En las composiciones fotográficas de Tim Walker se percibe una narración literaria que sin duda Tim atribuye a sus comienzos como fotógrafo. Vocación que adquirió mientras lo combinaba con su labor como bibliotecario.
Ordenando y catalogando los miles de volúmenes de una de las librerías con más solera de la ciudad de Londres como es la Conde Nas´t.
En cuyo periodo adquirió una experiencia narrativa visual inspirada por las miles de horas que, se pasaba entre los anaqueles de las estanterias. Colocando todas y cada una de las novedades que recibía casi a diario.
Periodo en el que empezó aceptar encargos como fotógrafo freelance para diferentes publicaciónes, hasta convertirse en ayudante durante durante mucho tiempo de uno de los fotográficos mas maniáticos que existen.
Y del se puede observar una influencia notable sobre su obra, este fotógrafo que responde al nombre de Richard Avedon, del que incorporo su sentido estético. A unos trabajos cuyo discurso visual cada vez eran más elaborados y ricos en detalles.
Caracterizado por una interpretación del glamour y el oropel que destaca por la grandilocuencia de sus dramatizaciones, además de cantidades ingentes de ironia. Además de una atmósfera por momentos mu cinematográfica y la incorporación de elementos surrealistas que combina con decorados vintages.
Consiguiendo reproducir pasajes que evocan cuentos y fabulas donde se describen mundos mágicos. Pero cuyo hilo conductor nos devuelve a una realidad donde lo improbable siempre nos acecha estableciendo la esencia de un guión que siempre tendrá como detonante y principal aliciente la ficción.