La esquizofrenia a grandes rasgos es un rasgo de la conducta producto de una pobre educación emocional y escasez de actividad social. Que se caracteriza por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad.
Su estadio en una mayoría de los pacientes que lo padecen es crónica, evolucionando en diferentes fases, hay una porción de pacientes que presentan desorganización neuropsicológica más o menos compleja, en especial de las funciones ejecutivas. Que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas, y una significativa disfunción social.
Quizás el síntoma mas significativo de la esquizofrenia sea el que representa los episodios alucinatorios o estados delirantes. Este comportamiento se da en la practica totalidad de los casos de pacientes diagnosticados e igualmente se convierte en el síntoma visible por el que diagnostica la enfermedad. Recientemente dos estudios realizados con imagen de resonancia magnética funcional (fMRI).
En pacientes con esquizofrenia encontraron una actividad anormal en la amígdala, la región del cerebro que procesa los estímulos emocionalmente relevantes. En ambos estudios, la actividad anómala se encontró también en el cerebro medio, que contiene las neuronas de dopamina que modulan la actividad en todo el cerebro.
Actividad inadecuada en estas y otras regiones puedan afectar a la percepción de la realidad e inducir el engaño, y puede ser terreno fértil para la investigación de la esquizofrenia, en los estudios se evaluó la activación de la amígdala, del mesencéfalo y del estriado ventral mediante un condicionamiento pavloviano.
El primer estudio encabezado por Raquel Gur de la Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, informa que la actividad en la amígdala es modulada de forma diferente en la esquizofrenia cuando los sujetos de estudio ven expresiones faciales emocionales, dependiendo de la dirección de la mirada. Publicado en Internet el 15 de diciembre en el American Journal of Psychiatry. El estudio también encontró que en el grupo de la esquizofrenia, algunos miembros mostraron actividad en la amígdala que se correlacionó con una comportamiento social y ocupacional peculiar.
En el segundo estudio, dirigido por Jeremy Hall de la Universidad de Edimburgo, Escocia,Archives of General Psychiatry. El equipo de investigadores registraron la actividad en la amígdala y otras regiones durante un ensayo de condicionamiento clásico. No sólo se encuentraron la activación anormal de la amígdala, mesencéfalo y el estriado ventral, sino además la misma correlación entre la actividad del cerebro medio con la severidad de los delirios en el grupo de la esquizofrenia.
En conjunto, los estudios sugieren que el significado emocional se atribuye a los diferentes tipos de estímulos, podría ser un enfoque fructífero para la comprensión de los aspectos de la esquizofrenia.
En una segunda fase del estudio realizado esta vez por Liana Romaniuk midieron la activación en la amígdala y otras regiones del cerebro en 20 participantes con esquizofrenia y 20 controles con un tipo de condicionamiento aversivo. Se trataba de aprender a asociar un determinado color, ya sea con una imagen desagradable (por ejemplo, un arma de fuego) o un objeto neutro (por ejemplo, una cesta de mimbre).
Aunque en ambos grupos de control los pacientes aprendieron a asociar la aparición de un color con una imagen desagradable, su actividad cerebral fueron diferentes. Si bien los del grupo control ofrecieron una respuesta condicionada en la amígdala a la presentación de predecir el color de una imagen aversiva, el grupo de esquizofrenia no lo hizo.
Un examen más detallado reveló la activación anormal del cerebro medio y el cuerpo estriado ventral durante prueba condicionada en el grupo de esquizofrenia, y las respuestas del cerebro medio correlaciona con los síntomas delirantes, según la clasificación de los aspectos positivos y negativos Escala de Síndrome (PANSS).
Esta correlación se debió en gran medida a las respuestas del cerebro medio inadecuado a la posición neutral estímulos condicionados en los individuos con puntuaciones superiores en engaño, y siguió siendo significativa después de controlar la dosificación de la medicación. Estos resultados apoyan la idea de que los problemas con la asignación de importancia a los estímulos adecuadamente puede dar lugar a percepciones delirantes.