En un año dominado en todos los aspectos por el Covid-19, un microorganismo patogeno que perteneciente a la familia de los coronavirus, cuyo aspecto amorfo apenas es perceptible para el ojo humano, a no ser que armandonos de paciencia lo observemos a traves de la lente de un microscopio electronico.
Si pienso sin embargo que el ruido mediatico en ocasiones ha derivado hacia posiciones que se podrian calificar cuando menos de sensacionalistas. Lo que como en otras ocasiones recientes parecia que quedaria en un conato epidemico de ambito local a cuyos efectos el resto de la humanidad permaneceria ajena.
De repente se extendio anunciandose focos aqui y alla a la par que se acrecentaba la sensación de temor frente a un fenomeno de caracter estacional como es el de las infecciones respiratorias. Provocando en los casos mas graves un debilitamiento acelerado de la funcion respiratoria y finalmente el fallecimiento del paciente.
Cuyo nombre pasaba inmediatamente a engrosar un registro estadístico, y en un alarmante titular que en la mayoria de los casos acaba reduciendose a un numero que añade cifras engrosando la lista de defunciones, cuyos cuerpos segun se suceden los dias, las semanas y meses pasan de recibir sepultura a ser incinerados sin siquiera haber sido velados.
El corto de animación titulado My Boyfriend Died of COVID-19, nos habla del duelo de una mujer residente en Wuhan llamada Niunlu que lamenta la perdida de su prometido a causa del Covid-19, cuando estaban a punto de celebrar su boda.
Diluyendose las identidades de las victimas y con ellas sus proyectos, sus deseos, sus aspiraciones... Coincidiendo con los episodios mas virulentos de la pandemia la publicación digital The Atlantic empezo a publicar una serie de trabajos, de pequeñas filmaciones relacionadas con los estragos que estaba produciendo el coronavirus en diferentes lugares del mundo.
Editados y publicados bajo diferentes formatos y tratando las consecuencias del drama que estabamos viviendo desde perspectivas, puntos de vista y sensibilidades muy diversas, nos brindaba la oportunidad de construirnos una imagen de los hechos a los que estamos asistiendo a traves de miradas y testimonios.
Una de estas pildoras visuales breves pero intensas era la que estaba firmada por el realizador desconocido llamado Olmo Parenti, que contribuyo con una animación titulada My Boyfriend Died of COVID-19. El corto ambientado en la ciudad de Wuhan poco antes de que se declarase la pandemia.
RELACIONADO: El artista Pejac lanza STAY ArT HOME, arte interactivo en tiempos de cuarentena
Nos ofrece el retrato de Niunlu, una mujer joven y afligida que pierde a su pareja poco antes de contraer matrimonio, adoptando una mirada cargada de emotividad pero sosegada el director trata de forma pausada y secuencial, trasladando toda la consternación y emotividad de una mujer destrozada animicamente pero que es capaz de conservar la entereza para transmitirnos un mensaje donde prevalece la esperanza.