Desde que en 2.006 investigadores del Instituto de Salud Infantil del Reino Unido dirigido por el doctor Paul Riley identificaran la proteína beta-timosina 4 y descubrieran su capacidad para regenerar tejido, movilizando células desde el exterior en este caso de un corazón que haya padecido un episodio de infarto cardiaco para restaurarlo, mucho se ha conjeturizado en relacion a las posibles implicaciones de su aplicación en otras afecciones.
Conocida su virtud para para reducir la perdida de células musculares cardiacas tras producirse un infarto, ahora lo que han conseguido los neurólogos Morris DC, Chopp M, Zhang L, Lu M y Zhang ZG, en un experimento realizado con ratones es desarrollar un fármaco con beta-timosina 4 que es capaz de regenerar neuronas tras producirse una lesión.
Como en el estudio previamente citado también se emplearon ratas a las que se le administro beta-timosina 4 después de tener un accidente cerebrovascular embolico, en el seguimiento que se realizo durante las siete semanas siguientes se observo, como la función neuronal experimentaba una mejoría notable, además de como la remielinización de los axones aumenta su actividad, contribuyendo a la regeneración de vasos sanguíneos
El mecanismo por el que la proteína beta-timosina 4 mejora la capacidad de regeneración neuronal, tiene que ver con el hecho de que activa la producción de ARNm para el receptor del factor de crecimiento epidérmico. Este receptor es un regulador clave de la expansión de células progenitoras y de la regeneración de tejidos en respuesta a una lesión cerebral, lo que confirma aún más el papel de beta-timosina 4 en la reparación del tejido celular a partir de células madre.