El ritmo de cambios frenético que se produce en nuestra sociedad, de novedades que no son mas que sucedáneos de cambios producidos, en muchos casos ese devenir de cambios cuya consecuencias se mide en una perdida de tiempo y de recursos que solo sirve para contribuir al fortalecimiento de una retorica en lo que lo esencial es sustitudo por lo accesorio. En el terreno de la innovación y el conocimiento esta dinámica si cabe se recrudece por una serie de factores que tienen que ver ocasiones con expectativas desorbitadas en relación a ese avance científico/tecnológico que pierde vigencia distando con mucho de las previsiones iniciales.
En una de las áreas científicas donde se están realizando mayores esfuerzos de inversión tanto en recursos económicos como en capital humano, tiene que ver con la necesidad que tiene el ser humano de ralentizar los procesos de envejecimiento, quizás entre todas las vías de investigación que se están desarrollando la mas interesante tenga que ver con la posibilidad de revertir los mecanismos que producen el envejecimiento, actuando sobre las causas que lo originan.
Los investigadores ya conocen en que consiste este mecanismo por el que las células que están formadas por 23 pares de cromosomas que están formados por las cuatro letras de ADN o ácido desoxirribonucleico que equivalen a A,T,G y C iniciales que a su vez hacen referencia a los cuatro ácidos esenciales que lo forman, en su constante division las células se deterioran debido al acortamiento gradual de sus extremos conocidos como telomeros como consecuencia acaban pereciendo, produciéndose el envejecimiento del organismo.
Lo que ha descubierto un equipo de investigadores de la Dana Farber Cancer Institute de Harvard (Estados Unidos) dirigido por Ronald DePinho y en el que ha participado el español Juan Cadiñanos, es que el mecanismo de envejecimiento en ratones es equivalente al de ser humano, en el ensayo en el que utilizaron ratones modificados genéticamente a los que previamente se les había extraído la enzima conocida como la telomerasa, cuya función es clave en la conservacion de los telomeros.
Los investigadores asistieron al envejecimiento prematuro de los roedores, que presentaban todos los síntomas que caracterizan a un estado de senectud, deterioro cognitivo, perdida de masa muscular, desorientacion, dificultad en el movimiento espacial, perdida de habilidades psicomotoras... Proceso que consiguieron revertir cuando a los ratones en estado avanzado de envejecimiento se les suministro un fármaco llamado 4-hidroxitamoxifeno, con el que se aumento la presencia de telomerasa propiciando que la division celular mostrara una actividad por la que el tejido celular y los órganos internos deteriorados de los ratones analizados experimentaran una mejoría en su funcionamiento, revirtiendo el proceso de envejecimiento.
El próximo paso es conseguir que la administración de telomerasa sobre todo en organismos envejecidos no implique daños colaterales con la aparición de tumores asociados, evitando actuar sobre las células potencialmente cancerigenas, una de las estrategias es la posibilidad de desarrollar un fármaco inteligente que discrimine las células tumorales, evitando la degeneración tisular asociada a la edad y revertir el proceso de envejecimiento.