Una casa abandonada semideruida, único vestigio de la que queda como consecuencia del bombardeo con la atómica sobre Nagasaki (Japon), es ocupada por una enigmática mujer y su hija. Años después en Inglaterra otra mujer Etsuko rememora aquella relación, paralelamente su hija nacida de su primer primer matrimonio es encontrada ahorcada, lo que propicia el reencuentro con segunda hija, una joven que ha adquirido habitos occidentales, por lo que los desencuentros son continuos, debido al choque generacional y a las distintas mentalidades que han desarrollado. Pálida luz en las colinas nos narra la vida de unos personajes que son producto de un hecho traumático, lo que provoca una escisión colocándoles ante la disyuntiva de volver a un pasado marcada por una cultura tradicional, o abrazar los postulados de los valores represantados por los aliados.
Kazuo Ishiguro en esta su opera prima ya plantea un tema recurrente a lo largo de su trayectoria. Las situaciones que se producen cuando dos o mas sensibilidades diferentes se encuentran desde el desconocimiento mutuo, y como una de ellas acaba imponiendo su criterio obviando buena parte del legado de la otra, y de como acaba engulliéndola provocando una distorsión de la realidad marcada por la irreflexión y la precipitación en los acontecimientos y en la toma de decisiones que desembocan en los mismos.
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