Pese a este entorno tan adverso, las plantaciones agrícolas no les falta el agua que es tan necesaria para los cultivos, aplicando para optimizar sus exiguos recursos técnicas de riego y fertilizantes especiales. En un sistema diseñado de permacultura que busca minimizarlo al máximo, generando el mínimo impacto posible sobre su entorno.
Este método agrícola heredado de la antigüedad y ya practicado por pueblos como el nabateo y en áreas de la ribera del Nilo en tiempo de faraones. Es combinado con instalación túneles de polietileno especiales que favorecen la conservación de la humedad frente a las altas temperaturas.
El agua siempre vital aquí en el desierto supone la diferencia entre tener asegurada la cosecha de la temporada en curso, o asumir perdidas para varias campañas. Por de cada extracción que se efectúa de los acuíferos subterráneos, situados a una profundidad de entre treinta y cuatrocientos metros de profundidad. Se gestiona mediante un sistema que monitorea todo el área mediante los datos transmitido vía satélite, asegurando el relleno de las reservas de agua.