Freedom Cove, la isla flotante de los artistas



La Columbia Británica en Canadá, aparte de ser la mayor reserva natural de América del Norte. Supone todavía a día de hoy un desafió desde el punto de vista del explorador. Con millones de kilómetros todavía practicamente desconocidos a los ojos del hombre y miles de especies por catalogar. 

Se trata de un vasto territorio practicamente despoblado donde los aventureros y los seguidores de las corrientes alternativas, se adentran creando en muchos casos asentamientos. En los que vivir en contacto y equilibrio con el entorno natural y los seres que lo pueblan.

Una de estas historias de ermitaños la protagonizan la pareja de artistas formada por Wayne Adams y Catherine King, que tras navegar  por algunos de los muchos afluentes que trazan la reserva. Quedaron tan absortos ante el paisaje, que decidieron instalarse en un recodo y convertirlo en su hogar.

Tras mas de veinte años transcurridos lo que comenzo siendo un modesto asentamiento, compuesto por una tienda de campaña y un hornillo de gas. Se ha convertido en una isla flotante cuya extensión compuesta por veinte plataformas, reune todos los elementos necesarios con los poder vivir de forma autónoma, sin por ello renunciar al confort.

El enclave bautizado con el nombre de Freedom Cove, se distribuye de forma modular anclado a escasos metros de la orilla. Unidas las diferentes secciones del campamento por pasarelas, siendo su diseño dinámico reflejo del carácter abierto y creativo de sus creadores. 

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Freedom Cove gana terreno al rió, evitando su deterioro, construido con materiales reciclados obtenidos de los residuos forestales recogidos en su entorno. Cuenta con huerto urbano y una instalación solar con la que cubrir sus necesidades de energía.

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