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Jeanne K. Simmons, vestir el paisaje de humanidad

 



En buena parte de los autor@s o artistas adscritos al movimiento de Land Art se observa una constante que predomina como elemento no solamente estetico sino conceptual. Una constante que de forma no deliberada persiste en eludir la incorporación en sus proyectos, ya sean de factura interior.

O aquellos (los mas usuales), aquellos trabajos que tienen como ambito creativo el espacio publico o como suele ser mas natural y predominante, alguno de los muchos y diversos paisajes naturales o silvestres. Del cuerpo humano como elemento discursivo con el que articular un lenguaje expresivo.


Aunque de forma puntal se rompe esta norma (no escrita), incorporando algun elemento corporal en alguna actuación. Ya sea por coherencia o porque simplemente no se contempla la necesidad de que el cuerpo humano se hibride con los materiales de origen natural.

Que previamente han sido seleccionados por la autor@ para trasladar la síntesis de su obra al espectador. Que por otra parte lo que busca en una obra de Land Art es un reencuentro y comunión con su memoria y por lo tanto con su herencia natural y organica del paisaje y el medio natural.

Circunstancia que en esta sociedad hiperdigitalizada, tecnificada y artificial, provoca que como sujetos tengamos la oportunidad de abordar y recuperar el pulso de nuestro ethos mas trival a la vez que instintivo. Aquel que en esencia nos vincula a nuestro origen ancestral y mas animal.


Titulada Extensiones, una larga trenza hace de conexión y lo humano


Pero como en toda manifestación creativa hay excepciones y en el cada vez mas fecundo universo del Land Art, también existen figuras que sin salirse de los canones a los que obedece el genero. Si han logrado constituir una identidad artistica, en la que de forma mas o menos destacada la incorporación del cuerpo humano.

Como uno de los recursos semánticos mas identificativos en sus obras y que por lo tanto constituyen la medula espinal de su carrera. Representan un rasgo y detonante intelectual en el desarrollo de la practica totalidad de sus intervenciones.

En este sentido para mi uno de los referentes mas representativos es el de la artista Jeanne K. Simmons. En la que esta hibridación entre la naturaleza y el cuerpo humano esta mas omnipresente. Añadiendo a sus trabajos una sensación de movimiento.


El trabajo de Jeanne explora el rendimiento visual del paisaje expresando su mas profundo respeto por la tierra de la que considera que forma parte y con la que ha establecido algo que vas mas alla de un compromiso artistico y vital.


Y de encuentro entre el paraje y sus diferentes componentes naturales, y la espontaneidad del conjunto de los rasgos gestuales humanos a través de cuya mecanica y conducta nos relacionamos. Ya sea entre nosotros como individuos o con el resto de las criaturas, con las que queramos o no compartimos este maravilloso planeta, que tan generosamente nos alberga.

Declarada feminista y activista del movimiento LGTB, la artista nacida en la ciudad estadounidensd de New Hampshire, desde sus primeras obras coincidiendo con los ultimos coletazos de su formación en la Maine College of Art, donde obtuvo un BFA en escultura en 1991. Ha mostrado estas cualidades compartidas por la humanidad y la naturaleza.

Pero no es hasta que en el transcurso de la ultima de la esta segunda decada de este siglo cuando Jeanne se traslad con sus tres hijos a lo localidad del medio oeste Port Townsend. Cuando en sus primeras incursiones en la practica del Land Art, con titulos como Grass Cocoon o Ivy Dress, ambas facturadas en (2018).

Lace Skirt un vestido que surge de lo que emerge de la tierra

Donde Jeanne nos muestra ya su descarnada delicadeza a la hora de utillizar los residuos forestales que recoge en su entorno mas proximo. Y con los que confecciona patrones y un out-fit muy singular, con los que viste a sus modelos, creando paisajes liquidos y efervescencentes.

Que invitan a invitan a la reflexión acerca de lo ajeno que nos resulta la naturaleza. Fenomeno al que ha recurrido a lo largo de prácticamente toda su corta pero intensa carrera.  En obras mas elaboradas a la vez que simbolicas como como Women  o Extensions fechadas en plena pandemia.

Y en las que sin renunciar a la delicadeza poetica de la que ha hecho gala hasta ese momento, les añade un enfoque en las que las protagonistas son por una parte la plasticidad y en un sentido mas hormonal la raiz que penetra hasta lo mas profundo de la tierra. 


Jeanne desarrolla una especie de intimidad, basando su práctica en este sentido de familiaridad. Incluso puede empezar a sentir que nosotros mismos nos hemos convertido en parte de ese lugar, y es este sentimiento lo que le inspira.



Buscando, quizas, una oscuridad luminosa que se convierte en un mensaje esperanzador. Siendo esta antitesis, una tónica que le ha acompañado en cada uno de los proyectos que ha emprendido desde entonces. Y con los que establece una fuerte conexión con su entorno.


Criterios con una postura concruente y casi militante con los que nos  desafia a traves de una serie de obras como; Lichen Wedding, Mario with Quilt in Cedar Grove o Self-Portrait with Gloves (2024). Propuestas en las que emplea el paisaje como un vestido en las que el matiz elegante con un toque barroco se deja entrever. No solamente en sus obras realizadas en campo abierto, sino en aqullas mas modestas y en otros formatos destinadas a ser expuestas en galerias.










Jon Foreman convierte el paisaje en un mensaje zen


La forma de la espiral en la práctica artistica ha sido un elemento que se ha representado desde tiempos remotos, pudiéndose incluso encontrar muestras en algunas de los primeros antecedentes de arte rupestre. 


Un símbolo realizado con pigmentos naturales. Cuyos trazos más o menos perceptibles han llegado hasta nuestros dias, y culturalmente tenían una interpretación relacionada con la infinitud del ciclo de la vida. Se ha descubierto restos de espirales en el arte megalítico, que formaban parte de lo que parecían ceremonias de duelo.

Con las que sus participantes invocaban el deseo del que difunto completara el ciclo de nacimiento-muerte-enacimiento. Además la presencia del símbolo de la espiral se ha vinculado con el Sol, como principal y casi único creador de vida al cual se le demandaba que fuera generoso con las cosechas. 

Un símbolo cargado de misticismo que ha superado la prueba del tiempo perdurando a lo largo de la historia en sus diferentes versiones representadas en función de las características de la comunidad o clan que lo acogía como parte de su iconografia. Manifestación primigenia que fue evolucionando a lo largo de todo tiempo hasta llegar prácticamente hasta nuestros dias.

Quizás sea por su seductora e hipnótica forma que guarda una proporcion simétrica la cual llega a reflejar rasgos de la personalidad de aquel que la incorpora como motivo. Uno de los ejemplos más notables es el iconico pintor impresionista Vincent Van Gogh. Quien más o menos recurrente  la incorpora dentro de sus cuadros. 

Que abordo el concepto de espiral desde diferentes perspectivas, pudiéndose observar a pocos que te fijes en varias de sus obras. Quizás el ejemplo más notable sea el que se puede contemplar producto de las pinceladas que dan forma a los diferentes elementos narrativos de la composición titulada La Noche Estrellada.

En Fluidus su autor crea una Medusa con piedras en una playa de Gales

Ejecutado a partir de pinceladas violentas a la vez que luminosas que expresan a través de las sinuosas curvas espirales la transparencia espiritual de su autor. Formas ondulantes que crean una sensación de movimiento y misterio casi mágico que parece arrastrarte al interior del cuadro trasladandote a otra dimensión. 

Pero aquí no es la intención profundizar en cómo abordo el genio holandés esta técnica y como la aplico a lo largo de su intensa y en ocasiones dramática trayactoria. Sino de comprobar cómo paradojicamente este símbolo aparentemente  sencillo y curvo se ha convertido en una de las formas más recurrentes en una corriente relativamente reciente como es la del Land Art.

Y más concretamente como la ha contemplado y aplicado uno de los últimos referentes de este joven movimiento artistico. Una figura la del creador galés Jon Foreman. Que a pesar de no superar el par de décadas de trabajo ya ha dejado constancia, de que su estilo aunque se puede considerar ortodoxo dentro de las fronteras estéticas y conceptuales.


Jon Foreman, un artista galés que crea obras de Land Art en paisajes inesperados y casuales. Su técnica se basa en la creatividad que busca en elementos naturales que encuentra en su entorno y su rendimiento. 


De lo que se podría valorar (salvo matices), como el Land Art más militante. Pudiendo recordar la mayor parte de sus obras, tanto las efimeras como aquellas que han perdurado hasta nuestros dias. A autores que mencionados o no como influencias por el propio Jon.

Si mantiene una constante en su diseño y materialización que de alguna manera las hace deudora de la espiral, como uno de los mecanismos espresivos y notorios en sus actuaciones. Actuando como detonante e inspiración en la consecución de sus intervenciones.

La mayoría teniendo por escenarios espacios abiertos localizados en paisajes naturales, como las que ha ejecutado en los alrededores de la localidad de Pembroke cuya herencia marínera sin duda ha moldeado la obra de Jon. El nombre de la ciudad, al igual que el del condado (Haverfordwest), proviene del Cantref de Penfro, que significa Fin de la Tierra o cabeza de tierra en galés.  

Una de las versiones de Expedituo Dúo realizada en el borde de la playa parcialmente sumergida 


Términos grandilocuentes que también son del gusto Foreman que los aplica en esculturas cuyas formas caprichosas y simétricas, estructuras de patrones minuciosamente elaborados que podrian haber sido diseñadas por la inteligencia mas sofisticada y refinada producto de la evolución natural.

Obras como Expletio Duo o Lúmenes que datan ambas del cercano de 2021 y que tuvieron como entorno propicio las playas de la cercana Freshwater West. Se trata de piezas que visualmente presentan características singulares, si en el primer caso la estructura consiste en un conjunto que se compone de tres partes que dibuja sobre la arena una sola espiral seleccionando piedras cuya paleta de colores se traducen en un fractal. 


En la segunda versión unos pocos más allá, en otro punto de la misma playa presenta un patrón y escala muy similar, la única diferencia es que las piedras estaban previamente colocadas planas. Creando la sensación de movimiento proyectandose en el espacio hacia el exterior a medida que se dispersan.


Las esculturas espirales de Jon Foreman transmiten y crean un atmósfera contemplativa actuando sobre el territorio elaborando una narrativa en la que el paisaje recupera su aspecto mistico.



Hace un año nos anuncia el cierre de la trilogía con una pieza titulada Espiral Druida, la cual se creó en una de las playas de Druidston. Composición más austera que fue realizada con piezas de pizarra, siendo la que más similitudes guarda con una obra totemica y pionera en los inicios del Land Art. 


Inspirada por la pieza titulada Spiral Jetty, de 1970, estamos por lo tanto ante una obra precursora y por lo tanto experimental firmada por Robert Smithson. Se trata de una espiral de grandes dimensiones en la que emplearon materiales encontrados en su entorno como rocas, grandes cantidades de tierra además de las algas que se encuentra en el fondo del Gran Lago Salado de Utah, siendo una pieza totemica que trasciende más allá de lo natural simbolizando la idea de infinito una del piedras angulares sobre la que se creó el movimiento.




Admirador de creadores contemporáneos como James Brunt, Michael Grab, Richard Long, and Andy Goldsworthy. Cuya influencia podemos ver en trabajos de lo que se podría considerar su segunda época, en este contexto de madurez intelectual creativa se podrían mencionar obras más elaboradas.


Como las tituladas Creciente en la que el objeto de su inspiración es una de las fases de la Luna, que extendida sobre la arena cobra otro sentido cuando las aguas del mar inundan los recovecos entre las piedras. O Dissicio Quadratum escultura en la que rompe momentáneamente con la curva para tratar una figura geométrica cuyos lados rectos un rombo casi perfecto.

Ya en Fluidus de 2022 Jon se atreve a perfilar una figura en este caso de una especie marina. Empleando piedras de diferentes tamaños a las que tras pintarlas parcialmente, las transformo en los tentáculos de una juguetona medusa de las muchas que durante los días de calurosos de verano se que se acercan a la costa en busca de alguna presa incauta.


Andy Goldsworthy, los mecanismos de transformación del paisaje

 


Aunque apenas les separa una distancia de unos cuantos kilómetros, presentando la misma composición paisajistica, con los elementos y matices que se pueden observar en las highlands escocesas. 


Un entorno natural rudo y húmedo en el que predomina la abundante vegetacion, el cual se alterna con grandes extensiones de terreno llano producto del azote del viento por lo que apenas se pueden ver unos cuantos matorrales aquí y alla. Un fuerte contraste que también se percibe en las dos pedanias que han marcado del  pionero del Land Art el artista Andy Goldsworthy


Y es que tanto Galloway como Langholm en el condado de Dumfriest, están moldeadas por los mismos mecanismos y ciclos naturales. Pudiendose contemplar desde prismas y ópticas muy similares, no habiendose modificado su patrón tanto paisajistico,  como cuando te adentras y visitas sus edificios, caminando sobre el empedrado de sus calles y te das cuenta de que los materiales empleados en la construcción de sus escasos edificios.



Algunos de ellos con más de trescientos años de antigüedad, son prácticamente los mismos. Como los conocidos como molinos de lana, cuya aparición desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la region, convirtiendose en una característica importante de la ciudad. Y cuyo contorno ha servido de inspiración para que creará una de las obras más definitoria de su trayectoria, pieza titulada Stepends Farm, hecha en el año 2000. Perteneciente a su etapa más madura se trata de una intervención en forma de piña. Pieza con la que este estudiante de ingenieria agronoma que al final se decidio por aventurarse por los caminos inexplorados y sinuosos de un movimiento como el Land Art, que provocó que en las postrimerias de la década de los años 70ˋs  del siglo pasado inagurase su propio museo al aire libre.


Un proyecto que forma parte de su legado en el que ha construido una narrativa creativa cuya identidad se ha ido sedimentando hasta convertirse en uno de los referentes e icono de una de las más "vanguardistas" y manifestaciones creativas. Sin cuya presencia e influencia no hubiera sido lo mismo, modificando sustancialmente el discurso y los antecedentes sobre los que ha establecido un trazado evolutivo muy definido.


Tanto desde una perspectiva estética como conceptual, siendo una pieza clave en esta breve pero intensa historia la contribución y aportación de este singular artista nacido en Cheshire, Inglaterra, Goldsworthy creció en West Yorkshire y a partir de los 13 años, comenzó a trabajar en el ambito agrícola cuando no estaba en la escuela. Su familia le introdujo en la agricultura cuando era muy joven, lo que comenzó a estimular su gran interés por la naturaleza, así como el cambio de las estaciones. 


Nidos, mandalas y espirales también han sido motivos que ha utilizado de forma recurrente en sus obras

Esta experiencia laboral en la naturaleza le permitió desarrollar una aguda conciencia y comprensión de su entorno, así como una apreciación de las características fugaces de los diferentes paisajes. Desde entonces ha contemplado la naturaleza como un territorio cuyo rendimiento desde una praxis artística no solamente se puede percibir como un ejercicio.


Sino que sirve para crear conciencia y compromiso con un medio que cada vez nos resulta más ajeno y distante. Habiendo sido considerado como un lugar lleno de peligros y amenazante, por lo que hay que tratar de domesticarlo a toda costa o cuando menos eliminar aquellas especies que pueden suponer un "peligro" para nuestra supervivencia y prosperidad.


Una etapa de su vida en la que la rutina en los campos de cultivo alternaba con sus primeras incursiones como creador haciendo pequeñas esculturas o nidos a base de apilar ramas. Obras de las que apenas constancia salvo algún documento grafico. Pero que a  Goldsworthy le suposo una fecunda adquisición de conocimientos y habilidades que posteriormente reflejo a lo largo de su trayectoria.



El planteamiento de Goldsworthy desde una perspectiva artistica siempre ha sido experimentar, sentir y comprender la energía que fluye de la naturaleza antes de crear cualquier cosa. Una vez hecho esto, pasa a usar esta energía para hacer una obra de arte de belleza efímera. 


Pero mucho antes de que se embarcará en la realización de encargos tanto a nivel institucional como privado Goldsworthy se matriculo en 1974 en Bellas Artes en el Bradford College of Art, actividad académica que no se prolongó más allá de un año. Tras finalizar esta breve pero intensa estapa asistió a la Universidad de Central Lancashire.


En esta ocasión el periodo se alargó desde 1975 hasta 1978, gradúandose finalmente y obteniendo la licenciatura. Paralelamente a su asistencia Goldsworthy definía sus inquietudes artísticas familiarizandose con algunos de sus coetáneos que mostraban pautas de trabajo similares a la suya. Nombres como los de los de Hamish Fulton y Richard Long que formaban parte de una comunidad de artista que seguian una filosofía ambiental en sus pautas artisticas


Toda una serie de eventos y antecedentes que propiciaron que Goldsworthy descubriera su deseo y pasion de interactuar con la naturaleza para crear en vez de verse recluido y confinado en un estudio. Tímidos acercamientos al Land Art que se traducen en una serie de piezas de menor calibre. De las cuales ya no quedan nada y que tuvieron como escenario Morecambe Bay, pues al ser creadas en la orilla cerca de la incesante marea desaparecían a los pocos días de ser elaboradas.


Roof es uno de los conjuntos escultóricos de Andy realizados para interior y que se puede visitar en West Yorkshire Sculpture Park en Wakefield, UK 


Pero es en su residencia definitiva en Galloway a la que se traslado en 1986 en la que el artista comienza a crear su propio universo creativo, es allí en el sur de Escocia en una pedania ubicada entre cuatro colinas en el valle del río Esk. En la que Goldsworthy conoce la historia del Clan Armstrong y su descendiente más famoso que es Neil Armstrong, el primer hombre en caminar sobre la Luna. 


Una efemeride que no deja de ser una anécdota en la biografía y detonantes artísticos de Andy, pero que de alguna forma le influyen pasando a formar parte de su paticular universo de mitos que de vez en cuando afloran en sus intervenciones. Las que cada vez son más prolíficas no solamente en su entorno mas proximo, sino en lugares mucho más distantes y a escala global.


 

Donde encuentra su propia incubadora creativa en la que poder crear piezas cada vez más ricas en detalles a las que incorpora su otra gran pasión, la de la fotografia. Que utiliza Incorporandola como testimonio documental, convirtiéndose en la mayoría de los casos, como una única prueba tangible de que sus esculturas existieron, aunque solo sea por un momento fugaz. 


La obra del artista Andy Goldsworthy describe la rutina natural y sus mecanismos orgánicos a través de crear identidades con las que poder empatizar de forma rítmica como para quedar completamente absorbida en su propuesta visual. 


En este sentido se trata de una medida coherente en el contexto de que las actuaciones Goldsworthy se definen en la mayoría de los casos por su brevedad. Ya que no son proyectos que no nacen de un deseo de crear arte, sino que representan la vida y la necesidad de darse cuenta de que las cosas por su naturaleza presentan una vigencia en el tiempo más o menos perdurable.



Obras en las que recurre a elementos naturales como la nieve o el hielo, las hojas de una diversidad de arboles, ramitas, hierba, e incluso barro o arcilla con el que moldea alguna de sus esculturas. Materiales ligeros que emplea mezclándolos con adornos, colmenas y cúpulas hechas de piedras, o delicados patrones de hojas que se han colocado sobre el agua. 


Al crear sus esculturas en medio de la naturaleza, Goldsworthy permite que sus obras crezcan y se descompongan según el curso de la naturaleza, con las que pretende reflejar no solo la geografía, sino su biografía tanto individual como colectiva.


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En 1985. Fue allí que comenzó a producir obras que se inspiraron en referentes del movimiento como Robert Smithson. Al que ya alusión hice aunque de forma muy suscinta en esta entrada (que podéis leer AQUI). Y que pretendía hacer un bosquejo sobre la vida y obra del artista y también coetáneo Charlie Baker. Teniendo como a una de sus máximas influencia a Smithson.


Una de las fotografías que forma parte de la serie titulada Hands, en la que el autor muestra un ramo de espigas de trigo


Entre la fecunda obra de Andy Goldsworthy que cubre un arco temporal de casi cuarenta años de trabajo, cuyo breve recorrido se podría comenzar por hacer alusión a una de las últimas obras. Titulada Hands, se trata de una serie de fotografías en las que el autor compara el paisaje con uno de los elementos que elementos que forma de ese paisaje concreto y que sostiene en una de sus manos. Siendo un perfecto de lo que simbolicamente representa en términos de discurso su obra. Respondiendo a la pregunta de cuál es la causa por la que un territorio silvestre se ha transformado en un cultivo concreto debido a la intervención del ser humano.


Hecha de piedras apiladas Floodstones Cairn es una instalaccion que es un homenaje a los muchos tomulos cónicos que se construían en irlanda y Escocia teniendo una función sepulcral 

Una preocupación que muestra desde sus inicios y que se observa en buena parte de su obra. En otras esculturas más totemicas sin embargo Andy se orienta por recuperar antiguos y primitivos antecedentes arquitectónicos, como es el caso de sus apilamiento de rocas titulado Floodstones Cairn que se puede visitar en la propiedad de Kentuck Knob. Un sitio peculiar en el que también se puede visitar uno de los más representativos proyectos del arquitecto Frank Lloyd Wright y que se encuentra en las proximidades de la localidad de Fayette County en el estado norteamericano de Pennsylvania  


Durante la década de 1980, las piezas de arte de Andy Goldsworthy utilizaban principalmente nieve y hielo, creando obras como Icy Arch o Arco de hielo (1982), Icy Ball o Bola de hielo (1985), Icy Start o Estrella de hielo (1987). La belleza de estas esculturas de hielo residía en observar los mecanismos por los que los bloques de hielo se acababan por derretir. Dejando constancia de que nada es perdurable, una vez que una pieza ha sido definitivamente alterada por la naturaleza, Goldsworthy posee la entereza de asumir su finitud abandonando el lugar donde ha estado trabajando.


Una sombra de un sujeto producto del agua de lluvia se dibuja sobre el la tierra rodeada de piedras humedas 


Pero es en Rain Shadows o Sombras de lluvia pieza creada en 1984, la que supuso un punto de inflexión en su carrera, marcando el comienzo de la fascinación de Goldsworthy por crear en espacios abiertos recurriendo a los materiales que le asaltaban en el camino. En este caso se trata más que de una obra, de una experiencia. Para la que el autor se interno en el bosque y se tumbo en un claro contemplando como la lluvia tenue se intensificaba. Efecto que provocó una sombra que proyectaba su cuerpo sobre el suelo rodeado de hojarasaca y el cual destacaba entre la tierra mojada.

El árbol cercado de Hanging Tree nos construye un relato que de forma anónima nos describe su historia en clave de biografia

Ya para finalizar mostraros una obra que me entusiasma y que a mi juicio sintetiza el credo sobre el que gira su trabajo. Titulada Hanging Tree de 2007. Estamos ante un altar en el que un ejemplar elegido al azar representa a un objeto de veneracion, transmutandose de lo terrenal a lo divino. Transformando el estatus del paisaje y los elementos que lo hacen posible y las reglas del juego, convirtiendo la quietud de la presencia anónima de un árbol ya caído en un hecho sagrado.


Monsieur Plant, el infinito retorno a la naturaleza

Hay dos formas de ver e interpretar las obras de Christophe Gunite conocido en el ámbito artístico como Monseiur Plant, de cuyo sugestivo trabajo ya os hablé desde NQ en este link hará cerca de tres años. 


Están aquellos que forman parte del grupo que piensan que sus obras son simplemente reflejo de una sociedad etno-antropomorgica e hipermodernista reflejando su necesidad de domesticar su entorno natural. Hasta convertir los paisajes y sus ecosistemas, en espacios que les deje transmitir cierto grado de amenaza y de inseguridad.


Este matiz se aprecia en esculturas que casi llegan al paroxismo de la humanización a través de apropiarse de iconos de la cultura Pop, tan reconocibles como Dark Vader. Cuya caracteristica y casi mitológica armadura, utiliza para camuflar su vergüenza ante el genocidio medio-ambiental que se está produciendo a su alrededo. Y que el señor Plant gestiona poniendo el acento en la denuncia y denuhumanizacion que paralelamente observa ante una naturaleza que agoniza vulnerable e indefensa, debido a la presencia y voracidad del ser humano y su civilización en proceso de "evolucion".


Para otros sus esculturas son como un minotaur os sofisticados y contemporaneos, donde se mezclan rasgos y contornos humanos con las anatomías orgánicas propias de la naturaleza. Representando narrativamente y visualmente el mensaje creado por la aparición de una especie híbrida maquina-humano. De un nuevo mesías encarnado en la persona de Monseieur Plant. De hecho la primera parte de su seudónimo significa monseñor en castellano, terminó eclesiástico que se aplica como una deferencia hacia ciertos miembros del clero perteneciente a la curia.

Este esfuerzo por crear un vínculo y una comunion entre el ser humano y la madre tierra se observan en otro tipo de propuestas donde crea híbridos con miembros corporales humanos y elementos vegetales como por ejemplo una variedad de troncos arboles. Esbozando pequeños actos de cordialidad que provocan una ternura inmediata e incluso llegan a conmover al que las contempla.

Queriendo emular a estos brazos y manos huérfanas y sustituirlos por abrazos reales, buscando, quizas una protección y un poco de ternura. Intervenciones pertenecientes a su faceta como artista de Land Art, y  con las que que ha ido ampliando su repertorio. Si al comienzo se trataban de objetos inanimados como los clasicos ordenadores de sobremesa fabricados por Apple en las década de los 8 0´s y  9 0´s del siglo pasado.

Brazos recubiertos de musgo se entrelazan con el tronco de un árbol creando uno

Que parasitaba con todo tido de plantas hasta que lograba modificar la función de este ordenador a los ojos de sus usuarios. Proceso de customization natural para los que también utilizo diferentes modelos de calzado deportivo de la archiconocida marca Nike, en las cuales anidaban restos de vegetacion menuda hasta ocultar el material original con el que estaban fabricadas. 


Piezas que han incrementado sustancialmente su cotización años después de haberse creado convirtiéndose en obras codiciadas por la comunidad de coleccionistas. Que valoran tanto estéticamente como conceptualmente unas piezas que transitan de lo más pretencioso o bizarro de la cultura Pop, a propuestas que invitan a reflexionar sobre la vigencia y la percepción de uno mismo como sujeto dependiendo del contexto en el que se formalice.

De esta etapa se pueden citar las series Just Grow It | Grasshopper o Plant Your Mac. A las que también se les pueden añadir otras como Spinplant por la que transforma el plato de un viejo tocadiscos en un macetero inprovisado o la que hizo como encargo para una de las ediciones We Green Festival. Titulada Wild Hot Rod, por la que muda el fuselaje metalico de una vieja furgoneta en una cobertura totalmente verde. 


El desafio de sus imágenes radica en su complejo mensaje. Desconectar de una sociedad artificial y materialista y volver a la naturaleza, creando piezas que destacan por sus elementos naturales donde la parte tecnológica se camufla o desaparece modificando la concepción que tenemos de ellas.

Acción con la que  satiriza el casi sagrado hecho de tener un vehículo privado, dejando en evidencia su status como objeto de consumo imprescindible. Crítica implícita que repite en Les Mains Baladeus con otro modelo más "reciente", en este caso escoge una destartalada versión de una furgoneta de la gama Renault a la que de forma sutil añade restos de musgo en lugares muy concretos, tanto en el interior como en el exterior del vehículo.


E incluso en un ejercicio de osadía sin precedentes se atreve con una de sus adoradas tablas de Skate, deporte urbano del que es un consumado y ferviente practicante, ocultando totalmente las betas de madera con materia organica. Aunque mantiene el perfil original de la madera en Natural Skaboarding el que es perfectamente identificable como la un patinete, si logra el impacto visual y ese marcado contraste entre la forma pulida industrial mente y la trazada por la naturaleza.


En la actualidad estos prologemenos o fases intermedias a través de los que ha ido acumulando un poso que tras madurar finalmente se materializa en la adopcion de un discurso, que se podría calificar de contemplativo. En el cual se percibe la puesta en escena de un ritual con tintes animistas donde la devoción gira entorno a los ciclos que marcan los ritmos a partir de los que rigen la naturaleza, intervenciones en el que paisaje exterior pasa a ser un actor principal. 

En sus esculturas orgánicas crea formas y símbolos ajenos a la naturaleza


Si hasta ahora se ha observado una conjuncion entre la materia inanimado y la naturaleza, entre lo netamente artificial y su antitesis, una materia que precisa de metabolizar otros compuestos para poder adoptar la forma definitiva. Estos valores cuando cobran valor y forma artística en espacios abiertos se nutren de procesos metabolicos similares.

Aportando nuevas perspectivas estéticas adaptándolas a un marcó externo, y de este modo cambiar sustancialmente su mensaje  una amalgama de New Age, con aportaciones étnicas y cultura tribal. Ingredientes con los que Monsieur crea a partir de un cuerpo central un alegato a favor de un retorno a la naturaleza respecto a la que cada vez estamos ajenos y distantes. 



No es tanto que a través de sus intervenciones paisajisticas puedas ver el futuro, pero si sabes interpretarlas puedes predecir algunos efectos con una precisión sorprendente.


Para eso crea una simbiosis entre el lenguaje corporal y la anatomía física, en las que participa tanto las ramas de los árboles como diferentes partes del cuerpo humano (como ya hemos dicho más arriba) principalmente brazos y manos. Que como tenazas se adhieren a las cortezas que cubren los arboles, para finalmente mimetizarte con estos sellando una especie de acuerdo mutuo, por el que ambas partes quedan obligadas a cuidarse una de la otra.




Estos parámetros conceptuales se observan en su serie titulada The Hug (el abrazo), de la cual Monseieur ha realizado varias versiones tanto a pequeña escala como la titulada The Forest of Dean Sculpture Trail, donde sólo participan dos manos que apenas pueden abarcar el diámetro del arbol. Como en aquellas donde la suma de manos se multiplican creando una comunidad más vigorosa como en las más recientes tituladas Ferra Botánica o Château de Seneffe.

O las primeras versiones como las que completo en 2019 con motivo de la exhibición celebrada en la localidad francesa de Annecy, o su continuación titulada Louvre-Lens. Intervenciones que según su autor simbolizan la evolución surrealista del ser humano hasta transformarse en un árbol. Absorbido finalmente por la "naturaleza" que ha recuperado sus derechos y dominio. En un último acto donde como colofon la naturaleza y el hombre se fusionan y se vuelven uno.