días / Presta fuerzas ilimitadas / ¡Tiempos que siempre se levantan de nuevo!". Metáfora lírica que representa el mecanismo que hace detonar JONK para por ejemplo que capture el momento en el que la naturaleza reclama una estatua en el parque de un castillo francés. O para que a continuacion asalte la fachada de una villa italiana, antes de infiltrarse en el interior de un castillo croata o un invernadero belga. 


O arriesgar sus pellejo y ser testigo de cómo la maleza crece hasta cubrir un atrio de un palacio polaco, o una estación de tren húngara o el escenario de un teatro cubano, o antes ver cómo invade un castillo montenegrino (entre otros muchos ejemplos que podéis ver si visitáis su pagina). Para a continuación y tras una pausa, con más tiempo trasladarse al otro lado del mundo, para fotografíar como las dianas encarcela una mansión taiwanesa con sus fuertes raíces. Describiendo visualmente las fases finales, que se precipitan tras el colapso del edificio al que le sucede su entierro. Completando un ciclo donde se produce finalmente una restauración por la que la naturaleza recupera lo suyo.

        
Trazando los pliegos de un relato donde la esperanza asoma a través de unas ruinas que más que descomponerse son devoradas por todo tipo de vegetacion, como en la serie titulada Naturalia: Una crónica (de la que ha editado dos volúmenes), donde JONK se dedica a registrar en imágenes las ruinas de edificios contemporáneos. Construcciones que en términos relativos se podrian catalogar como recientes y que por lo tanto tendrían que estar en uso.

Piscina en Italia, donde antes había agua ahora crece el verde inundando lo todo


Un interesante trabajo a partir del que se suscitan un abanico de interrogantes entre las que destacan, las que obedecen las que se cuestionan por cual es la posición del ser humano en el orden natural del planeta que le alberga y su relación con la naturaleza. Y si es consciente que su posición supuestamente superior está poniendo en peligro la viabilidad de la especie humana sobre el planeta tierra. 


Siendo un debate al que vuelve de manera recurrente y que lejos de ser derrotista, pretende ser elecuente poniendo las cartas boca arriba sobre la mesa, en un momento álgido en el que es primordial adoptar medidas coherentes dirigidas a preservar el patrimonio natural del planeta tierra. Sin el cual nuestra no podrá seguir evolucionando, por mucho que nuestro dominio sobre la naturaleza sea absoluto.


Influenciado por el Arte Urbano, el cual práctico durante su estancia en Barcelona, JONK lo utiliza para enriquecer un discurso fotográfico en el que muestra su compromiso con el medio natural y la ecologia.


En 2018 presenta Urban Jungle un collage en el que emplea imágenes de su serie Naturalia: Crónica de las ruinas contemporáneas a través de la reflexiona sobre la fortaleza de la naturaleza y de su increíble capacidad para adaptarse y regenerarse. Fundamentos que afirma que son muestra de su superioridad más allá de cualquier argumento moral. Con este enfoque Jonk agrega animales salvajes que corta y pega en el lienzo. Buscando ir más allá, también agrega pintura en los bordes del lienzo, y en algunos elementos internos.




Pero quizás donde se percibe este enfoque neorealista influenciado por su admirado Paolo Sorrentino y su film La Gran Belleza de 2013, es en el conjunto de series que agrupa bajo el título de Others Worlds. Donde el espacio público se muestra aplicando una óptica donde se impone cierta nostalgia, a pesar de que los lugares retratados no se encuentran oficialmente abandonados, si transmiten su paulatina condición de aislamiento tanto cronológica como geografica.


Pripyat la ciudad después del desastre nuclear de Chernobil

 


Si hay un lugar en el imaginario de cualquier practicante de urbex, ya sea aquel que atesora cierta experiencia o por el contrario sea alguien que está comenzando a aventurarse en la exploración urbana de lugares abandonados. Son los restos de la ciudad perimetrada de Pripyat, una ciudad que languidece dentro de la zona de exclusión de Chernobil.


Devorada por la maleza tras más de treinta y cinco años desde el que un aciago 26 de abril de 1986, se activarán todas las alarmas en la central nuclear que hoy en día protegida por la vasija más grande del mundo, permanece inmóvil, congelada en un inquietante letargo casi eterno. Debido a que en uno de sus reactores de fisión nuclear se colapso, comenzando a emitir cantidades de radiación hasta entonces desconocidas por la humanidad. 


Lo que provocó que las autoridades adoptarán como primera medida evacuar a la totalidad de los 40000 habitantes con los que en aquel entonces contaba en aquel momento. Una medida que buscaba priorizar la protección de una población que desconcertada por la escasa información que había recibido en relación a unos acontecimientos sobre los que se les ocultaron de forma deliberada todo detalle. Obedecía de forma dócil y apresurada dejando atrás prácticamente todas sus pertenencias y enseres. 


Restos de un proyecto de urbanización colosal, por lo que la antigua Unión Sovietica había desarrollado y acelerado las obras de construcción desde cero. De lo que hasta ese momento se podía considerar la urbanicion ex-frofeso del núcleo poblado más grande del mundo, si exceptuamos la ciudad de Brasilia, que desde su finalization se convirtió en la capital de Brasil, siendo concebida por el arquitecto Oscar Niemayer


Un proyecto que desde que de forma apresurada pero metódica fuera abandonado ha cedido prácticamente a los rigores del paso del tiempo prácticamente convirtiendose en una ciudad fantasmal y por momentos tetrica. Cuyas cicatrices se observan nada más acercarse a sus inmediaciones. Ya sea andando por cuenta propia y riesgo tras recorrer los 18 kilómetros que la separa de la ciudad de Chernobil. 

Interior decrépito de uno los hospitales que atendía a la poblacion


Trayecto paralelo a las riberas del rio Pripyat, qué implica invertir  alrededor de hora en una plácida caminata. Opción que no suele ser muy recomendable, pues en todo el perimetro que rodea el término municipal en un radio de treinta kilometros a la redonda desde la zona cero. Las fuerzas de seguridad ucranianas han establecido un fuerte dispositivo de seguridad y video vigilancia. 


Por lo que al igual que casi las 70000 personas que se estiman que se adentran cada año en las diferentes áreas restringuidas que forman parte tanto de la ciudad como de su entorno más proximo. Antes contrataron alguno de los denominados comandos furtivos, que operan principalmente desde Kiev


Y que por una módica cantidad te garantizan una visita segura a algunos de los muchos puntos de interés, además de proveerte de un contador geyger con el que podrás evaluar los diferentes niveles de particulas radiactivas que emiten en diferentes areas. Lugares que pese a la persistencia del tiempo y los estragos que ha producido en el conjunto del mobiliario de esta ciudad todavía se pueden visitar salvo excepciones. Deterioro que se aprecia a un más en los días plomizos, cuando las temperaturas descienden de forma drastica debido a los vientos gélidos provenientes de noreste siberiano. 


Cuya fuerza azota a la cada vez más numerosa vegetación que en muchos casos ha conseguido no solo camuflar sino engullir literalmente muchos de los edificios de esta singular ciudad. Algo que llama poderosamente la atención. Pues los altos índices de radiación que observaron los científicos en las semanas inmediatamente posteriores a la fuga.


Las ruinas relativamente recientes de la ciudad de Pripyat evocan a la vez que desafían a los instintos más primitivos sumergiendote en la exploración de un lugar donde los espectros inertes nos susurran un pasado que no se debería repetir. 



Afectaron principalmente tanto a la fauna como a los densos bosques que se encuentran en el entorno próximo a lo que hoy es el sarcófago, experimentando un descenso drástico en su población. A los que sobrevieron se les acabo aplicando el apelativo del Bosque Rojo. Tonalidad que finalmente se ha convertido en el fenotipo dominante en la zona. 


Y que se puede apreciar con más contundencia cuando declina el día y el sol se dibuja en el horizonte. Fenómeno que en menor número se aprecia en la vegetación que devora todo tipo de edificaciones, aunque se suelen endocitar aquellos que por su aislamiento presentan unas parcelas cuyas extensiones de terreno son mayores.


Cómo en la que encuentra el Hotel Polissya,  uno de los edificios más altos de Pripyat, que casi se puede divisar desde casi cualquier de una ciudad, que se empezó a construir en 1970 y que esperaba alcanzar los 80000 habitantes en su máximo apogeo. Lo que la convertiría en la segunda localidad más poblada de Ucrania, superando incluso a Sebastopol. Siendo uno de los símbolos del desastre nuclear. Fue construido en 1975 para alojar principalmente a los operarios especializados que trabajaba de forma temporal en la central. 

Treinta y cinco años después de la tragedia el hotel Polissya presenta una estampa fantasmal

O el cine Prometheus de Pripyat que era uno de los lugares más populares de la ciudad para reunirse y tener una tarde de ocio viendo películas o disfrutando de su cafetería interior. Aunque la programación estaba compuesta por un catálogo de películas seleccionadas tras haber pasado la rigurosa censura soviética. De sus instalaciones cinematográficas, apenas queda algunos restos del mobiliario como son algunas filas desdentadas de butacas del aforo, o la pantalla de exhibición que raida por la mitad parece que va ha desplomarse en cualquier momento. 


Según avanzas hacia el centro de esta ciudad también conocida como la ciudad de las rosas, seudónimo con la que se bautizo porque a todos y cada un los vecinos que se añadían a su censo. Se les entregaba como presente de bienvenida un rosal, al cual se le asignaba un lugar de cultivo en unos de los cientos de jardines que había por todo el área metropolitana. 


En las escasas butacas de lo que en principio se iba a llamar el cine Uranio se dice que se ha visto algunos de los espíritus de la alta jerarquía sovietica

Zonas y espacios verdes que fueron los primeros en desaparecer fruto de las sucesivas oleadas de radiación, que transformaron de forma radical de la noche a la mañana. Y que por mucho que te empeñes apenas puede imaginar. Aún llegando a las inmediaciones de amplias avenidas como la de los Entusiastas y la calle de la Amistad de los Pueblos.



Donde de manera infructuosa, como otros cientos quizas miles de visitantes que te precedieron a ti. buscas un letrero con el eslogan «átomo pacífico» (en ruso: мирный атом, mirny átom). Un nudo georgiano de difícil interpretación a la par que sugestivo, y que en todo caso indica las profundas connotaciones sociales y políticas a partir de las que se expandió una ciudad. 


Que fue idealizada por las élites soviéticas proyectandola como ejemplo urbanístico y social, de lo que en un futuro debían ser los principales argumentos políticos y arquitectónicos que proyectará la Unión Sovietica. Que se tendrían que contemplar a la hora de crear uno de los muchos asentamientos que estaban planeados realizar en décadas venideras. 


A día de hoy existen diferentes proyectos que planean la utilización del suelo en esa zona de Chernobyl para generar energía mediante paneles solares, toda una paradoja histórica. 


Sitios más llamativos donde estilos como el Brutalismo compartirían su protagonismo incorporando referencias más occidentales de las que sus arquitectos no se podían abstraer. Detalles sutiles de los que apenas queda algún vestigio. Pero que podrás imaginar si te has documentado antes de visita por ejemplo el Centro Cultural Energetik. Se trataba de un pabellón multiusos que contaba con un edificio de administración adyacente. Donde se intentó dinamizar el espacio a través de grandes ventanales. 


O el café Prípiat (que se encontraba cerca del río), único y en el centro de la ciudad, cerca del Bulevar Lenin. Se trataba de lugares altamente frecuentados en un enclave que había sido planificado como lo que se conoció posteriormente como una ciudad dormitorio. Donde las distracciones y los momentos de ocio y el tiempo libre se circunscriben actividades realizadas principalmente en el exterior.

Cristalera interior del bar de Pripyat, una mezcla de Art Nouveau y arte sacro

Percepción de los usos del tiempo libre que pudo variar sustancialmente si poco días antes de su cuando el 26 de abril estalló el reactor 4 de la Central nuclear de Chernóbil. Pues la inauguración oficial del parque de atracciones estaba programada para el uno de mayo de 1986, coincidiendo de esta forma con el Día del Trabajador, fiesta nacional en la entonces Unión Soviética.


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Parque cuyas atracciones han sido colonizada por numerosas aves y algunas manadas de lobos que merodean por los alrededores. La imponente noria que se levanta como testigo mudo, de lo que iba a ser el resurgimiento del sovietico. Y que proyecta su larga sombra por otro de los equipamientos emblematicos con los que contaba sus ciudadanos, siendo utilizada principalmente los fines de semana. 


Se trataba de la piscina cubierta Azur, quizás el principal lugar de reunión, sobre todo en los meses a lo largo que transcurría el frío y crudo invierno. Construida dentro del programa marcó de actuaciones iniciado en 1970. Estamos ante uno de los pocos edificios que mantuvo su actividad después de la catástrofe nuclear. Estando en fncionamiento hasta 1998, Doce años después del accidente. Durante aquel tiempo, las instalaciones de la piscina fueron utilizadas por los bautizados como liquidadores. A pesar de los altos niveles de radiación del área, la piscina está considerada uno de los puntos más limpios de la ciudad,​ sin embargo, tanto esta como la cancha de baloncesto adyacente está en un avanzado estado de deterioro.


Si nos alejamos un poco la ciudad nos toparemos con la majestuosidad del Radar Guda, un casi intimidante muro de acero que alcanza los 700 metros de largo y una altura máxima de cien metros cuya contemplación en toda su extensión puede provocar vertigo. Y que debido a la enorme financiación que habría que invertir en su desmontaje. Se mantiene en pie, aunque ya hay alguna sección que por efecto de estar muy expuesta a los rigores del clima se ha desprendido. Por lo se recomienda a los incautos que no escale hasta su cima, la que por otra parte ofrece una panorámica excepcional del todo el área que abarca la ciudad hasta divisar la glaciar figura del sarcófago sobre cuya superficie plateada despuntan los rayos del sol.


Laneway Project, callejones llenos de vida


Las "laneways" o vías de servicio son un tipo de solución urbanística que esta muy presente en la gran mayoría de las de los Estados Unidos y Canada. Se trata de corredores en la parte trasera de los edificios y por cuyo ancho apenas cabe un vehículo, siendo una zona destinada generalmente a situar los depósitos de recogida de basura o como lugar de aparcamiento ocasional.

Lo que las convierten en zonas de uso comunitario cuya superficie esta en la mayoría de los casos infrautilizada. Con el objetivo de explorar las posibilidades y el rendimiento como lugares a partir de los que desarrollar actividad dentro de las comunidades donde actúa. Se pone en marcha en la ciudad canadiense de Toronto la iniciativa Laneway Project.

Que tras completar un registro de todos las vías de servicio existentes en la ciudad y sus características, desarrollan diferentes proyectos en los que se cuenta con la participación activa de los miembros de la comunidad donde se va a realizar la intervención. 

El resultado se materializa en la consecución de diferentes equipamientos que liberan zonas que hasta ese momento permanecían estancas, sacándolas del anonimato y poniéndolas en valor desde el punto de vista social y arquitectónico. Suponiendo su ejecución la incorporación a la ciudad de elementos comunes con utilidad social que de otra forma estarían condenados al ostracismo y al deterioro.

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Zonas verdes, arte urbano, equipamientos para reuniones o zonas comerciales e incluso talleres destinados a la población infantil. Forman parte de los enfoques que desde TLWP aplican con el objetivo de recuperar lugares ajenos a los usos sociales, convirtiéndolos en un laboratorio urbano en los que poder desarrollar herramientas de participación y colaboración ciudadana a partir de decisiones adoptadas producto de la aplicación de estrategias basadas en procesos democráticos.



Château de la Mothe-Chandeniers, el castillo abandonado del lago


Enclavado en el centro de una laguna, su aspecto a pesar de llevar décadas abandonado no indica ni hace pensar que atesore una antigüedad que data de Siglo XIII. Erigido como una sombra de un pasado esplendoroso extraído del mas cautivador cuento infantil.  

Château de la Mothe-Chandeniers se ha convertido en una causa por la que una asociación de simpatizantes tratan de desterrarlo de las garras del olvido, restaurándolo con el propósito de convertirlo en un atractivo desde el punto vista turístico. Reformándolo respetando sus diseño original y abriéndolo como establecimiento hostelero.

Aunque en la región francesa de Vienne donde esta ubicado esta dominado por un extenso catalogo de palacetes y castillos, la inmensas mayoría de este  increíble censo arquitectónico pertenecen a familias adineradas, que heredan sus propiedades de padres a hijos. Por lo que la única opción que queda de poder hospedarse en uno de estos monumentales lugares, es ser invitado por un anfitrión o disponer de un gran presupuesto con el que abonar el alquiler por temporadas de uno de ellos.

En el caso de del Château de la Mothe-Chandeniers situado en las afueras de la localidad de Trois-Moutiers, presenta un aliciente mas, su incomparable patrimonio paisajístico y natural donde el agua ha moldeado en entorno. Salpicado por cientos de charcas y pequeños afluentes. Al castillo de dos alturas se accede por una pasarela que salva los escasos diez metros que lo separa de la orilla donde predominan juncos y vegetacion baja.

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Victima de numerosos avatares entre ellos un incendio en 1.932 que obligo a su practica reconstrucción, en la actualidad permanece en situación de semi-abandono. Habiendose convertido en el refugio de numerosos animales silvestres.



Chen Jie fotografía las ciudades victimas del terremoto en China cubiertas de vegetación 7 años después


A pesar de la magnitud del epicentro del terremoto que produjo, buena parte de las construcciones afectadas de las aldeas en la provincia china de Sichuan lograron prevalecer en pie.

Convirtiéndose en testigos mudos de lo que en el año 2.008 provoco unas perdidas humanas cuyas cifras ascendieron a poco mas de 69.000 victimas mortales. Realizadas por el fotógrafo local Chen Jie siete años después nos muestran las ruinas de los muchos edificios que quedaron después de la catastrofe. 

Pese al que seísmo fue de los más importantes de los que se tenía registro hasta ese momento. En este contexto de no saber muy bien lo que le podría deparar el tener que adentrarse en un lugar, en el que hasta ese momento se había atrevido muy pocos ha entrar.


Chen explora los restos del conjunto de los barrios de la  ciudad, que pese haber sido devorados por la vegetacion presentan un 
excelente estado de conservación. Incluso se podría percibir cierta atmósfera de belleza en un escenario en  el que las ausencias no sólo están determinadas por los espacios publicos y  edificios vacíos de presencia humana. 

Engullidas literalmente por la vegetación las estructuras inhabitadas, han sido colonizadas por la enorme diversidad de especies de flora y fauna, convirtiendo poblaciones enteras en su nuevo hogar.


Sino por el silencio tan abrumador y peturbador que se aprecia, debido a que apenas se escucha algún pajarillo o animal alguno. Sensación que crea una atmósfera desoladora que te hace experimentar sentimientos encontrados, que te hace dudar sobre continuar explorando sus calles o alejarte de alli, en el plazo de tiempo lo más breve posible. 

Dilema que se disipa mientras la bruma  que hasta ese momento ocultaba parcialmente las siluetas de las viviendas de no más de  tres alturas, cubriendolas de una bruma fantasmal se diluye ante tus ojos asombrados. Los cuales abres lo máximo posible tratando de acaparar la máxima cantidad de información posible a través de las decenas de disparos, que de forma compulsiva dispara tu camara.

Como extraído del mejor set de decoración de una gran producción cinematográfica, lo que llama poderosamente la atención es como debido a la alta pluviosidad que contempla la zona donde se produjo la catástrofe. La maleza se ha extendido a un ritmo vertiginoso propiciando la transformación del paisaje urbano, que ha quedado sumergido bajo un manto verde habiendo borrado cualquier rastro de presencia humana.

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Lisa Waud - Flower House, Detroit renace entre flores


Como aperitivo de lo que será su próximo proyecto de grandes dimensiones, la artista Lisa Waud. Un desafío por el que se ha propuesto alfombrar uno de los muchos edificios que languidecen en la ciudad de Detroit.

Inundándolo con hasta 60.000 plantas de diferentes especies. En esa misma ciudad ha completado recientemente la intervención titulada Flower House, optando por una versión a escala mucho más modesta. En la que emplea una cifra que comprime hasta reducirla tan solo a 4.000 plantas. 

La mayoría cultivadas y cosechadas por la misma Lisa, en el huerto de su propiedad y que vendía al público en la floristeria de la que ella era gerente y que se vio obligada a cerrar recientemente. Acción con la que trata de reorientar su trabajo, esta vez aplicando un enfoque más creativo.

Inspirada por las intervenciones monumentales del artista conceptual Christo. El embrión del proyecto de Flower House, actúa como alegoría de lo que la artista imagina o desea, creando un escenario donde la naturaleza reconquista parte de su territorio utilizando el paisaje urbano. Como andamiaje sobre el que germinar un nuevo paisaje reconfigurando su entorno.

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Flower House es una actuación que pone en valor espacios en desuso, enfocándo su actividad hacia parámetros donde la creatividad, la utilización de recursos existentes en el entorno y su utilización ecológica se conviertan en sus piedras angulares.


Eric Holubow - America’s Vanishing Landscape


Abandoned: America’s Vanishing Landscape es el resultado bibliografico, de un viaje arquitectónico por la América mas desconocida. Un compendio de imagenes. Donde los protagonistas son las secuelas del tiempo y los efectos del abandono.

Sobre las mas variadas tipologías de edificios y monumentos en estado de ruina que hasta la fecha se ha documentado en los Estados Unidos. Su autor el fotógrafo Eric Holubow se embarco en este proyecto a raíz de sus numerosos encargos, que le ofrecía la posibilidad de viajar a diferentes puntos del país.

Lo que le permitio darse cuenta de capturar en imagenes una realidad que suele pasar desapercibida a ojos de la opinión publica. Convirtiéndose en testigo del deterioro y envejecimieto de buena parque del inmobiliario de un país, superando de media mas de un siglo.

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     Agrupado bajo epígrafes como trabajo, aprendizaje, curación, jugar y oración. El catálogo resultante de imágenes no sólo registros de edificios abandonados, sino la erosión de las instituciones y los intereses comunes y la voluntad colectiva para sostenerlos.