Una de las zonas geograficas del planeta Tierra, donde mejor se aprecian las desvastadoras consecuencias del cambio climático, es en lo que se conoce como el desierto de Mo'ynaq, y que hasta la década de los 80's del siglo pasado, durante la etapa soviética fue una prospera localidad, cuya economía se sustentaba sobre la actividad pesquera, que ejercía su numerosa flota de barcos, cuya preciada tras subastarse en la lonja, se trasladaba a la capital Moscu.
En la actualidad Mo'ynaq es una sombra de lo que fue, su pobración en una mayoría ha emigrado debido a la falta de expectativas, pero la imagen mas sobrecogedora de la desaparición del mar y su transformación en un erial donde apenas pueden sobrevivir unas cuantas malas hierbas, hay que buscarla en los antiguos muelles, donde permanecen amarrados a la arena sobrecalentada, en hilera los cascos oxidados de los pecios, testigos mudos, fantasmas de una época que ya no se reeditara.
El escenario surrealista parece extraído de una secuencia apocalíptica, de los mercantes abandonados a su fortuna, despedazados por el transcurrir inexorable, se convierta en termómetro de una situación que debido a su magnitud podría afectar al resto de la humanidad. El mar de Aral que perfilaba la costa de Mo'ynaq, ha retrocedido la estimable distancia de 150 kilómetros, dejando un panorama desolador entre su menguada población que asiste contrariada e impotente a la practica desaparición de su medio de subsistencia, que se encuentra en los escasos caladeros, donde todavía se desplazan algunas "cofradias" de pescadores.
Como se observa en la fotografía de agua la mayor mas de agua que bañaba Uzbekistán, se ha reducido practicamente un 90%, limitandose a una franja al oeste del país. Las causas de este desastre medioambiental hay que buscarlas en las políticas de irrigación, aplicadas a partir de los años 60's dentro, en la época de la antigua Unión Soviética, y que ha propiciado el empeoramiento del clima característico de la zona afectada.
Los mas siniestro de esta dramática situación es que algunos "emprendedores", han encontrado la forma de rentabilizar el desastre, convirtiendo en una especie de parque temático los fosiles de los barcos que permanecen imperturbables, mientras son fotogafiados por miles de turistas, que en muchos casos acaban adquiriendo a modo de souvenir, las reliquias extraídas de los barcos en estado de ruina y vendidas por sus saqueadores. Mo'ynoq ahora sufre los veranos muy calurosos e inviernos bajo cero, y los barcos abandonados sirven como un recordatorio constante de lo que la ciudad solía ser, y lo que podría suceder en otros lugares al menos que el ser humano se da cuenta del impacto que tiene en el mundo que le rodea.
Como se observa en la fotografía de agua la mayor mas de agua que bañaba Uzbekistán, se ha reducido practicamente un 90%, limitandose a una franja al oeste del país. Las causas de este desastre medioambiental hay que buscarlas en las políticas de irrigación, aplicadas a partir de los años 60's dentro, en la época de la antigua Unión Soviética, y que ha propiciado el empeoramiento del clima característico de la zona afectada.
Lo que era un vergel, se ha transformado en un cementerio improvisado donde cientos de barcos practicamente desmantelados de su armazón, debido a los actos de pillaje, que han encontrado en el comercio del acero con el que están fabricado una buena parte de ellos y en la venta de los diferentes elementos tecnicos como chatarra, actividad de subsistencia precaria, que esta suponiendo un impacto ecológico brutal sobre la zona, debido a los inexistentes planes para realizar un desmantelamiento ordenando, dejando numerosos focos de contaminación.
Los mas siniestro de esta dramática situación es que algunos "emprendedores", han encontrado la forma de rentabilizar el desastre, convirtiendo en una especie de parque temático los fosiles de los barcos que permanecen imperturbables, mientras son fotogafiados por miles de turistas, que en muchos casos acaban adquiriendo a modo de souvenir, las reliquias extraídas de los barcos en estado de ruina y vendidas por sus saqueadores. Mo'ynoq ahora sufre los veranos muy calurosos e inviernos bajo cero, y los barcos abandonados sirven como un recordatorio constante de lo que la ciudad solía ser, y lo que podría suceder en otros lugares al menos que el ser humano se da cuenta del impacto que tiene en el mundo que le rodea.