Las fotografías de Yoko Ishii de los ciervos de Nara diluyen las diferencias entre los humanos y los animales


La ciudad de Nara en el Sur de Japon, no presenta  en terminos sustanciales, ni arquitectonicamente ni socialmente significativas diferencias respecto a otras grandes urbes niponas.

Mostrando esa capacidad innata  que consiste en integrar en un paisaje donde tradicionalmente se han construído templos de culto budista o sintoista. Con nuevos desarrollos urbanísticos dominados por altos edificios. 

Y por lo tanto densas aglomeraciones de población y equipamientos,  que en principio podrían parecer incompatibles con la presencia de grandes manadas de ciervos que campan por sus calles como si formaran parte de su territorio natural.



CONVIVIENDO EN LIBERTAD EN LA CIUDAD
 
En concreto de una variante conocida como ciervo Sika, cuya presencia en buena parte de Asia todavía es relativamente alta, pese a que sus extensas poblaciones han sido diezmadas debido a su caza indiscriminada.

Sangría que en Japón y en concreto en la ciudad de Nara se ha logrado frenar, debido a que desde siempre se ha considerado un animal sagrado. Siendo venerado como deidad Sintoista o espíritu de la naturaleza Takemikazuchi.

Deidad que según narra una leyenda local llego a las puertas de la ciudad desde el confín del mundo, a lomos de un ciervo blanco, (aunque en la actualidad su pelaje es rojizo presentando los machos cornamentas cortas) lo que determina su estatus dentro de la manada.



CIERVOS SAGRADOS PASTANDO EN EL PARQUE

Que se distribuyen por toda la ciudad, aunque su presencia suele ser mas notable en santuarios de veneración como el de Kasuga o el Palacio de Heijo, templo que debido su cercanía con la ciudad fueron considerado por el fotógrafo Yoko Ishii  como punto lugares idoneos.

Donde capturar esta singular simbios y por lo tanto poder fotografiarlos en diferentes situaciones, todas en un contexto, donde la relación de los ciervos con un paisaje que en principio les resulta totalmente ajeno, suponiendoles un reto en términos de adaptación.

Pero que su autor nos muestra como desde un prisma donde prevalece la armonía entre los ciervos y el resto de los elementos con los que comparten espacios y recursos. Convivencia cívica que se constata en todas y cada una de las instantáneas.

Que formaron parte en principio de la serie titulada Beyond the border, y que finalmente se incluyeron como parte del volumen titulado Dear Deer. Un libro que destaca por su presentación visual caracterizado por su lirismo y atmósfera casi onírica, en composiciones donde el lector puede percibir la naturalidad de las relaciones que se ha establecido entre los ciervos y los residentes creando un espacio nautral de la ciudad.

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Las fotografías de los ciervos de Nara de Yoko Ishii, simbolizan la posibilidad de convivencia entre los animales y los seres humanos en un entorno urbano, donde el espacio y el medio adoptan conforman un ecosistema hibrido.



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