Que convergen en el transcurso de los días que dura el festival. De forma conmovedora te muestran las diferentes instalaciones y dispositivos que separadas una de otras en mitad del árido desierto, se convierten en objetos etéreos expuestos a la luz filtrada por el objetivo de Wayne en escenarios oníricos.
Así cada imagen se muestra como un fragmento que forma parte de un camino cuyo rastro conduce a una ciudad cuya naturaleza distopica, nos sugiriere de inmediato referencias cinematográficas o literarias.
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Desde 2012 Wayne se ha acercado al festival Burning Man en Nevada repitiendo hasta en cuatro ocasiones. Allí en mitad del desierto captura fotos de la gente y se las regala a sus protagonistas como muestra de gratitud que recibío de los asistentes a este peculiar evento. Compartiendo visualmente el proyecto cuando se presenten oportunidades, y observando como crece orgánicamente.
Cada instantánea refleja en todo su esplendor el espíritu y estética genuina de un microscosmos donde, la libertad y los procesos creativos generan espacios de expresión colectiva únicos.
Aunque su origen esta en la ciudad canadiense de Vancouver, Canadá, pronto Wayne opta por emprender su propio camino y embarcarse en una vida nomada. Por la que recorre buena parte de Norteamérica para tomar más imágenes tanto del paisajo humano como natural.