Bordalo II, el mobiliario como arte urbano y su contexto social

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oincidiendo con el cambio de año el artista urbano Bordalo II, ha comenzado ha realizar una serie de interveciones. En las que se observa un proceso rupturista con su etapa anterior. 

Que se caracterizaba por la realización de murales de carácter contumbristas, donde se retrataban en forma de caricatura estereotipas del lugar donde reside y con el que se relaciona. Y que Bordalo ha sustituido por intervenciones en tres dimensiónes.

Donde el mobiliario se convierte en la materia con la que se expresa. Convirtiendo en hilo narrativo unas veces con un resultado ingenioso otras mas elaborado y concruente, de una critica de la sociedad y sus automatismos. 


Y de la actualidad de un día a día que se materializa y se diluye de forma vertiginosa ante nuestros ojos, sin dejarnos margen para reflexión. Con la producción y el consumo excesivos de cosas, que resultan en la producción continua de "basura" y, en consecuencia, en la destrucción del Planeta, son los temas centrales de su producción. Esta "basura" se asume como la materia prima insólita y única que Bordalo utiliza en la construcción de piezas de pequeña y gran escala que ha extendido por todo el mundo y que, sobre todo, pretende ser el vehículo de un manifiesto universal.


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Los últimos trabajos de Bordalo II, reflejan la realidad de forma incisiva creando espacios para el debate, donde el arte urbano se alterna con la critica que pone el acento en lo social


Artur Bordalo (Lisboa, 1987) utiliza el nombre del artista Bordalo II, que eligió como homenaje a su abuelo, el pintor Real Bordalo, con el fin de promover una continuidad y reinvención de su legado artístico.

Su juventud tuvo lugar entre las horas que pasó en el estudio de su abuelo Real Bordalo, quien tenía una pasión incesante por las acuarelas y los óleos y retrató paisajes y escenas típicas de la ciudad, y las aventuras alrededor del graffiti ilegal en el inframundo de la ciudad de Lisboa.

Asistió al curso de Pintura en la Facultad de Bellas Artes de Lisboa durante ocho años, sin haberlo completado nunca, pero dice que estos años le permitieron descubrir la escultura, la cerámica, y experimentar con una variedad de materiales que le han distanciado de la pintura, que lo había llevado allí en primer lugar.





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