En la naturaleza existen multitud de ejemplos de estructuras arquitectónicas, hormigueros, los paneles de las abejas, las madrigueras que sirven de refugio a multitud de especies o los elaborados diques de los castores son algunos de ellos.
A los que desde tiempos inmemoriales se han recurrido para diseñar y construir una diversidad de edificios, en los que finalmente han convivido seres humanos. Ya sea para residir permanentemente o para ejercer las mas variopintas actividades que a uno se le pueda imaginar.
Los arquitectos de estudio Playze se inspiraron en los escurridizos cuerpos de los gusanos, para en 2.008 presentar su proyecto de vainas habitables llamado Lucilinburhuc. Compuesto por volúmenes independientes estas unidades según sus autores reunían las características para ser utilizados como refugios de montaña.
Realizadas con un material biodegradable que favorece la conservación térmica. Las paredes traslucidas desde el interior permiten que sus ocupantes mantengan una comunicación visual con el exterior. Sujetas a cabos debido a su diseño continuo se pueden unir por secciones ampliando de esta forma el numero de residentes.
La estructura interior compuesta por una serie de anillos ajustables en función de diferentes escalas, presentan una gran flexibilidad con el fin de amortiguar los efectos de las rachas de viento. A las que se pudiera ver sometido su armazón evitando la sensación de balanceo.
Presentado al concurso para ser la instalación que albergara la delegación de Luxemburgo en la exposición de universal de Shanghai. Lucilinburhuc obtuvo finalmente el segundo premio, por su excelente relación de materiales y su dinámico diseño.