La primera referencia que le viene a uno a la cabeza, cuando ve por primera vez las intervenciones de la artista holandesa Marjan Teeuwen. Son imagenes relacionadas con el artista Matta-Clark y sus Building cuts.
Al igual que este Marjan trabaja con arquitecturas deterioradas en fase de abandono y por lo tanto de carácter efímero, tratando el espacio y sus elementos estructurales como materia creativa con la que realiza instalaciones.
Que navegan entre la entropía y la contemplación de la materia como algo que se transforma. Aunque las coincidencias divergen en ese punto en el que trabajo de Marjan aborda la praxis expresiva como algo periódico y casual.
Proceso en el que los ciclos transforman su textura, composición y función estética modificando el discurso original del edificio donde se ejecuta. Donde las incisiones geométricas sirven para construir bloques uniformes de efecto masivo.
En unas obras donde los recursos artísticos son proporcionados por los residuos y objetos de reciclaje, así como minucioso proceso de elaboración. Conformando la identidad de cada estructura y atomizando su valor estético.
Con lo que la autora desafía los perjuicios y valores estéticos imperantes, utilizando un discurso estético minimalista que rompe con los canones académicos mas ortodoxos. Acumulando fragmentos de objetos en el espacio donde la perspectiva y profundidad de los volúmenes son contemplados como un recurso cosmético en mitad del caos.
En sus intervenciones el poder constructivo de se complementa con el de la destrucción y su deterioro y el orden del caos que provoca. En esencia su trabajo resume la condición humana. Para eso la artista cita al escritor ruso Dostoievski.
Que argumenta que superar esta polaridad está más allá de lo humano. Su narrativa nos invita ha profundizar en los excesos de la historia humana, estos excesos de violencia, y sus manifestaciones en la condición humana, forman la base de su obra.