El medio oceánico esta suponiendo una revolución desde el punto de vista de producción energética, la fuerza de las olas y la capacidad de las corrientes marinas son solo dos de los ejemplos de las tecnologías renovables, con capacidad para sustituir el monopolio de las energías de origen fósil y contribuir a la tan necesaria diversificación energética.
Pero el océano no solamente reune las condiciones intrínsecas para producir energía verde, sino que además se ha revelado como una excelente plataforma para instalar explotaciones renovables, que tradicionalmente se consideran propias de tierra firme como la tecnología eólica o mas recientemente la solar.
El ultimo proyecto que viene a confirmar el potencial del medio marítimo como medio para instalar parques fotovoltaicos, es el desarrollado por la compañía DNV KEMA Energy, que pretende producir energía solar en ultramar desplegando grandes instalaciones de forma hexagonal formada por células fotovoltaicas de alta eficiencia.
Denominado SUNdy, se trata de unidades flotantes cuya matriz sumarian matrices, por un total de 4.200 paneles, formaría una isla solar del tamaño de un estadio de fútbol, capaz de generar 2MW. Varias islas conectadas entre sí podrían constituir un campo solar de 50 MW o más, capaz para producir suficiente electricidad como para cubrir la demanda 30.000 personas.
La clave para crear una estructurada funcional reside en la selección de los materiales, que se han utilizado en la fabricación de los módulos solares, más ligeros que los módulos tradicionales basados en vidrio, lo que les permite ondular con la superficie del océano, con eficiencias cercanas a las de silicona cristalina.
Creados por el departamento de innovación de DNV y el Centro de Tecnologías Limpias en Singapur. El comportamiento de este material es más bien como una tela de araña. Modular y dinámica, los rendimientos son compatibles con la estructura de las olas, soportando importantes cargas externas que actúan sobre ella.