Sofía es una mujer marcada por su pasado familiar del que trata mantenerse distante, hija única su núcleo familiar formado por un padre ausente debido a su trabajo la observación de escualos en el que es un experto y una eminencia de reconocido prestigio, del que solo recibe decepcionantes negativas, su madre desequilibrada emocionalmente por lo que esta sometida a un severo régimen de medicamentos, pasando largas temporadas en observación, completando este circulo encontramos a su abuela que trata de sustituir a su madre biológica dándole estabilidad, pero por el contrario solo hace que contribuir a su desorientación personal.
Esta situación se mantiene en edad adulta llegando un momento que se hace insostenible, traduciéndose en una vida personal que se desliza por la misma pendiente que la de su progenitora lo que solo hace contribuir a su malestar y frustración. Es a raíz de encontrar por casualidad la correspondencia privada de que su madre mantenía con sus afinidades afectivas, cuando comienza un vertiginoso y turbulento viaje interior y que supondrá un punto de inflexión en su vida, contribuyendo a encajar las piezas en un puzzle por el que acabara por encontrarse a si misma, reconociéndose en cada frase escrita en la lejanía por su madre con la que reconciliandose.
Esta situación se mantiene en edad adulta llegando un momento que se hace insostenible, traduciéndose en una vida personal que se desliza por la misma pendiente que la de su progenitora lo que solo hace contribuir a su malestar y frustración. Es a raíz de encontrar por casualidad la correspondencia privada de que su madre mantenía con sus afinidades afectivas, cuando comienza un vertiginoso y turbulento viaje interior y que supondrá un punto de inflexión en su vida, contribuyendo a encajar las piezas en un puzzle por el que acabara por encontrarse a si misma, reconociéndose en cada frase escrita en la lejanía por su madre con la que reconciliandose.
Quién sabe por que algunas ficciones tienen el poder de concentrar nuestros temores aunque no se sostengan en realidad. De hecho algunas corren el riesgo de convertirse en verdades con mayúscula, sin tener nada que ver con la verdad.
Resulta menos fuerte el impacto de la ballena de Meville si uno sabe que las ballenas se alimentan de krill. No. Lo mismo ocurre con la aleta de tiburón a ras del agua. Es una promesa de muerte, que hasta a mi me da escalofríos. No me sirve de nada saber que los tiburones no nadan así casi nunca, salvo si se hallan en aguas demasiado bajas. La aleta dorsal tiene una función muy precisa, sirve para mantener el equilibrio.