Anthony Howe realiza espectaculares esculturas cinéticas que danzan con el paisaje

Aunque Anthony Howe comenzo a realizar sus primeras muestras de arte cinético, construyendo piezas moviles con los restos de un viejo ascensor en New York. Es en el entorno rural de la localidad Eastsound, donde sus esculturas cobraron vida. 

Inspirado por los paisajes y las aves que sobrevuelan su vivienda, Anthony encuentra en la interacción con el medio y en su observación los patrones que utilizara de forma artistica. Para crear esculturas que interaccionan con el paisaje, en el cual se comporta como si ejecutará una coreografia.

Compuestas en algunos casos hasta por miles de piezas, el método de elaboración comienza el mapeo digital de cada pieza, teniendo en cuenta sus características y función. Proceso que tiene que ser muy exhaustivo, pues la coordinación es algo esencial.


Si se quiere evitar que alguno de los mecanismos implicados en la estructura falle, algo que resulta realmente frustrante en este tipo de proyectos. Los cuales están caracterizados por su alto grado de elaboración que se basan en prácticas artesnales.


Aplicando un principio creativo basado en una en una narrativa de aprovechamiento de materiales y la economía circular, Howe construye objetos cuyas referencias visuales van desde la parafernalia de ciencia ficción y la tecnológia hasta modelos microbiológicos o astronómicos. 


Estas piezas fabricadas en acero inoxidables tienen que encajar perfectamente, si se quiere lograr el efecto de movimiento deseado cuando en el exterior interactúen con el medio. Donde cada obra representa un fenómeno extraído de la naturaleza, creando una coreografía autónoma dirigida por la voluntad de las condiciones climatológicas existentes, en una ilusión visual cuyo valor hipnótico donde el reflejo del acero inoxidable refleja el entorno.




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