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Suppose Design Office arquitectura Japonesa de vanguardia que mira al pasado


Inspirada en la primera casa de que se tiene constancia en la cultura Japonesa y que fue construida durante la dinastia Yayoi (200 aC - 250 dC). Conocida como casa Tateana Jukyo, la peculiaridad de este tipo de construcciones arcaicas.

Es que eran el resultado de excavar en la roca, o casas que se construían cavando un hoyo en el suelo de unos setenta centímetros, cubriéndose en una segunda fase con una techo en forma de pirámde elaborado con material vegetal. 

El joven arquitecto Makoto Tanijiri perteneciente al estudio Suppose Design Office especializado en viviendas unifamiliares, planteo a sus futuros residentes una joven pareja de Hiroshima. Una solución que fuera practica, confortable y que respetara su intimidad.

Se trata de una vivienda distribuida en tres alturas con una superficie habitable de cien metros cuadrados. Hundida parcialmente en el terreno esta rodeada por una elevacion construida con la tierra resultante del hoyo, haciendo de barrera orgánica y protección natural de la casa.

Además de marcar el perímetro natural de la propiedad. La estructura de la edificación se apoya en cuatro placas de acero. El problema de la escasez de iluminación en la planta baja se soluciono sustituyendo los tabiques por ventanales. 

Del centro de la estancia nace la escalera que permite el acceso a las otras dos plantas restantes, donde se ubican respectivamente el dormitorio de matrimonio y un espacio destinado a la habitación de los crío. Finalizada en una claraboya que culmina la vivienda.

Aunque lo que mas llama la atención es su fachada exterior, conformada por cuatro laminas una por cada cara, tapizadas en negro y que en cuya primera altura se ha instalado terraza destinada a solárium, lugar de carácter social donde los residentes tienen la oportunidad de establecer un diálogo con el exterior


Tete Dura Pau, retrato de mujer


Adscrita al arte figurativo a través del que ha tenido la oportunidad de relacionarse artísticamente con casi todas las técnica artísticas entre las que se podrían citar la pintura acrílica, el oleo o la acuarela. La artista levantina Tete Dura Pau cuenta ya con una larga trayectoria a sus espaldas.

Trayectoria profesional que a pesar de que básicamente y en su práctica totalidad se ha circunscrito a su tierra natal. No habiendo salido prácticamente de su radio de acción situado en la costa este de España, más concretamente la Comunitat Valenciana. Limitación geográfica que sin embargo no le ha impedido crearse una identidad como artista plastica.

Que se ha especializado en realizar, casi se podría decir un exhaustivo análisis de la mirada femenina. En un contexto globalizad, una seña o rasgo, la intuición femenina, que en su pintura traza un retrato que se puede completar como un compendio.


Que se puede percibir como un elemento persuasivo o en otros lienzos más sugerente de lo que para Tete, puede representar tanto con todos sus matices como reservas, lo que podemos denominar. Como su particular interpretación del universo femenino. Algo que realiza desde una perspectiva que implica desprenderse de todo tipo de perjuicios.

Y que ella aborda aplicando un enfoque donde lo esencial no está tanto en la poses de las modelos que selecciona, sino más bien subrayando lo que transmiten sus miradas y sobre todo su capacidad expresiva. Unas veces cargadas de elocuencia y en otras sin embargo más contenidas y conmovedoras, pero casi siempre delicada.


Sus retratos femeninos inspirados por el arte de origen chino Guo Hua construyen una narrativa delicada y luminosa, en la que la mirada se traducen en gestos cómplices y colores nitidos.


Características  conceptuales que le ha acompañado en su ya dilatada carrera, y que le ha servido para forjarse un status casi se podría valorar de culto, contando con un nutrido culto de admiradores, que han sabido apreciar su particular forma de retratar a la mujer. Independientemente de su contexto socio-economico, cultural o ceografico.