Elaborado a partir de los datos cartografiados por los sensores instalados en los satélites en órbita y pertenecientes a la NASA los biólogos Josef Kellndorfer y Wayne Walker pertenecientes a la organización conservacionista Woods Hole Research Center.
Han elaborado el primer mapa completo de los Estados Unidos, que nos muestra y mide el grado de densidad forestal en función del conjunto del territorio y de los estados que lo componen.
Supone el primer paso hacia la creación de un registro fiable, mediante el que realizar un seguimiento del estado en que se encuentran las áreas boscosas de norte americana, suponiendo un valioso instrumento de conservación.
El estudio en el que se han invertido seis años. Es posiblemente el mapa cuya calidad de imagen ofrece la más alta resolución y vista más detallada de la estructura de la cantidad de biomasa y su capacidad de almacenamiento de carbono jamas realizado.
Las áreas boscosas asignadas a una escala de 30 metros, o aproximadamente 10 pixels de visualización por cada hectárea de terreno. Dividieron el país en 66 zonas mapeando 265 millones de segmentos de superficie.
Los investigadores comenzaron con datos de la Misión de Topografía Radar del Transbordador, que voló en el transbordador espacial Endeavour. Con ese radar espacial, el USGS y el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA construyeron mapas topográficos de casi todas las masas terrestres de los Estados Unidos.
En 2005, Kellndorfer descifraba señales (las superficies de dispersión) en las ondas electromagnéticas detectadas por los datos de radar que revelaban la altura de la vegetación. Establecido la altura de las copas de los árboles, los científicos pudieron estimar la altura y densidad de las plantas leñosas, árboles y arbustos que cubren la superficie.
Pero esos números fueron solo el principio. El equipo de Kellndorfer combinó sus datos con la base de datos nacional sobre la cubierta terrestre, que fue construido a partir de imágenes satelitales Landsat de la superficie de la superficie. Examinaron la biología y la geología de su imagen. ¿Cómo afectan las diferentes elevaciones de la tierra a la altura y el grosor de los árboles? ¿Qué puede y no puede crecer a ciertas elevaciones?
La última pieza del rompecabezas era la fundamental. Kellndorfer reclutó la ayuda de Elizabeth LaPoint y sus colegas en el Inventario y Análisis Forestal del Servicio Forestal de los Estados Unidos. Los silvicultores federales mantienen un censo de los árboles de la nación, manteniendo una parcela de estudio por cada 6,000 hectáreas de bosque, y midiendo los árboles dentro de esa parcela al menos una vez cada cinco años.
Sin embargo, esas parcelas no están disponibles para su estudio directo por Kellndorfer o cualquier persona ajena al servicio, una salvaguardia para proteger la integridad del conjunto de datos y los derechos de los propietarios privados. Así que el equipo de Woods Hole preparó miles de conjuntos de datos con quince a veinte variables que LaPoint podría comparar con el inventario forestal.