Serpenteando entre altos desfiladeros por momentos y debido a la profundidad, humedad de sus paredes y escasez de luz de algunos de sus tramos, el viajero puede experimentar una sensacion similar a la de estar en el interior de una cueva. Acompañado en todo momento por el rumor de la corriente que discurre violentamente en torrentes que rugen caudal abajo uno se puede llegar a sentir intimidado por un paisaje estremecedor a la par que sorprendente.
Aunque el ancho medio de los pocos mas de un kilometro y medio de largo de la garganta son de alrededor de diez metros, hay secciones del recorrido donde se puede tocar la escarpada pared que hay enfrente. Provocando una sensación de vértigo al asomarte al abismo que se abre a sus pies, provocando que reacciones agarrandote con firmeza a la barandilla que hormiguea entre tus manos.
Jalonados por cascadas que fluyen desde ambas vertientes tras completar la excursión en la que se invierte poco mas de 45 minutos se llega al punto de retorno, donde al caminante se le ofrece además de volver sobre sus pasos la posibildad de regresar utilizando el servicio de un pequeño tren que te conduce desde la localidad de Innertkirchen en un placido recorrido donde el paisaje brumoso del rió Aare es sustituido por los frondosos bosques helvéticos.
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Superando los recodos que salen al encuentro del caminante, Las gargantas del río Aare (Aareschlucht), ofrece una variedad de paisajes donde la escasa vegetación adheridas a sus casi infinitas paredes se completa con la presencia omnipresente del agua que ha moldeado sus oquedades a lo largo de cientos de millones de años.