El fotógrafo Jamie Baldridge se inspira en la revolución industrial para crea una narrativa visual en la que los elementos surrealistas y oníricas, contribuyen a perfilar su identidad creativa como fotografo.
En la obra de Baldridge se observa aparte de sus habilidad y calidad fotopictórica, a través de la que ofrece fragmentos de relatos habitados por personajes intrigantes y de mujeres finamente vestidas. Que viven en sus atalayas como si fueran jaulas de cristal.
Las escenas retratadas en las que a menudo recurre a modelos que representan a sujetos de porte distinguido y mirada distante, que aparecen de forma discreta en ambientes comunes. Ya sea en casa adoptando un rol doméstico o en un entorno urbano.
Baldridge, profesor de fotografía en la Universidad de Louisiana en Lafayette, utiliza su experiencia en la fotografía y la escritura creativa. Para ilustrar una serie de momentos aislados reinterpretando cuentos clásicos de hadas, trasladandandolos a un contexto visual.
Los elementos añadidos del surrealismo de forma sutil, dotan a las escenas más mundanas y cercanas a la realidad de cierta atmósfera lúdica y hedonista. Baldridge atribuye sus técnicas narrativas a sus creaciones fotográficas, y su experiencia literaria.
El trabajo de Baldridge se nutre de ambitos como la literatura, la filosófia e incluso la religion. Con los que crea obras cargadas de simbolismo y de referencias a la psicología y arquetipos jungianos, entre el cuento, el esotérismo y la fábula. A través de los que representa la fragilidad de las relaciones, y una diversidad de estados alterados de conciencia.
Su trabajo ha sido tildado de proyectar una interpretación de la realidad sugerente a la vez que nostálgica y decadente. Fotográfia refinada mezcla de la herencia y tradición sureña y el barroquismo francés. Cocktail de estilos con los que crea composiciones visuales que discurren entre una estetica Steampunk, y grandes dosis de humor negro.