La ciudad es una combinación de arquitectura, de la humanidad y el carácter de las gentes que la habitan, de su clima, también la define su discurso estético y por su puesto cada ciudad posee su propia banda sonora. Un paisaje sonoro compuesto por multitud de sonidos discordantes, de ecos que amplifican las paredes, de ondas que se expanden como un big bang en el espacio.
El arquitecto y pintor polaco Adriana Ronżewska Kotyńska, ha querido escenificar esta cualidad de la huella sonora de la ciudad de Elblag en Polonia mediante la intervención de Audiomurale, mediante la realización de diferentes murales realizados en el espacio publico. Tras registrar las conversaciones de los transeúntes y del ruido del fondo. Se reprodujeron a través de un mural a una pared blanca en forma de espectrogramas (es decir, los patrones de ondas sonoras),
Elblag, fue un pueblo muy dañado al final de la Segunda Guerra Mundial que esperó hasta 1980 para experimentar una reconstrucción importante. El proyecto está concebido como una manifestación efímera. El mural requiere una clave que se proporciona en código QR dando acceso a las entrevistas y documentación grabadas a través de un teléfono móvil.