UN MURO DE SUEÑOS Y PESADILLAS DONDE TAMBIEN SE OYEN VOCES DE ESPERANZA
Este es el caso de la ultima muestra realizada por el ilustrador Aitor Saraiba y que se pudo visitar a lo largo de buena parte de 2017 teniendo como marco la totalidad del espacio de la nave numero 11 del centro cultural el Matadero en Madrid. Formato a gran escala que permite al espectador tener una relación inmersiva y por lo tanto mas cercana con los acontecimientos tan atroces (en algunos casos) que representan algunos de los dibujos.
Cuyos trazos brotan de la imaginación condicionada por las escenas dramáticas que han vivido los niños participantes, y que acaparan los sentidos del visitantes como si fueran fragmentos de una pesadilla que te acosa acaparando toda tu atención. Fruto de la actividad previa realizada en la que han participado niños refugiados residentes en el barrio madrileño de Arganzuela además del CEPI (Centro de Participación e Integración del Inmigrante), el CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y Cruz Roja.
DIBUJOS QUE CURAN EMOCIONES A TRAVÉS DE LA EXPRESIÓN ARTISTICA
A lo largo de las diferentes secciones que componen la exposición titulada El Muro de los sueños y las pesadillas se alternan dibujos coloreados con textos y citas alusivas a los diferentes estados emocionales de las escenas representadas, y que sus autores dependiendo de su óptica y posición en relación al conflicto, manifestaban de forma consciente e inmediata o desarrollaban de forma mas pausada y acompañados por personal especializado donde se organizaron los talleres.
Talleres cuyos antecedentes se remontan a 2.008 cuando Aitor pone en marcha el proyecto Dibujos Curativos por el que su autor ha desarrollado un programa donde a partir de la expresión plástica consigue identificar los traumas provocados por una situación de estrés emocional, consiguiendo exorcizar de alguna el dolor consecuencia de los hechos dramáticos que se han presenciado y reducir las secuelas que de otra forma podrían llegar a engendrar auténticos monstruos
Como novedad para esta ocasión Aitor ha contado con la colaboración del músico Dr. Kurugo que ha compuesto un collage sonoro compuesto por las voces y alocuciones de los propios niños. Característica acústica que refuerza la intensidad y dramatismo de los recuerdos que se describen, inundando el espacio con ecos y voces que se manifiestan actuando como cacofonías de las que resulta imposible abstraerse.
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