Nuestro entorno natural ha sido hasta relativamente poco tiempo sin distinción ni perjuicios el hilo conductor, a partir del que hemos diseñado nuestra realidad amoldándola al imaginario colectivo que hemos heredado.
Y que desde el inicio de la civilización ha adoptado múltiples formas estéticas que han definido una época concreta. Relación entre el ser humano y el medio natural, en la que sin embargo ha mantenido una constante, una variante que nunca ha variado en la ecuacion.
Y que se podría definir con el término de saqueo, o depredacion del medio por parte del humano. Que casi ha percibido el planeta que lo cobija como un entorno que le pertenece o que en otro sentido le resulta desafiante o simplemente amenazador.
Por lo que independientemente del contexto y de las características del territorio que se ha propuesto habitar. Simplemente opta por activar una respuesta que se reduce a tratar de dominar el paisaje y sus propiedades por todos los medios.
El artista Holandés Karin van der Molen, realiza proyectos escultóricos donde las referencias étnicas y el tratamiento orgánico de los materiales empleados, representan un constructo donde las practicas ancestrales de construcción.
Se combinan con criterios artísticos, trazando una tenue frontera entre lo material y lo funcional o lo meramente contemplativo. En su obra, realizada en su mayoría parte para exterior, espacios abiertos donde se siente más comoda.
Algo que se transmite en sus instalaciones, que evocan rituales del pasado y metodologías arquitectónicas. Con las que redibuja el paisaje donde se asientan, hasta que debido al paso del tiempo se degradan volviendo a la tierra donde se diluyen.
Convirtiendo en humus con el que abonar el terreno el cual embellecen de forma temporal. Intervenciones de Land Art que debido a la naturaleza biodegradable de los materiales que recolecta de los bosques, formados por especies como el sauce o la haya muy comunes donde reside.