David Bowie y su visita a Varsovia, donde encontró la esencia de una canción enigmatica


Tan solo fueron 42 minutos (bueno lo razonable es que fuera alguno mas). Ya que el horario de la llegada y la partida de los servicios de ferrocarril en la decada de los años 70´s en cualquier estación de Europa no eran muy de fiar, retraso  que se acentuaba si la escala se efectuaba en una ciudad del Este de Europa como Varsovia


Si está estación era una terminal de mercancías como la de Gdanks, el tiempo con el que podía contar cualquier pasajero podía ser indeterminado. No era el caso del viejo comboy que cruzaba Europa del Este desde Berlin a Moscú, el cual una fría mañana de abril hacia escala en uno de sus andenes de forma inusualmente puntual. 


Contando entre su pasaje con dos ilustres iconos de la cultura Pop como eran Iggy Pop, que tras alguna duda decidió quedarse finalmente en su compartimento y un David Bowie, que tras cerciorarse que la maniobra por la que cambiaban la locomotora iba para largo. 


Decidió coger su termo de café y tras apearse del vagon encaminarse a la salida, donde le esperaba una bulliciosa marea de gente que accedía al hall a primera hora de la mañana. Ya en la calle David que no sabía muy bien donde se dirigía, pero que si era muy consciente. 

Fachada donde Bowie compro un disco ocupada por un bar en la actualidad

De qué en esta segunda ocasión que arrivaba a Varsovia, la primera se produjo en 1973 cuando regresaba desde Moscú  no pudiéndose apearse debido a la presencia de tropas que le impidieron ser testigo, de los agujeros de metralla de los que tanto había oído hablar. 


No se sabe muy a día de hoy si David cumplió este anhelado deseo en esta segunda oportunidad, pero lo que sí se conoce es el trayecto que en un tiempo récord, completo desde el hall de la estación a una tienda de música de aspecto precario situada en la calle que en la actualidad se denomina Wilsona.


Warszawa es una canción producto de una breve pero intensa visita realizada por el camaleónico David Bowie a la capital de Polonia, viaje relámpago que desencadeno que compusiera uno de sus temas mas enigmaticos.



Donde tras mucho rebuscar adquirió un vinilo que contenía piezas de folklore tradicional polaco. Este vinilo contenia la canción “Helokanie” escrita por Stanisław Hadyna, que se basa en una tonadilla popular cantada por los pastores de ganado.

 

Pieza la cual tras volver de su breve estancia en Moscú, a lo que era por aquella su residencia habitual en Berlín. Donde huyó en compañía de Iggy desde Los Ángeles, por incompatibilidad digamos de caracteres con la efervescente, sofisticada y glamurosa escena que se cocía en Hollywood.

 

Retrato de Ziggy Stardust realizado en 2016 en Varsovia

Escucho una y otra vez sirviendole de inspiración para componer uno de los temas más singuales de su trayectoria en general, y de su trilogía berlinesa en particular. Y es que tanto las texturas musicales de los casi diez minutos de Warszawa, como los arreglos realizados por Brian Eno en París para el álbum Low publicado en 1977.

 

Poco tenían que ver con los patrones compositivos que había empleado hasta ese momento en las composiciones el Duque Blanco. Presentando una tesitura más prolongada de lo habitual semejante a un desarrollo progresivo, donde la épica de los coros pretendían reproducir tanto el paisaje humano como el contexto histórico del país que brevemente había visitado.

 

Del que Bowie había sido testigo en su visita relampago a Varsovia. Canción que aunque en principio había pasado prácticamente desapercibida dentro ya de su amplio repertorio, habiendo siendo interpretada en raras ocasiones desde que se grabó, debido fundamentalmente, a que para su correcta ejecución en directo.

Foto tomada a Bowie en la estación de Varsovia

Se precisaba que participara un coro de niños, algo muy costoso de incorporar, por lo que este interludio en sus sets quedo prácticamente relegado a un rara avis en la discografia de Bowie. Pasando a ser mas pronto que tarde un descarte que prácticamente seria olvidado hasta que años más tarde se conocio.

 

Pero que sin embargo años despues recupero ni mas ni menos, el que muchos especialistas musicales consideran su mas destacado pupilo, el malogrado Ian Curtis. Que se había inspirado en el titulo de la canción para nombrar a su primera banda el embrión de lo que poco seria poco tiempo Joy Division. Una banda tan catartica como convulsa en su corta trayectoria que si embargo al igual.

 

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Que su alter ego se ha postulado como una de las expresiones mas influyentes de la musica contemporanea. Desde que hicieron acto de presencia en la por momentos anodina a la par que superficial escena de los años 80’. Una canción que fue el resultado de una visita fruto de un impulso.

 

A una ciudad como Varsovia que en muestra de agradecimiento coincidiendo con el fallecimiento de Bowie en 2016, destinaron la pared de uno de los edificios del distrito de Żoliborz, donde el artista urbano Beata Chomátowska de la asociación Stacja Muranów. Erigio un tributo en forma de retrato a gran escala de Ziggy Stardust, en una de las muchas versiones de este camaleónico y enigmático artista. 

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