Sanaa tres proyectos iniciaticos que revolucionaron la arquitectura japonesa del siglo XXI


Tuvieron que transcurrir más de cinco decadas hasta que Japón consiguiera renacer de sus cenizas y de alguna empezar a cerrar las heridas que supusieron participar en la Segunda Guerra Mundial en el bando de los derrotados. Un período que se caracterizó por una pérdida de identidad debido a que la sociedad en su conjunto se sentía profundamente humillada mostrándose apática y desorientada.


Lo que provocó que amplias capas de la sociedad japonesa cuestionaran muchos de los valores y estándares que hasta ese momento habían siendo modelos tradicionales que habían permanecido arraigados conformándo el carácter, de un país que se debatía entre seguir anclado en el pasado o abrazar la forma de vida Occidental.

Adoptando o más bien adaptando e incorporando muchos de sus patrones y dinámicas a otros muchos ámbitos productivos, entre ellos los que conciernen a los creativos. Donde se observaron una paulatina evolución hacia nuevas formas expresivas que de alguna reflejaban.

Los cambios que estaban experimentando como comunidad. Serie de cambios que propiciaron que Japón poco a poco logrará sortear el aislamiento al que se había sometido. Esta catarsis como no podía ser de otra manera acabó alcanzando a la casi artesanal práctica de la arquitectura.

En la que de un día para otro resurgió del anquilosamiento en la que había estado durante siglos.  Aflorando una serie de jóvenes y emprendedor@s arquitect@s que sin renunciar a los parámetros arquitectónicos locales con los que habían crecido y se habían formado academicamente.

Si habían de forma habilidosa integrar en una nueva mirada de contemplar la forma arquitectónica y el tratamiento y el uso que se hacía del espacio. Ofreciendo una diversidad de propuestas que obedeciendo a las sensibilidades y demandas que se proyectaban desde su entorno y social.

Se materializaban en sugerentes proyectos resultado de la convivencia de la materia, la forma y la luz. Y que permitían renovar una disciplina cuyo canon funcional y estetico se nutria de movimientos foraneos, materializando en estructuras con las que los ciudadanos y consumidores podían llegar ha identificarse.

La Casa S cubierta con paneles de policarbonato permite iluminar el exterior de la vivienda desde su interior

A lo largo de todos estos años desde este espacio os hemos ofrecido uno cuantos y notables ejemplos de esta renovacion, a través de una selección de estudios y proyectos que bien sintetizaban esta transformación. Por citar unos cuantos remitirnos y hacer referencia a: Takaharu TezukaYoshiaki Oyabu Architects Ryue Nishizawa.

Estudios que simbolizan esta revolución en el ámbito arquitectónico pero cuyo repaso estaría cercenado sino se incluyera como uno de sus principales valedores. A los sugerentes trabajos aportados desde mediados de la década de los años sesenta del siglo pasado por los fundadores del estudio de arquitectura SANAA.

Y es que sería un ejercicio vanal omitir las propuestas encarnadas por el tandem de Arquitectos formados por Ryūe NishizawaKazuyo Sejima. Que ya sean en conjunto o en etapas en las que por separado influyeron de forma determinante en como se contempla y se percibe la arquiectura contemporánea japonesa tanto en el interior como en el exterior del pais.


Mientras que tal vez estamos acostumbrados a ver la casa japonesa como algo que mira hacia adentro. En muchos sentidos la contingencia de la vegetación se suma a la naturaleza frágil convirtiendo los proyectos de SANNA en un paisaje habitable. 

    
Y que desde aquí vamos a tratar de contextualizar describiendo tres proyectos de su primera etapa, en los que sin embargo se pueden ya constatar en que fundamentos se basarán la mayor parte de los encargos que acometerian en décadas sucesivas y los cuales se diferenciarian básicamente en la embergadura y el uso del  edificio y su distribución espacial.

En el caso de las tres casas que se las conoce por el escueto nombre de Casa S, Casa M, y Casa Moriyama. Aunque se puedan conceptual como diseños iniciaticos y por lo tanto sean susceptibles de ser percibidos como ser al fin al cabo como intentos que no dejan de adolecer de cierta humildad, tanto por la magnitud de su ejecución.

Como por ser viviendas de carácter residencial y unifamiliares que destacan por su simplicidad en sus formas como por estar construidas priorizando el principal punto en el decálogo de la praxis que han aplicado este dúo de arquitectos con sede en Tokio. Y que básicamente se basa en la funcionalidad y polivalencia de los espacios susceptibles de ser habitados.

Vista de la fachada alargada de la Casa M marcando un fuerte contraste con las de su entorno mas proximo

Narrativa cuyo rendimiento se ha aplicado desde que en 1996 finalizarán las obras de la Casa S. Vivienda construida en poco más o menos de un año y en la que desafia al modelo tradicional envolviendo el único volumen de corte cuadricular con una cubierta de policarbonato.

Material inusual y que determina el comportamiento hacia una construcción que puede resultar ajena e incluso intimidante. Pero que en conjunto establece una comunicación con el exterior en la que destaca la discreción y el facilitar a sus residentes, un lugar intimo en el que poder relacionarse en un lugar intimo aislandose del mundanal ruido.


Emplazada en un distrito en expansión de la ciudad de Okayama. La vida dentro de la casa se vetebra  alrededor de esta cubo situado en el centro actuando como nexo o hub, desde el que parte un corredor cuya amplitud y situación facilita la ventilación  natural de las diferentes instancias que se reparten en dos alturas.


Merecedores del premio Pritzker otorgado a Kazuyo Sejima en 2010 por su contribución a la renovación de la ortodoxa arquitectura japonesa. El estudio SANNA comtempla el espacio habitable como un lugar común en el que la función crea paisajes interiores.


Su sucesora natural la Casa M aplican el mismo patrón salvo por alguna licencia estética que se evidencia en la fachada exterior cuyo planteamiento obedece a un intento, por integrar este encargo realizado por una pareja joven la cual se había afincado en un barrio de Tokio. 

En una parcela longitudinal por lo que la figura que emplean es un rectángulo de aspecto sobrio, que se extiende a lo largo de la acera al borde de la calle, situada en el céntrico barrio Shibuya. Las motivaciones del diseño de la casa obedecen al deseo de crear un hogar en el que la luz en el interior conforme un paisaje propio y diferenciado del que hay en la calle.

Finalizada en 1997 su construcción planteaba la necesidad de ampliar la superficie habitable, a pesar de que contaban con una parcela de dimensiones reducidas, por lo que excavaron en el terreno. El reto para los arquitectos era incorporar el exterior al interior de la casa y al mismo tiempo, maximizar el espacio útil del sitio de acuerdo a los requisitos específicos del cliente mencionados anteriormente. 

Es por eso que una de las estrategias más importantes del proyecto consiste en horadar en la superficie hasta sumar la altura que precisaban. Al estar la casa parcialmente soterrada se añadieron tres corredores cuya función era actuar como tragaluces proporcionando la iluminación natural suficiente en el interior.

Distribución fragmentada en el interior de los patios interconectados de la Casa Moriyama

Continuando con la percepción de espacios abiertos y agradables en un parcela relativamente pequeña, requisitos de área y volumen de vivienda. Es interesante notar la decisión de liberar el piso inferior de columnas u otros elementos estructurales verticales que soportan el piso superior, a través del uso de vigas de acero que recorren la profundidad de campo, para apoyar estructuralmente los volumenes compuestos por el dormitorio principal, el garaje y habitación de invitados, como si fueran puentes, cuyos soportes se encuentran en los extremos del edificio.




En el caso de la Casa Moriyama estamos ante uno de los primeros encargos por uno de los artífices del estudio SANNA, el arquitecto Ryūe Nishizawa. Una construcción en el concepto estructural que resulta más elaborada que en la trayectoria observada en los trabajos compartidos con la arquitecta Kazuyo Sejima.

Entregada a sus promotores en 2005 se trataba de un edificio dividido en dos alturas y y cinco apartamentos destinado al alquiler en una zona madura urbanisticamente y densamente poblada como es el distrito Otha-Ku. Cuyo paisaje urbanistico está dominado por construcciones que no superan las dos alturas.

Lo que primero llama la atención es su fachada inmaculada y perforada por grandes aberturas rectangulares que aparte de fijar la luz del exterior en un gran patio central enmarca el entorno con el que se relaciona. Con casi trescientos metros de superficie los inquilinos disponen de patios y jardines compartidos, en los que desarrollan sus vidas convirtiéndolos en lugares casuales de encuentro y en los que visualmente las formas cúbicas se presentan como un elemento omnipresente configurando la naturaleza del espacio habitable.

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