A formas que se nutren de narrativas tradicionales, que pueden ser perfectamente utilizadas en la actualidad aunque de forma muy esporadica. Objetos cuya elaboración es realizada de forma casi artesanal, y cuyo uso se contempla fundamentalmente en el ámbito domestico, formando parte de nuestra memoria socio-afectiva colectiva remitiendonos por ejemplo a nuestro entorno familiar.
Objetos que a pesar de recibir la consideración de obsoletos, sin embargo pueden convertirse en el detonante inspirador. Para que tras procesarse a través de las exigencias de la arquitectura actual, se incorporen como un modelo estándar de estructura arquitectonica que sea plenamente funcional en el lugar donde va a actuar y relacionarse con un paisaje que le puede resultar completamente ajeno.
Tanto por las características morfologicas de ese paisaje, como por el recorrido ontológico del edificio. Esto último tendrá mucho que ver con la función del proyecto y del grado de aceptacion por aquellos que los vayan a habitar o a usar y al tipo de actividad que se va a ejercer desde el mismo de su apertura. Suponiendo una auténtica prueba los primeros acercamientos a un diseño que ante todo tiene que resultar acogedor.
Aúnque no siempre tiene por qué ser asi, o ese es el dilema que me transmitió la naturaleza del pabellón diseñador y arquitecto Manuel Bouzas. Que en un primer acercamiento lo percibí incluso como algo hostil, sobre todo en el sentido estetico. Pero que tras examinarlo más detallamente y consultar la documentación redactada de forma elocuente alrededor de una obra casi minimalista y creepy.
Con esa rampa funeraria, que ondulada como una ola, se eleva por encima de mi cabeza de forma intimidante. Y es que el pabellón llamado Mediterráneo TAC! Festival y que se ha podido visitar en una de las plazas más conocidas de la ciudad de Valencia en España. Se puede definir de muchas formas pero a mi me resultó sólido y contundente.
Pese a que su uso obedece a un almanaque de actividades que organizado por la Fundación Arquia, formaban parte de la segunda edición del certamen de arquitectura Mediterráneo TAC! Festival. Encuentro nómada que tras cosechar un rotundo éxito en su primera edición el año 2022 teniendo como marcó la ciudad de Granada. El año pasado subía la apuesta seleccionando dos sedes.
Una en la citada capital del Turia y la otra emplazada en el norte de la península iberica, más concretamente en la ciudad vasca de San Sebastian. Una alternativa la de la bicefalia con la que deseaban poder abarcar todas y cada una de las numerosas propuestas que ofrecen a través de un calendario compartido a través de más de dos meses de intensa actividad que traslada al público en general una selección de proyectos.
El pabellón que se tiende sobre la Plaza Músico López Chavarri cubre una superficie de 300 metros cuadrados. Fabricado con el material empleado en las tradicionales persianas mediterraneas, se trata de un lugar de encuentro y sociabilizacion, un oasis rodeado por un paisaje urbano formado por edificios de mediana altura entre los que destaca.
Por cuya vocación y naturaleza relacionada con la exploración de soluciones destinadas a convertir el espacio publico en un lugar, que se defina por crear sitios de encuentro e interacción social. Donde el protagonista sea la gente gracias al desarrollo de un urbanismo polivalente y con un marcado acento en fomentar la inclusividad desde una posición donde se priorice la diversidad.
En este contexto la propuesta del joven arquitecto gallego Manuel Bouzas es un intento por tratar los lugares comunes, como las plazas en un espacio común de interacción y compromiso social, que tenga en cuenta las muchas transformaciones que se han producido en términos demográficos así como en el ámbito economico.
Pero sin perder de vista la historia afectiva que han ido arraigando a los residentes con los lugares con los que han crecido de forma a lo largo de decadas. Por lo que Bouzas tenia que el proyecto de pabellón tenía que nutrirse de este hilo sentimental y familiar, porque el entorno en el que uno vive debe incorporar las experiencias y humanidad dejada por los elementos empleados en épocas precedentes.
Con este propósito en mente el arquitecto se inspira en las clásicas persianas de estilo veneciano o alicantino, estas persianas han aportado vitalidad y carácter a innumerables calles del sur de Europa. con las que se cubrían los balcones de una mayoría de viviendas hasta hace no mucho tiempo. Y que pese a ser una costumbre que ha sido sustituida por otro tipo de soluciones más "eficientes" climaticamente. Todavía se pueden ver en muchos barrios del casco viejo de Valencia.
Construido con materiales sostenibles, organicos y de proximidad, el proyecto presenta largas persianas de madera suspendidas sobre dos bastidores situados a diferente altura. Actuando como una marquesina cantenaria que cuelga de dos pórticos triangulares de madera. El efecto principal es que proporciona una superficie generosa de sombra que alivia de manera notable la sensación de agobio y calor.
La marquesina que opera sobre la practica totalidad de la plaza se completa con un rincón acogedor que cuenta con una entrada circular de luz, a través de la que se ilumina un pequeño jardín con vegetación y agua, regulando la sensación térmica que se produce en el interior. Las piedras integradas actúan como mobiliario casual y elemento estructural se completa con vigas de madera que cumplen la función de absorber el carbono que se genera en el entorno y por el trafico.
El interior del pabellón presenta varios espacios contando con un pequeño jardín en el centro, que se comporta como un lugar versátil en el que se pueden organizar una diversidad de actividades al aire libre.
En el caso de la estructura del pabellón ondulado por el que ha recibido el premio TAC! Festival Award 2023. Ha incorporado como cubierta aplicando en su elaboración criterios relacionados con el reciclaje de materiales, principios medio-ambientales que Bouzas con sede en la ciudad americana de Boston prioriza desde que finalizo su formación académica con matrícula de honor en 2018 en la ETSAM (UPM), que está enriqueciendo con un Máster en Estudios de Diseño en Harvard University GSD. Una práctica de diseño que explora la intersección de la arquitectura y la ecología a través de múltiples escalas y medios, que van desde instalaciones efímeras hasta la investigación del diseño.
Su trabajo se centra principalmente en examinar la relación entre los materiales con los que construimos y el impacto socioecológico que tienen en el medio ambiente y los paisajes de los que proceden. Sus proyectos se expusieron en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2018 y 2023, y en la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo en 2022.
También mencionar en su meteórica trayectoria ha sido galardonado con prestigioso Renzo Piano World Tour Award 2022. Reconocimientos qué sugieren qué estamos ante un arquitecto cuyo potencial, rendimiento creativo se complementa con sus inquietudes y compromiso en la búsqueda de formas constructivas cuya huella ecológica e impacto en su entorno se reduzca de forma sustancial.
HEMEROTECA DE PARECIDOS RAZONABLES NQ:
En el lejano 2010 ya os presentaba El Pabellón Boxel, una estructura hecha con cajas de cerveza producto de un proyecto de fin de carrera realizado por un grupo de estudiantes que podéis visitar AQUI. Pero si esta propuesta os resulta sorprendente la diseñada por los arquitectos Pedro de Azambuja Varela y Maria João de Oliveira, llamado Vaulted Cork Pavillion se trataba de un pabellón ondulado construido en corcho que podéis visitar AQUI. Pero quizás la más audaz a la vez que más sugerente sea la burbuja gigante firmada por el colectivo de diseño urbano Raumlabor, publicado en 2015, se trataba de un espacio burbuja en el que los usuarios mantenían un diálogos visual con el exterior que podéis recuperar desde AQUI.