Nomada Q : fuego

Hula o lo que es lo mismo Sean Yoro, tuvo una trascendencia inusitada a partir de su serie de retratos parcialmente sumergidos de "sirenas", con los que la artista se posicionaba denunciando los efectos desastrosos para el planeta del cambio climatico.

Realizados en los margenes de diferentes afluentes a su paso por grandes ciudades a lo largo de 2.015 y 2.016, donde fueran accesibles visualmente. Hula lo enfocaba como acciones de concienciación global, emotivas y cargadas de lirismo ecológico.

Donde la solidez del paisaje urbano y el estoicismo que mostraban las modelos mientras se sumergian en las aguas procelosas del rio, que no dejaban de estar distantes de las áreas naturales. Donde por su incalculable biodiversidad se hace mas perceptible la magnitud de los efectos del paulatino incremento de la temperaturas.

Relación causa efecto que es mas apreciable en su ultimo trabajo, para el que a comienzos de este año se traslado a una reserva natural situada en la Isla de Hawai, donde recientemente se había producido un devastador incendio que habia afectado gravemente al conjunto de los ecosistemas que lo componen.

Titulada Puliki, como en anteriores ocasiones la protagonista es la mujer pero en este caso la actitud que adopta es de protección en relación a su entorno, tratando de abarcar con sus brazos el diametro formado por un conjunto de arboles que languidecen chamuscados en lo profundo del bosque.

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Jugando con la percepción óptica del observador la ultima acción de Hula, transmite su preocupación ecológica simbolizandola a través de un gesto maternal de comunión y compromiso con el planeta Tierra.

El espacio publico como lugar y terreno común al partir del que crear narrativas expresivas, puede prestarse a muchas interpretaciones y adoptar tantas formas como materiales, sensibilidades y posturas pueden ponderarse sobre como debe gestionarse.

Un debate que debido a su heterogeneidad y la irrupción de las nuevas tecnologías esta mas vivo que nunca, y que artistas como Robert Montgomery uno de sus princpales percusores lleva nutriendo.

Desde que iniciada la decada pasada comenzo a utilizar como sustrato a través del que manifestarse el mobiliario urbano y los soportes publicitarios que inundan una ciudad como Londres.

Una gran urbe que se ha convertido en un gran laboratorio de eso que se ha dado en llamar el multi-culturalismo del Siglo XXI, y que Robert ha metabolizado para elaborar un discurso donde la agitación de conciencias se plasma a través de plataformas de dialogo de alto rendimiento social y dialéctica desde la que describe una realidad a menudo confusaa y saturada de fuentes de información la mayoría sucedaneas y replicantes.

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Poesía, luz y fuego son los estandares básicos que Robert actualiza a través de emisores LED y donde el anida ideas reflexiones, sobre una sociedad cada mas volátil, efímera y basada en la síntesis de la ficción.