Aprovechando las instalaciones en desuso de una estación de metro en Lower East Side, el estudio Raad Studio liderado por el arquitecto James Ramsey , ha presentado un proyecto de transformación de un espacio subterráneo abandonado, en un lugar donde los ciudadanos puedan realizar las mismas actividades que realiza habitualmente en la superficie. Logrando extender la ciudad mas allá del subsuelo. Hasta ahora las mayoría de de las intervenciones urbanas que se concretan por debajo de la corteza que marca la frontera entre el exterior y subsuelo, tienen por objeto aparcamientos, redes metropolitanas, servicios municipales, donde la presencia de las personas es meramente eventual.
El proyecto The Delancey Underground, bautizado como la antigua terminal que es un espacio histórico de principios del siglo pasado. Es cavernoso - es algo así como la escena de El Señor de los Anillos cuando en la montaña entran en la cueva del enano, este espacio grande, espectacular, llama la atención de inmediato por otra parte, los techos abovedados y amplias galerias.
Básicamente el reto del plan consiste en recrear unas condiciones de luz natural similares a las que se dan el exterior, creando un espacio verde del metro utilizando la tecnología solar avanzada. La estación ha permanecido cerrada desde 1.948, pese a ello su grado de conservacion es excelente, mostrando una estructura muy poco dañada. Cuenta con una superficie de 60.000 pies cuadrados, dos tercios del tamaño de Gramercy Park.
La tecnología permite crear un atractivo espacio verde en un barrio de escasos recursos. La clave, esta en el "tragaluz a distancia", un sistema que canaliza la luz del sol a lo largo de cables de fibra óptica, filtrando la luz dañina compuesta por la radiación ultravioleta e infrarroja, pero manteniendo las longitudes de onda utilizada en la fotosíntesis. Canalizando la luz del sol como lo hicieron en las tumbas del antiguo Egipto, pero empleando tecnología diferente, usando colectores solares en la superficie y un sistema de alimentación que irradie esa luz en la cavidad, creando una atmósfera equivalente a la de la superficie.