Minamisoma es el nombre de una localidad que salto a los teletipos de todas las agencias de noticias, debido a que fue una de las zonas mas afectadas por los que provoco el tsunamia que asolo la costa este de Japón en 2.011. Situada a poco mas de 15 kilómetros de la central nuclear de Fukishima, sus autoridades fueran las primeras en tomar conciencias de las consecuencias que suponía vivir próximos a una central nuclear.
Dos años después apenas se perciben señales físicas de la catástrofe, la mayoría de los edificios se han reconstruido, las infraestructuras se han restablecido y buena parte de las familias han vuelto a sus hogares, e incluso se ha reforestado una parte considerable de los bosques arrasados por el maremoto, habiendose recuperado el equilibrio ecológico. Pero una cosa si ha cambiado, el grado de concienciación respecto a los peligros que supone residir al lado de una central nuclear.
Eiju Hangai era un alto ejecutivo de una gran empresa energética relacionada con la gestión de la central nuclear de Fukishima, cuando vio como desaparecía lo que mas quería a raíz del tsunami. Tras renunciar a su puesto en la ejecutiva decidió emprender un proyecto socio-económico basado en las energías renovables y la agricultura urbana, como pilares fundamentales a partir de los que transformar su entorno y tejido social.
El proyecto denominado Solar-Agri Park, representa una iniciativa a largo plazo que a través de la colaboración de los miembros de las comunidades afectadas pretenden desarrollar un nuevo modelo basado en la economía social. El nuevo Solar-Agri Park, se encuentra a unos 25 kilómetros de Fukushima, formado por más de 2.000 paneles solares y dos invernaderos en los que cultivar agricultura ecológica.
Además de proporcionar energía a los agricultores locales para producir cultivos y hortalizas, los paneles solares también cubrirán la demanda energética de las urbanizaciones próximas a SAP. El proyecto tiene como objetivo acelerar el proceso de recuperación de las comunidades afectadas por el desastre en la zona y ayudar a Fukushima en su esfuerzo por convertirse en completamente autosuficiente en 2040.
Debido a la contaminación nuclear que presenta el suelo que rodea la planta de Fukushima, no es seguro para cultivar la tierra. Por lo que se ha optado por una solución cubierta, elaboradas con nylon flexible las cúpulas facilitan el aislamiento del exterior a la vez de que no impide su normal crecimiento.
En el interior las bóvedas crean un efecto invernadero mediante el se crea las condiciones idóneas, las cúpulas que poseen un diseño único esferico, este diseño adapta los cultivos que irradia desde el centro a intervalos regulares. Esto significa que los agricultores no tienen que recorrer arriba y abajo para sembrar y cosechar. Un sistema hidropónico asegura el suelo reciba todos los nutrientes que precise, un sistema por ordenador regula las condiciones climáticas del recinto.
Una importante cadena de supermercados ya ha acordado comprar 64 toneladas de productos cultivados en Solar-Agri Park, que contara con un centro de formación para dar a conocer el funcionamiento de las energías renovables entre los escolares de las comunidades afectadas.