Por muy baja que este la cota, cuando asciendes a lo mas alto del pico después de una o muchas jornadas de luchar contra las múltiples y en ocasiones inesperadas adversidades que te aguardan en la montaña.
Uno a pesar de que no puede dejar de sentirse como un súbdito de Liliput, insignificante ante la magnificencia que la naturaleza en su infinita sabiduría ofrece a sus ojos. Experimenta cierta sensación de dominio sobre la disparidad de la escala que apenas puede abarcar con su miradas, teniendo por un momento la ilusoria sensación de que el mundo esta a sus pies.
Realizadas por el fotógrafo con sede en Glasgow David Boyson Cooper en diferentes localizaciones donde los accidentes montañosos presiden el paisaje. Describe en unas instantáneas donde la fragilidad del paisaje se transmite a través de la soledad contemplativa del montanero cuando ha cubierto jadeando el ultimo tramo de la subida, puede percibir la linea del horizonte que divide el cielo de la tierra.
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