En ocasiones hay que realizar un viaje a las raíces para conocer y valorar el mundo en que vivimos, como consecuencia de esta perdida de cercanía con nuestro entorno natural, el individuo de nuestro tiempo excesivamente influenciado por lo sintético, ha traspapelado en los pliegues de la memoria los valores identitarios que le mantenían en dialogo con la naturaleza.
El medio que emplea la artista Francesa Mathilde Roussel-Giraudy, es el de la manifestación plástica, con este propósito cultiva diferentes disciplinas dibujo, grabado, escultura y fotografía para desde la introspección realizar una exploración de los elementos biológico que debido a la revolución industrial y tecnológica se han ido sustituyendo.
En su serie titulada lifes of grass, inspirándose en el Dios de la mitología Egipcia Osiris al que se le confería la virtud de la renovación y la eternidad mediante la reencarnación espiritual en la tierra. Utilizando un lenguaje transversal y sencillo en su proceso, una estructura de metal reciclado donde germinan en un ciclo continuo espigas de trigo y césped que provee de nutrientes y conocimiento al organismo que lo alberga, esta relación orgánica con la tierra restaura en el ser la dinámica que le mantenía vinculado a su entorno devolviéndole a una rutina en el que los orígenes biológico recuperan el protagonismo.