El artista frances Florian Riviere concibe el espacio publico y el mobiliario que lo puebla como elementos para introducir dinámicas en las que la participación sea la característica principal.
Con esta prioridad y en este contexto las propuestas de Florián actúan en los lugares comunes transformando un paisaje urbano en desuso y esteril, en un lugar de alto rendimiento social y creativo. En el que sus beneficiarios aportan su granito de arena.
Con el objetivo de crear una diversidad de equipamientos de uso comun, como por ejemplo instalaciones deportivas, espacio didácticos o zonas verdes en las que poder organizar actividades lúdicas en las que el ciudadano participar dándole un nuevo valor a ese espacio publico.
Experiencias en su mayoria de carácter especifico y efímero exploran las posibilidades funcionales de la calle ampliando sus posibilidades de uso. Proyectos con los que enriquece esos lugares en principio estancos, añadiendoles ciertas dosis de humanidad.
La calle de esta forma amplia su status prestandose a la improvisación. El lugar de paso se transforma en un laboratorio de ideas, donde se puede experimentar y ser creativo, contribuyendo a crear mecanismos democráticos a través de los que los miembros participantes deciden cuáles son las medidas que se deben adoptar.
Florian Riviere se define como "hacker urbano". Estableciéndose desde 2008 a 2012, en la ciudad francés de Estraburgo donde creo colectivo el Créative Democracy. Inspirado por los hackers y la cultura urbana se centra en crear estrategias a través de la que estimular la participación ciudadana.
Sus intervenciones localizadas entre la expresión militante y el diseño del espacio público activista, poseen la particularidad de ser espontáneas.
Florian Riviere se define como "hacker urbano". Estableciéndose desde 2008 a 2012, en la ciudad francés de Estraburgo donde creo colectivo el Créative Democracy. Inspirado por los hackers y la cultura urbana se centra en crear estrategias a través de la que estimular la participación ciudadana.