The Florence Experiment, arte y ciencia que nos acerca al universo emocional de las plantas


Si hay algo por lo que es mundialmente conocida la ciudad italiana de Florencia, es por ser considerada la cuna del Renacimiento, una época de esplendor, conocimiento y creatividad que a lo largo de dos Siglos, fusiono en una misma entidad lo mejor de la expresión artística y la investigación científica.

Legado que ha llegado hasta nuestros días a través de iniciativas tanto relacionadas con  el arte, a través de la extensa oferta de actividades y exposiciones que se organizan cada temporada, como de los cursos y conferencias de caracter científicp que se convocan a taves de la extensa graciasred de centros de investigación con los cuenta la región de la Toscana

Siendo uno de los mas innovadores el LIVN (International Laboratory Plant of Neurobology), instituto dirigido por el neurobiologo Stefan Mancuso, que se dedica a estudiar la expresión neural de las plantas en campos como el comportamiento, la inteligencia y la comunicación.


EL ESPÍRITU DEL RENACIMIENTO EN EL SIGLO XXI
 
Y cuyos reveladores y sorprendentes resultados están sirviendo para que poco a poco se modifique la percepción que se tiene del reino vegetal, pasando de ser considerado un ecosistema donde sus miembros carecen de capacidad para comunicarse y expresar emociones, 

A ser una comunidad que crea una identidad  cultural propia, a través de las relaciones que se establecen entre las diferentes especies de vegetales que la componen.

Sinergias que han servido para inspirar el proyecto titulado The Florence Experiment del artista belga Carsten Holler, y que se ha podido visitar hasta finales de Agosto. Teniendo como espacio expositivo las instalaciones del incomparable Palazzo Strozzi, obra arquitectónica cumbre del renacimiento italiano.

Construido en 1489 por encargo Filippo Strozzi, uno de los muchos rivales de los Medici, una de las familias mas influyentes de la época en todo Occidente y que tras muchos avatares se ha convertido en uno de los hervideros culturales de la ciudad.


DESLIZÁNDOSE POR UN TOBOGAN DE EMOCIONES

Siendo el lugar idóneo para albergar un proyecto cultural-científico que a pesar de su embergadura y su aparatosa logística, tan solo consta de dos instalaciones. 

De carácter inmersiva en ambos casos, en la primera parte, Carsten recurre a su mas conocido logro estético, para trazar una red tuberías que inicia su recorrido en la fachada exterior de donde se adentra hacia el vestíbulo hasta el patio interior donde se completa un ciclo. 

La estructura que reproduce la forma helicoidal del ADN sirve para medir desde un punto de vista lúdico parámetros como la fotosintesis o las fluctuaciones emocionales de las plantas a nivel molecular, que se producen en función de las exaltaciones que provocan los visitantes al deslizarse por las tuberías.

La segunda parte alberga el experimento emocional de la muestra, instalada en uno de los salones, se trata de una pequeña sala que alberga un proyector de cine y que ha sido acondicionada con un aforo de butacas, donde el espectador experimenta diferentes estados de animo dependiendo del argumento de la película.

Emociones que según Mancuso dependiendo de su intensidad y origen producen diferentes reacciones químicas, que repercuten a su vez en la expresión emocional con las que sin ser conscientes están vinculados entre si y con las plantas.  

  
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The Florence Experiment analiza  arquitecturas orgánicas con diferentes cargas emotivas  conectando los espacios internos y externos con el objetivo de ampliar nuestra comprensión ecológica de nuestro entorno natural.



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