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Tim Norris, nos muestra el camino de retorno a nuestro origenes organicos tras finalizar la espiral de domesticación


No es habitual encontrar creadores de Land Art. Que al componente estetico de su propuesta le añadan un valor funcional que modifique su significado.

Aunque ya podeis vislumbrar de que en algún momento, cuando se reunieran los requisitos y detonantes se empezarian a publicar contenidos de esta incipiente corriente como una manifestación de su evolución natural. Una practica que por otra parte y conceptualmente, quizas sea la primera y unica actividad humana que no ha contemplado la naturaleza asi como todas las criaturas que lo habitan. 

Como un entorno que suponga una amanaza, o despierte algún temor o represente en todo caso alguna incertidumbre que suponga algún problema para los seres humanos. Sino que los artistas que actuan sobre el terreno, ya sea in-situ o elaborando piezas previamente en su estudio para posteriormente trasladarlas definitivamente al emplazamiento definitivo.

En el cual, ya sea de forma efimera (algo que sucede la menor de las veces). O como en la mayoria de ocasiones de manera definitiva opera interveniendo sobre paisaje, no solamente desde una optica visual sino reformulando el entorno o mas bien y de forma mas precisa incorporandose como un elemento mas a su metabolismo.

Sin que por ello suponga su presencia un impacto medio-ambiental que altere en alguna medida su frágil equilibrio ecológico, (al menos claro esta sustancialmente). Sino que mas bien tanto en el plano simbólico como ontológico se muestra como un gesto de comunión que obedece a algo mas que a una pauta orgánica.

Y que alguna forma restablece los vinculos seriamente degradados con la madre tierra, tras miles de años de maltrato por parte de la peor versión de la mayor parte de los seres humanos que han habitado hasta este momento este hermoso y singular planeta que de forma tan generosa o incauta (según se mire) nos alberga.

Arriba la obra titulada Hábitat en Darmstadt, Alemania. 2014, a continuación su autor posando en la pieza que lleva por nombre

Y que lamentablemente y hasta cierto punto de forma incomprensible, y casi obscena, se muestra en sus horas mas bajas y precarias. viendo como se consumen sus cuantiosos recursos hasta la extenuacion. Hecho que en síntesis no supondría el mayor problema, a no ser por un pequeño detalle.

Que esta acumulación de incoherencias por parte de una conducta irresponsable a la par que contraprudecente por parte de una buena parte de la población humana, que ha parasitado todos y cada uno de los continentes que se pueden estimar como habitables. Pone al borde de la extinción a su propia civilización.

Episodio desalentador y poco gratificante y que gracias a identidades creativas como la de Tim Norris, con cuyas intervenciones y esculturas al menos consigue atenuar la sensación de que a pesar de que se cuentan con las herramientas, el conocimiento y la experiencia que permitirían revertir las consecuencias de esta situación critica.


Tanto la forma, como el tamaño y los materiales seleccionados estan dictados por su entorno, por ejemplo, la elevación del terreno,  las características de los árboles y la calidad de la luz. Aplicando estos criterios su autor nos invita a vivir una experiencia por la que tenemos la oportunidad de recuperar nuestro vinculo con la naturaleza y sus paisajes.

Parece que la inhaccion y la desidia por parte de las autoridades y de todas aquellas entidades ya sean pertenecientes al ambito administrativo o al tejido asociativo, con competencias e influencia real efectiva como para impedir el colapso de la diversidad de ecosistemas que configuran el planeta que compartimos.

Puedan hacerlo o simplemente debido a presiones e intereses principalmente economicos se hayan planteado siquiera intentarlo. Y nos sumergen en un conjunto de propuestas que conforman una trayectoria artistica, que desde sus inicios en los albores de este Siglo XXI.

Desarrolla una narrativa que sin renunciar a aquellos canones y rasgos que han forjado un estilo por otra parte aun se encuentra en sus primeras fases, tanto estilisticas, como formales e intelectuales como la de la practica del Land Art y su enorme potencial. No solamente desde un enfoque meramente artistico, sino social.




Pieza hospedadora e iniciatica titulada Coppice Seat

Sobretodo en el plano combativo creando foros en los que el debate, el compromiso y el activismo de sus participantes sean uno de los valores fundamentales a partir de los que se generen dialogos en los que nuestro respeto y concienciación respecto a los seres con los que convivimos sea la guia que nos permita hacer camino juntos.

Y que ya sean en las piezas que forman de su primera epoca como en Spiral Coppice Arch que está en Kent en UK. Diseñada con castaño dulce, comúnmente cultivado en Kent, en Coppice Seat, en Stour Valley Arts, Kings Wood, tambien Kent y que fue su primera obra completada mientras se formaba. Esta obra duró unos 10 años, se incluía como parte de un bosque gestionado con un programa de tala rotativa. Desafortunadamente, los silvicultores no fueron informados de que se trataba de una obra de arte, así que cuando llegó el momento de talar la zona, casi talaron el árbol por completo. 


Neural Nature estructura construida en bambú en Yu Lei Mountain en Chendu, China. Propuestas tempranas en las que la cosmovision en formacion de Tim aplica casi desde una posición que se podria apreciar como militante, sin fisuras. Algo que se observa en sus formaciones ya sean radiales o las tradicionales espirales. Trazadas a ras de suelo (como es de rigor,) se trata de formas sugestivas e  intuitivas en las que los cantos rodados ya sean pulidos por las corrientes de algún curso de agua proximo o en sus nidos como en Willow House emplazada en Exmoor National Park en Somerset su version mas ruda y agreste.


Nos describen de forma explicita los argumentos y fundamentos sobre los que las obras de Tim nos quiere en un principio transmitir. Temas que les preocupan como la desconexión que según su autor de manera persistente se esta dando entre el ser humano y el resto de las criaturas que pueblan el bosque.


Muchas de sus obras están ubicadas estratégicamente para maximizar las vistas panorámicas, como las que creo en Gales del Sur, los visitantes pueden convivir con la escultura, tocar los materiales y sentirse conectados tanto con la parte estetica como con el paisaje.


Siendo en su opinión la causa fundamental a la que hay atender si se desea entender las razones de un problema mas o menos complejo que empieza por ser preformativos y por lo tanto de la necesidad de ser testigos de la catástrofe medio-ambiental cuya magnitud esta aun por constatar. Si se quiere tomar conciencia de las consecuencias sobre la naturaleza.


Pero por esta obstinación por permanecer cada vez mas distantes y ajenos a esta evolución de los acontecimientos que estan implicados en la destrucción de nuestro hábitat. Nos impide reflexionar acerca de los efectos que nos acabaran alcanzando a nosotros como principales interesados en el cese de esta agresión interrumpida a nuestro planeta tierra.

Lugar de reencuentro tras completar el recorrido. The Arise en Harold court woods, Thames Chase,Essex. UK


Es por esta serie de inquietudes por las que Tim en sus proyectos mas recientes, decide dotar a su discurso de aquellos elementos que digamos dinamicen y permitan a sus obras transitar de ser piezas que admirar a ser lugares de encuentro, reflexión e incluso meditación.

Convirtiéndose en autenticos desafios para unos sentidos educados por el mundanal ruido de las ciudades en la que por regla general languidecemos. Y que nos permiten acomodarnos y adoptar una actitud mas contempletiva experimentando como nuestros bio-ritmos se restauran adaptándose de forma casi espontánea adoptando una percepción del tiempo mas acorde con nuestra constitución orgánica.

En este contexto podemos mencionar piezas como Harlech Bench situada en el Parque Nacional de Snowdonia, Gales, Reino Unido, Forest Wave Shelter que se puede visitar en Monte Yonmi, Corea del Sur 2017 que está hecha de un lienzo de algodón muy tupido, que ha sido cosido a un marco de acero. El lienzo, cuando se trata con barnices, lo que le vuelve duradero obteniendo una calidad táctil agradable. O The Journey en I Park, Connecticut, Estados Unidos 2013, construida a partir de una armadura de acero revestida con una cáscara dura de corteza de roble rojo de 300 años de antiguedad. Esta superficie oculta un suave vientre de musgo. Este globo estratificado que recuerda a la Tierra, evoca ideas de protección o refugio que se distinguen por presentarse como mas acogedoras y por lo tanto receptivas energéticamente. 


Ya no se comportan solamente como lugares de transito sino de destino,  desde los cuales admirar el paisaje e interiorizar aquellas transformaciones que nos sanan como individuos y nos reconcilian con nuestros origenes cuyo rastro perdimos cuando nos ocultamos en bloques anodinos de hormigón.

ACERCA DE TIM NORRIS:

Tim Norris es un artista britanico que se graduó en 1995 en la Canterbury School of Art. Desde entonces ha realizado encargos para colecciones privadas y públicas en todo el país, como el Bosque Grizedale, The Irwell Sculpture Trail y Stour Valley Arts.

Tim siempre ha tenido una pasión por el aire libre y esto a menudo no solo le proporciona la inspiración, sino también el escenario para su obra de arte. Se especializa en la escultura al aire libre a gran escala, se inspira en el paisaje circundante y, cuando es posible, utiliza materiales naturales autóctonos. La escultura de Tim también tiene como objetivo fomentar una sensación de interacción.


Jon Foreman convierte el paisaje en un mensaje zen


La forma de la espiral en la práctica artistica ha sido un elemento que se ha representado desde tiempos remotos, pudiéndose incluso encontrar muestras en algunas de los primeros antecedentes de arte rupestre. 


Un símbolo realizado con pigmentos naturales. Cuyos trazos más o menos perceptibles han llegado hasta nuestros dias, y culturalmente tenían una interpretación relacionada con la infinitud del ciclo de la vida. Se ha descubierto restos de espirales en el arte megalítico, que formaban parte de lo que parecían ceremonias de duelo.

Con las que sus participantes invocaban el deseo del que difunto completara el ciclo de nacimiento-muerte-enacimiento. Además la presencia del símbolo de la espiral se ha vinculado con el Sol, como principal y casi único creador de vida al cual se le demandaba que fuera generoso con las cosechas. 

Un símbolo cargado de misticismo que ha superado la prueba del tiempo perdurando a lo largo de la historia en sus diferentes versiones representadas en función de las características de la comunidad o clan que lo acogía como parte de su iconografia. Manifestación primigenia que fue evolucionando a lo largo de todo tiempo hasta llegar prácticamente hasta nuestros dias.

Quizás sea por su seductora e hipnótica forma que guarda una proporcion simétrica la cual llega a reflejar rasgos de la personalidad de aquel que la incorpora como motivo. Uno de los ejemplos más notables es el iconico pintor impresionista Vincent Van Gogh. Quien más o menos recurrente  la incorpora dentro de sus cuadros. 

Que abordo el concepto de espiral desde diferentes perspectivas, pudiéndose observar a pocos que te fijes en varias de sus obras. Quizás el ejemplo más notable sea el que se puede contemplar producto de las pinceladas que dan forma a los diferentes elementos narrativos de la composición titulada La Noche Estrellada.

En Fluidus su autor crea una Medusa con piedras en una playa de Gales

Ejecutado a partir de pinceladas violentas a la vez que luminosas que expresan a través de las sinuosas curvas espirales la transparencia espiritual de su autor. Formas ondulantes que crean una sensación de movimiento y misterio casi mágico que parece arrastrarte al interior del cuadro trasladandote a otra dimensión. 

Pero aquí no es la intención profundizar en cómo abordo el genio holandés esta técnica y como la aplico a lo largo de su intensa y en ocasiones dramática trayactoria. Sino de comprobar cómo paradojicamente este símbolo aparentemente  sencillo y curvo se ha convertido en una de las formas más recurrentes en una corriente relativamente reciente como es la del Land Art.

Y más concretamente como la ha contemplado y aplicado uno de los últimos referentes de este joven movimiento artistico. Una figura la del creador galés Jon Foreman. Que a pesar de no superar el par de décadas de trabajo ya ha dejado constancia, de que su estilo aunque se puede considerar ortodoxo dentro de las fronteras estéticas y conceptuales.


Jon Foreman, un artista galés que crea obras de Land Art en paisajes inesperados y casuales. Su técnica se basa en la creatividad que busca en elementos naturales que encuentra en su entorno y su rendimiento. 


De lo que se podría valorar (salvo matices), como el Land Art más militante. Pudiendo recordar la mayor parte de sus obras, tanto las efimeras como aquellas que han perdurado hasta nuestros dias. A autores que mencionados o no como influencias por el propio Jon.

Si mantiene una constante en su diseño y materialización que de alguna manera las hace deudora de la espiral, como uno de los mecanismos espresivos y notorios en sus actuaciones. Actuando como detonante e inspiración en la consecución de sus intervenciones.

La mayoría teniendo por escenarios espacios abiertos localizados en paisajes naturales, como las que ha ejecutado en los alrededores de la localidad de Pembroke cuya herencia marínera sin duda ha moldeado la obra de Jon. El nombre de la ciudad, al igual que el del condado (Haverfordwest), proviene del Cantref de Penfro, que significa Fin de la Tierra o cabeza de tierra en galés.  

Una de las versiones de Expedituo Dúo realizada en el borde de la playa parcialmente sumergida 


Términos grandilocuentes que también son del gusto Foreman que los aplica en esculturas cuyas formas caprichosas y simétricas, estructuras de patrones minuciosamente elaborados que podrian haber sido diseñadas por la inteligencia mas sofisticada y refinada producto de la evolución natural.

Obras como Expletio Duo o Lúmenes que datan ambas del cercano de 2021 y que tuvieron como entorno propicio las playas de la cercana Freshwater West. Se trata de piezas que visualmente presentan características singulares, si en el primer caso la estructura consiste en un conjunto que se compone de tres partes que dibuja sobre la arena una sola espiral seleccionando piedras cuya paleta de colores se traducen en un fractal. 


En la segunda versión unos pocos más allá, en otro punto de la misma playa presenta un patrón y escala muy similar, la única diferencia es que las piedras estaban previamente colocadas planas. Creando la sensación de movimiento proyectandose en el espacio hacia el exterior a medida que se dispersan.


Las esculturas espirales de Jon Foreman transmiten y crean un atmósfera contemplativa actuando sobre el territorio elaborando una narrativa en la que el paisaje recupera su aspecto mistico.



Hace un año nos anuncia el cierre de la trilogía con una pieza titulada Espiral Druida, la cual se creó en una de las playas de Druidston. Composición más austera que fue realizada con piezas de pizarra, siendo la que más similitudes guarda con una obra totemica y pionera en los inicios del Land Art. 


Inspirada por la pieza titulada Spiral Jetty, de 1970, estamos por lo tanto ante una obra precursora y por lo tanto experimental firmada por Robert Smithson. Se trata de una espiral de grandes dimensiones en la que emplearon materiales encontrados en su entorno como rocas, grandes cantidades de tierra además de las algas que se encuentra en el fondo del Gran Lago Salado de Utah, siendo una pieza totemica que trasciende más allá de lo natural simbolizando la idea de infinito una del piedras angulares sobre la que se creó el movimiento.




Admirador de creadores contemporáneos como James Brunt, Michael Grab, Richard Long, and Andy Goldsworthy. Cuya influencia podemos ver en trabajos de lo que se podría considerar su segunda época, en este contexto de madurez intelectual creativa se podrían mencionar obras más elaboradas.


Como las tituladas Creciente en la que el objeto de su inspiración es una de las fases de la Luna, que extendida sobre la arena cobra otro sentido cuando las aguas del mar inundan los recovecos entre las piedras. O Dissicio Quadratum escultura en la que rompe momentáneamente con la curva para tratar una figura geométrica cuyos lados rectos un rombo casi perfecto.

Ya en Fluidus de 2022 Jon se atreve a perfilar una figura en este caso de una especie marina. Empleando piedras de diferentes tamaños a las que tras pintarlas parcialmente, las transformo en los tentáculos de una juguetona medusa de las muchas que durante los días de calurosos de verano se que se acercan a la costa en busca de alguna presa incauta.


Andy Goldsworthy, los mecanismos de transformación del paisaje

 


Aunque apenas les separa una distancia de unos cuantos kilómetros, presentando la misma composición paisajistica, con los elementos y matices que se pueden observar en las highlands escocesas. 


Un entorno natural rudo y húmedo en el que predomina la abundante vegetacion, el cual se alterna con grandes extensiones de terreno llano producto del azote del viento por lo que apenas se pueden ver unos cuantos matorrales aquí y alla. Un fuerte contraste que también se percibe en las dos pedanias que han marcado del  pionero del Land Art el artista Andy Goldsworthy


Y es que tanto Galloway como Langholm en el condado de Dumfriest, están moldeadas por los mismos mecanismos y ciclos naturales. Pudiendose contemplar desde prismas y ópticas muy similares, no habiendose modificado su patrón tanto paisajistico,  como cuando te adentras y visitas sus edificios, caminando sobre el empedrado de sus calles y te das cuenta de que los materiales empleados en la construcción de sus escasos edificios.



Algunos de ellos con más de trescientos años de antigüedad, son prácticamente los mismos. Como los conocidos como molinos de lana, cuya aparición desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la region, convirtiendose en una característica importante de la ciudad. Y cuyo contorno ha servido de inspiración para que creará una de las obras más definitoria de su trayectoria, pieza titulada Stepends Farm, hecha en el año 2000. Perteneciente a su etapa más madura se trata de una intervención en forma de piña. Pieza con la que este estudiante de ingenieria agronoma que al final se decidio por aventurarse por los caminos inexplorados y sinuosos de un movimiento como el Land Art, que provocó que en las postrimerias de la década de los años 70ˋs  del siglo pasado inagurase su propio museo al aire libre.


Un proyecto que forma parte de su legado en el que ha construido una narrativa creativa cuya identidad se ha ido sedimentando hasta convertirse en uno de los referentes e icono de una de las más "vanguardistas" y manifestaciones creativas. Sin cuya presencia e influencia no hubiera sido lo mismo, modificando sustancialmente el discurso y los antecedentes sobre los que ha establecido un trazado evolutivo muy definido.


Tanto desde una perspectiva estética como conceptual, siendo una pieza clave en esta breve pero intensa historia la contribución y aportación de este singular artista nacido en Cheshire, Inglaterra, Goldsworthy creció en West Yorkshire y a partir de los 13 años, comenzó a trabajar en el ambito agrícola cuando no estaba en la escuela. Su familia le introdujo en la agricultura cuando era muy joven, lo que comenzó a estimular su gran interés por la naturaleza, así como el cambio de las estaciones. 


Nidos, mandalas y espirales también han sido motivos que ha utilizado de forma recurrente en sus obras

Esta experiencia laboral en la naturaleza le permitió desarrollar una aguda conciencia y comprensión de su entorno, así como una apreciación de las características fugaces de los diferentes paisajes. Desde entonces ha contemplado la naturaleza como un territorio cuyo rendimiento desde una praxis artística no solamente se puede percibir como un ejercicio.


Sino que sirve para crear conciencia y compromiso con un medio que cada vez nos resulta más ajeno y distante. Habiendo sido considerado como un lugar lleno de peligros y amenazante, por lo que hay que tratar de domesticarlo a toda costa o cuando menos eliminar aquellas especies que pueden suponer un "peligro" para nuestra supervivencia y prosperidad.


Una etapa de su vida en la que la rutina en los campos de cultivo alternaba con sus primeras incursiones como creador haciendo pequeñas esculturas o nidos a base de apilar ramas. Obras de las que apenas constancia salvo algún documento grafico. Pero que a  Goldsworthy le suposo una fecunda adquisición de conocimientos y habilidades que posteriormente reflejo a lo largo de su trayectoria.



El planteamiento de Goldsworthy desde una perspectiva artistica siempre ha sido experimentar, sentir y comprender la energía que fluye de la naturaleza antes de crear cualquier cosa. Una vez hecho esto, pasa a usar esta energía para hacer una obra de arte de belleza efímera. 


Pero mucho antes de que se embarcará en la realización de encargos tanto a nivel institucional como privado Goldsworthy se matriculo en 1974 en Bellas Artes en el Bradford College of Art, actividad académica que no se prolongó más allá de un año. Tras finalizar esta breve pero intensa estapa asistió a la Universidad de Central Lancashire.


En esta ocasión el periodo se alargó desde 1975 hasta 1978, gradúandose finalmente y obteniendo la licenciatura. Paralelamente a su asistencia Goldsworthy definía sus inquietudes artísticas familiarizandose con algunos de sus coetáneos que mostraban pautas de trabajo similares a la suya. Nombres como los de los de Hamish Fulton y Richard Long que formaban parte de una comunidad de artista que seguian una filosofía ambiental en sus pautas artisticas


Toda una serie de eventos y antecedentes que propiciaron que Goldsworthy descubriera su deseo y pasion de interactuar con la naturaleza para crear en vez de verse recluido y confinado en un estudio. Tímidos acercamientos al Land Art que se traducen en una serie de piezas de menor calibre. De las cuales ya no quedan nada y que tuvieron como escenario Morecambe Bay, pues al ser creadas en la orilla cerca de la incesante marea desaparecían a los pocos días de ser elaboradas.


Roof es uno de los conjuntos escultóricos de Andy realizados para interior y que se puede visitar en West Yorkshire Sculpture Park en Wakefield, UK 


Pero es en su residencia definitiva en Galloway a la que se traslado en 1986 en la que el artista comienza a crear su propio universo creativo, es allí en el sur de Escocia en una pedania ubicada entre cuatro colinas en el valle del río Esk. En la que Goldsworthy conoce la historia del Clan Armstrong y su descendiente más famoso que es Neil Armstrong, el primer hombre en caminar sobre la Luna. 


Una efemeride que no deja de ser una anécdota en la biografía y detonantes artísticos de Andy, pero que de alguna forma le influyen pasando a formar parte de su paticular universo de mitos que de vez en cuando afloran en sus intervenciones. Las que cada vez son más prolíficas no solamente en su entorno mas proximo, sino en lugares mucho más distantes y a escala global.


 

Donde encuentra su propia incubadora creativa en la que poder crear piezas cada vez más ricas en detalles a las que incorpora su otra gran pasión, la de la fotografia. Que utiliza Incorporandola como testimonio documental, convirtiéndose en la mayoría de los casos, como una única prueba tangible de que sus esculturas existieron, aunque solo sea por un momento fugaz. 


La obra del artista Andy Goldsworthy describe la rutina natural y sus mecanismos orgánicos a través de crear identidades con las que poder empatizar de forma rítmica como para quedar completamente absorbida en su propuesta visual. 


En este sentido se trata de una medida coherente en el contexto de que las actuaciones Goldsworthy se definen en la mayoría de los casos por su brevedad. Ya que no son proyectos que no nacen de un deseo de crear arte, sino que representan la vida y la necesidad de darse cuenta de que las cosas por su naturaleza presentan una vigencia en el tiempo más o menos perdurable.



Obras en las que recurre a elementos naturales como la nieve o el hielo, las hojas de una diversidad de arboles, ramitas, hierba, e incluso barro o arcilla con el que moldea alguna de sus esculturas. Materiales ligeros que emplea mezclándolos con adornos, colmenas y cúpulas hechas de piedras, o delicados patrones de hojas que se han colocado sobre el agua. 


Al crear sus esculturas en medio de la naturaleza, Goldsworthy permite que sus obras crezcan y se descompongan según el curso de la naturaleza, con las que pretende reflejar no solo la geografía, sino su biografía tanto individual como colectiva.


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En 1985. Fue allí que comenzó a producir obras que se inspiraron en referentes del movimiento como Robert Smithson. Al que ya alusión hice aunque de forma muy suscinta en esta entrada (que podéis leer AQUI). Y que pretendía hacer un bosquejo sobre la vida y obra del artista y también coetáneo Charlie Baker. Teniendo como a una de sus máximas influencia a Smithson.


Una de las fotografías que forma parte de la serie titulada Hands, en la que el autor muestra un ramo de espigas de trigo


Entre la fecunda obra de Andy Goldsworthy que cubre un arco temporal de casi cuarenta años de trabajo, cuyo breve recorrido se podría comenzar por hacer alusión a una de las últimas obras. Titulada Hands, se trata de una serie de fotografías en las que el autor compara el paisaje con uno de los elementos que elementos que forma de ese paisaje concreto y que sostiene en una de sus manos. Siendo un perfecto de lo que simbolicamente representa en términos de discurso su obra. Respondiendo a la pregunta de cuál es la causa por la que un territorio silvestre se ha transformado en un cultivo concreto debido a la intervención del ser humano.


Hecha de piedras apiladas Floodstones Cairn es una instalaccion que es un homenaje a los muchos tomulos cónicos que se construían en irlanda y Escocia teniendo una función sepulcral 

Una preocupación que muestra desde sus inicios y que se observa en buena parte de su obra. En otras esculturas más totemicas sin embargo Andy se orienta por recuperar antiguos y primitivos antecedentes arquitectónicos, como es el caso de sus apilamiento de rocas titulado Floodstones Cairn que se puede visitar en la propiedad de Kentuck Knob. Un sitio peculiar en el que también se puede visitar uno de los más representativos proyectos del arquitecto Frank Lloyd Wright y que se encuentra en las proximidades de la localidad de Fayette County en el estado norteamericano de Pennsylvania  


Durante la década de 1980, las piezas de arte de Andy Goldsworthy utilizaban principalmente nieve y hielo, creando obras como Icy Arch o Arco de hielo (1982), Icy Ball o Bola de hielo (1985), Icy Start o Estrella de hielo (1987). La belleza de estas esculturas de hielo residía en observar los mecanismos por los que los bloques de hielo se acababan por derretir. Dejando constancia de que nada es perdurable, una vez que una pieza ha sido definitivamente alterada por la naturaleza, Goldsworthy posee la entereza de asumir su finitud abandonando el lugar donde ha estado trabajando.


Una sombra de un sujeto producto del agua de lluvia se dibuja sobre el la tierra rodeada de piedras humedas 


Pero es en Rain Shadows o Sombras de lluvia pieza creada en 1984, la que supuso un punto de inflexión en su carrera, marcando el comienzo de la fascinación de Goldsworthy por crear en espacios abiertos recurriendo a los materiales que le asaltaban en el camino. En este caso se trata más que de una obra, de una experiencia. Para la que el autor se interno en el bosque y se tumbo en un claro contemplando como la lluvia tenue se intensificaba. Efecto que provocó una sombra que proyectaba su cuerpo sobre el suelo rodeado de hojarasaca y el cual destacaba entre la tierra mojada.

El árbol cercado de Hanging Tree nos construye un relato que de forma anónima nos describe su historia en clave de biografia

Ya para finalizar mostraros una obra que me entusiasma y que a mi juicio sintetiza el credo sobre el que gira su trabajo. Titulada Hanging Tree de 2007. Estamos ante un altar en el que un ejemplar elegido al azar representa a un objeto de veneracion, transmutandose de lo terrenal a lo divino. Transformando el estatus del paisaje y los elementos que lo hacen posible y las reglas del juego, convirtiendo la quietud de la presencia anónima de un árbol ya caído en un hecho sagrado.


Akio Hizume - Bamboo Fibonacci Paraboloid House, reconstruye la casa tribal Japonesa inspirada en la Espiral de Fibonacci


Con el propósito de rememorar viejas hazañas universitarias, uno de sus antiguos alumnos vuelve e imparte unas clases durante los meses de estío. Este alumno es ni más ni menos que Akio Hizume, quizás el arquitecto japonés con más proyección internacional en la actualidad.


Cuyo proyecto final consiste en diseñar y construir aplicando criterios participativos un poblado cuyas características arquitectónicas. Obedezcan a criterios sostenibles y vinculados a las características paisajistica e historia constructiva de la region.

Y que hagan referencia directamente a los primeros antecedentes de asentamientos de los que se tiene constancia en la zona. Proyecto realizado en el perímetro del campus de la Musashino Art University en Japón, en el Verano de 2.015.


Su autor principal Akio Hizume recurre a un discurso. En el cual en términos arquitectonicos, lo afectivo y experimental se plasman en la ejecución de un poblado compuesto por un conjunto de chozas. En cuyo diseño aplica la fórmula conocida como la Espiral de Fibonacci, también conocida como espiral dorada.

Se trata de una secuencia lineal infinita generada a través de un logaritmo matemático descrito por Leonardo de Pisa. En términos prácticos se trata continuar la secuencia sumando el último valor más el anterior, por ejemplo: 2+1= 3 3+2= 5 5+3= 8 hasta que se desee.  


Las cuales han sido construidas con vainas de bambú cruzadas, dando como resultado unos refugios que se sitúan alrededor de una plaza central, distribución sobre el terreno que es heredada de la época en la que se asentaron.



Bamboo Fibonacci Paraboloid House simboliza la recuperación de materiales y usos ancestrales, aplicados a una arquitectura cuyo enfoque pone el acento en la gestión de los recursos de forma comunitaria y sostenible


Los edificios presentan una estética que visualmente confiere uniformidad al conjunto, pero que se comportan como entidades autónomas aplicando diferentes criterios de uso dependiendo de las necesidades dentro de la comunidad.

Como el granero destinado al almacenaje de la cosecha, la cocina colectiva donde se elabora la comida y se consume en grupo. Además de los espacios comunes, donde planificar y realizar el resto de las tareas y relaciones sociales. 

Que conforman una red donde los recursos existentes, se contemplan desde un enfoque colectivo. Vinculando la arquitectura al desarrollo de todos y cada uno de los miembros que forman parte de la comunidad.

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