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Moranches, murales que recuperan un pueblo del olvido


La técnica artística del tranpatojo se ha vuelto ha convertir en tendencia gracias al arte urbano, que sobre todo en entornos rurales se ha incorporado para no solo embellecer las calles de numerosos pueblos y aldeas.

Sino para recuperar de alguna forma la memoria de los lugares sobre la que actúa. Resurgir de una practica principalmente decorativa que tuvo su máximo apogeo durante el renacimiento y el barroco usándose fundamentalmente para realzar lo edificios de la época dotándoles de mayor amplitud.

Y a la que en la actualidad han recurrido artistas como Banksy o Zilda en algunas de sus intervenciones,  aunque en España todavía no se ha extendido si existen algunas propuestas como la de la artista Asunción Vicente Ríos que tras completar sus estudios y licenciarse en bellas artes.


ARTE URBANO QUE RECUPERA EL SABOR RURAL DE NUESTROS PUEBLOS

 
Se traslada a mediados de la década pasada a Moranchel, una pedania perteneciente a la comarca de Cifuentes en la provincia española de Guadalajara a escasos kilómetros de Madrid, donde al poco tiempo comienza su actividad como muralista completando su primer encargo.

Realizado por un cliente local que deseaba recuperar el escaparate de la única panadería que había en el pueblo teniendo que cerrar debido a la escasa demanda, como consecuencia de la despoblación endemica que padece la comarca. 

Y es que cada una de las intervenciones que completa Asunción tiene un fuerte componente emotivo que nos vincula a la memoria del lugar y los seres que los habitaban, pudiendo redibujar un pasado gracias a la memoria que se preserva y que transmiendose generacionalmente.

Por eso invierte tanto tiempo en cada proyecto cuya ejecución oscila entre los veinte días y los cuatro meses, pero que antes ha completado un plazo de documentación, en el que la participacion de la gente local representa una pieza angular.

Como en su ultimo mural que como en otras ocasiones recurre a una estética escaparatista, titulada La Floristeria, obra que finalmente se pudo completar gracias a las aportaciones altruistas de gente anónima, que contribuyo con los recursos suficientes con los que adquirir los materiales con los que finalizar la obra.


DE LA CUEVA DE LOS GATOS A LA BODEGA ENTRE FLORES Y PAJAROS

Pinturas acrílicas de alta calidad que permiten que los murales y los motivos que lo forman resistan con garantias las inclemencias del tiempo precisando una conservación mínima, permitiendo a los cada vez mas numerosos visitantes que recorren la region atraidos por su rico patrimonio medio ambiental.

Excursionistas que sobre todo durante los meses de Primavera y Verano se acercan a sus calles para contemplar como de version imaginada del agua y sus caños de una fuente ya seca conocida popularmente como la de los deseos, y que en otros tiempos servía para abastecer a los habitantes de la aldea.

O en las afueras del pueblo acercarse a la cueva de los gatos donde entre felinos representados de forma rupestre, imaginarse a un animal que en la actualidad deambula por las calles de la localidad donde dan la bienvenida al visitante.

A los cuales les cuesta diferenciar las flores de verdad de las del mural, donde entre setas vuelan unos pajarillos ajenos a nuestra presencia, o la puerta de un mural cuya fachada representa la entrada a una bodega artesanal de las muchas que habia hasta no hace mucho tiempo en la zona, y que si pudiera ser traspasada nos trasladaría en un viaje en el tiempo a otra epoca.
  
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Los murales de Moranchel nos trasladan a un paisaje rural ya practicamente desaparecido, recuperando a través de los testimonios y la memoria de sus habitantes un legado que nos vincula a nuestras raíces.

Dan Witz, señales en el camino

Con motivo de su participación en la ultima muestra de arte callejero austriaco Escape The Golden Cage, que se esta celebrando estos días en sus calles, el polifacetico y poliedrico artista Dan Witz


Recupera el mobiliario urbano, o al menos el que nos es más cercano y reconocible, como son las señales de trafico que nos indican como desplazarnos de forma civilizada por el conjunto de calles, que conforman el espacio publico.


Elemento que el utiliza como soporte expresivo, sustituyendo los fríos y anodinos pictogramas por reflexiones e ideas alusivas a una diversidad de preocupaciones sociales. Algo que hace utilizando un lenguaje en el que a pesar de que está dominado por un espíritu crítico y mordaz, no se olvida de la ironía mostrando su sentido más informal.

Y que representa un paso coherente de lo que fue en 2007 su proyecto de arte callejero Do Not Enter, con el que inundo de proclamas incendiarias las ciudades de New York, Londres y Copenhague. Una acción global con la que queria reflexionar sobre los flujos de población y sus limitaciones e imposiciones administrativas.


Natural de la ciudad estadounidense de Chicago. A lo largo de su trayectoria que abarca casi dos décadas se ha creado una identidad creativa producto de un enfoque interdisciplinar de su práctica artistica. Aunque se ha hecho fundamentalmente  conocido por sus ingeniosas pegatinas con las que ha creado toda una marca reconocible a nivel mayoritario.


Además de su selección de carteles serigrafiados en trampantojo titulados Holes realizados durante la segunda mitad de la última década del siglo XX. Un conjunto de intervenciones que tuvo como marcó el distrito de Brookly. En los últimos años, Witz se ha volcado en la pintura, buscando inspiración en la ciudad de Nueva York y combinando herramientas tradicionales y digitales en sus trabajos que estéticamente parecen collage. 


Sus trabajos comienzan con fotografías digitales, las cualesedita en Photoshop y luego imprime las imágenes sobre lienzo. Al igual que los maestros holandeses, Witz aplica el color con técnicas tradicionales de veladura, lo que le permite crear ilusiones de profundidad, forma, luz y sombra.