Chinguetti, viaje a las librerías ocultas del desierto del Sahara en Mauritania


El Sahara comprende un vasto territorio equivalente a veinte veces la superficie de España, en el que no solo las visiones pueden desorientar al viajero mas avezado, sino los muchos tópicos que lo reducen a un lugar ardió y estéril practicamente deshabitado.

Y carente de historia afirmaciones que distan mucho de ser reales como lo demuestran aldeas como Chinguetti que parcialmente oculta por las arenas del desierto. A día de hoy y  tras mas de diez siglos desde que la fundaran unos mercaderes, que la convirtieron en una de las ciudades mas florecientes economicamente de lo que hoy se conoce como Mauritania.

Conservando uno de los patrimonios mas ricos y a la vez desconocidos pertenecientes a la cultura Islámica, y que haber sido sometido a mil avatares ha llegado hasta nuestros días, en forma de miles de escritos compuestos por manuscritos en forma de papiros, tablillas y legajos. 

Que como incunables han sido preservados en alguna de las treinta bibliotecas que todavía se pueden descubrir recorriendo su intrincada y polvorienta red de callejuelas. Y que son las supervivientes de una red de alrededor de cien bibliotecas con las que llego a contar en su época de máxima de expansión.


Cuando Chinguetti según diferentes crónicas de la época  contaba con censo de hasta 200.000 habitantes convirtiéndose en un punto importante de peregrinación religiosa y foco intelectual. 

Argumentos que propicio que se creara una importante comunidad compuesta por eruditos pertenecientes a diferentes disciplinas, cuyo legado ha resistido el paso inexorable del tiempo  hasta la actualidad. Estando disponible para poder  consultado  por cualquier especialista o viajero, acompañado por un entorno único donde los paisajes cautivadores del desierto se fusionan con la historia y el conocimiento, todo ello complementado con una excelente oferta gastronómica y cultural.

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 Chinguetti  es uno de esos lugares que permanecen en la memoria del visitante, evocador y en gran parte desconocido. Se trata de un destino donde los tópicos relacionados con una civilización y su cultura, se diluyen en cada paso que das hacia el pasado.



La arquitectura autóctona de los mayores sectores de la ciudad son características por la mampostería en seco rojiza y las casas de adobe, con techos planos de madera de palmas. Caracterisricas que tambien se observan en el edificio que alberga una biblioteca la que fue construida cuando la ciudad se convirtio en uno de los grande centros de peregrinacion del Islam junto a Medina y La Meca


Muchas de las casas más antiguas tienen puertas talladas a mano de árboles de acacia de los alrededores que han desaparecido por la tala desmedida. Muchas viviendas disponen de patios que, a lo largo de estrechas calles, conducen a la mezquita central. Detalles con denominación de origen por lo que su conjunto historico ha sido declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.


Hoy en día la ciudad es una especie de escaparate para la conservación de la biblioteca privada, y especialmente los franceses han prodigado mucha atención en sus primeros pasos hacia adelante en este sentido. Aunque solo son cuatro bibliotecas familiares; ls Al Habot, la Al Ahmad Mahmoud, la Al Hamoni y el Ould Ahmad Sherif. Están bien organizadas, catalogadas y abiertas tanto para visitas académicas como turísticas. De hecho, gran parte de los ingresos de la ciudad hoy en día provienen de tales visitas.

Navegar a través de la colección de 7000 artículos no es más que un vistazo de todo el archivo del país, que se cree que cuenta con manuscritos cercanos a 40000 de los cuales alrededor de tres cuartas partes escritos o recopiados localmente y el resto traídos de Fez, Túnez y El Cairo. La obra más antigua es una copia del siglo X de la historia mundial de al-Mas'udi Muruj al-Dahab wa Ma'adin al-Jawhar, escrito en piel de gacela. 


A diferencia de África del Norte y del Oeste, hogar de grandes "ciudades bibliotecarias" como Túnez, Fez y Tombuctú, Mauritania nunca tuvo grandes centros de población sedentaria. Sus cuatro ciudades históricas de caravanas, Chinguetti, Wadan, Walata y Tichitt, todos ahora declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


Hay textos tan básicos como el Sahih al-Bujari, una colección que reune las prácticas autenticadas y declaraciones del Profeta, copiadas y fechadas en el año 1872 por Hassan ibn Muhammad al-Sirfin, y una copia de las obras de los grandes poetas preislámicos producidas en el siglo XVIII por Asnid Ould Muhammad Najim en una escritura mayoritaria.





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