En la serie de instalaciones realizadas por el artista Luxemburgués Simone Decker, con motivo de la Biennale de Venecia de 1.999. La creatividad de un material cotidiano acaba modelando el paisaje urbano.
Formada por una selección de actuaciones discretas, que presentan una serie de matices, tanto en términos técnicos como creativos. Que por sus resultados visuales como plásticos merecen la pena destacar.
Y no sólo por lo evidente, estamos ante una propuesta inusual. Y no sólo porque en vez de utilizar para su elaboracion los materiales tradicionales, como el marmol, el yeso o el acero.
En la que la plasticidad de la materia se adapta a todo tipo de espacios, mostrando una coherencia entre el material y su expresión artística. Resultado que funciona con un rendimiento notable en el paisaje donde actua.
Estas obras son, como subraya el artista, "realizado en el lugar, pero sobre todo, con el lugar" . Mediante intervenciones a veces discretas, a veces más explícitas, invitan al espectador a renovar su percepción del entorno.
En este contexto los elementos del mobiliario que forman parte del espacio publico interactúan con las instalaciones. Las que de forma arbitraria se han distribuido en diferentes emplazamiento de la serenisima.
Ofreciendo una perspectiva de las obras y una presencia visual en una dimensión que relaciona el entorno urbano y arquitectónico concebido por el artista. Con la percepción del espectador cuya primera impresión es de asombro, pero que enseguida reconoce como algo próximo reconocible y cotidiano.