Con millones de kilómetros todavía practicamente desconocidos a los ojos del ser humano y miles de especies por catalogar. Se trata de un vasto territorio practicamente despoblado donde los aventureros y los seguidores de las corrientes alternativas, se adentran creando en muchos casos asentamientos.
En los que vivir en contacto y equilibrio con el entorno natural y los seres que lo pueblan. Una de estas historias de ermitaños la protagonizan la pareja de artistas formada por Wayne Adams y Catherine King, que tras navegar por algunos de los muchos afluentes que trazan la reserva.
Quedaron tan absortos ante el paisaje, que decidieron instalarse en un recodo y convertirlo en su hogar. Tras mas de veinte años transcurridos lo que comenzo siendo un modesto asentamiento, compuesto por una tienda de campaña y un hornillo de gas.
Se ha convertido en una isla flotante cuya extensión compuesta por veinte plataformas, reune todos los elementos necesarios con los poder vivir de forma autónoma, sin por ello renunciar al confort.
La historia de la construcción de una isla autosuficiente comenzó en 1991. La pareja se alojaba en la cabaña de uno de sus amigos en Tofino cuando una tormenta soplaba arrastrando montones de madera. King y Adams sabían que la pila debía pertenecer a un hombre que vivía a seis millas de distancia. Tras cerciorarse de que podian utilizar los restos, los reunieron y los utilizaron para emprender su propio proyecto sostenible. King y Adams dependen de un río cercano y cascada para su suministro de agua y utilizan la energía solar.
Freedom Cove gana terreno al rió, evitando su deterioro. Construido con materiales reciclados obtenidos de los residuos forestales recogidos en su entorno, cuenta con huerto urbano y una instalación solar con la que cubrir sus necesidades de energía.
El enclave bautizado con el nombre de Freedom Cove se distribuye de forma modular anclado a escasos metros de la orilla. Unidas las diferentes secciones del campamento por pasarelas, siendo su diseño dinámico reflejo del carácter abierto y creativo de sus creadores.
La pareja pasa el tiempo disfrutando de sus pasiones artísticas: él como tallador, ella como pintora, bailarina, escritora y músico. De junio a septiembre, también dan la bienvenida a los visitantes y organizan excursiones por la reserva con la esperanza de que los visitantes aprendan sobre una forma de vida que no existe en ningún otro lugar.
RELACIONADO: Wagendorf Lohmühle, ciudad de caravanas artísticas en Berlin
RELACIONADO: Wagendorf Lohmühle, ciudad de caravanas artísticas en Berlin