Cuando los desprevenidos lugareños, recios habitantes de los Alpes suizos vieron por primera los dos enormes volúmenes cuya materia principal, parecía ser carne prensada sujeta con gruesas cadenas engarzadas con eslabones bañados en oro.
Inmediatamente pensaron, por acto reflejo lo asociaron con el oscuro pensamiento. De que un oligopolio cárnico unilateralmente hubiera decidido.
De que los miles de ejemplares que forman su iconica cabaña de vacuno con denominación, se triturar a convirtiéndose en carne picada. Destinada a un basurero en el cual tras ser prensada acabará siendo bloque solido.
Firmada por el artista Andrea Hasler, los dos cubos de grandes dimensiones asentados sobre unos palets. dispuestos sobre ambas laderas de una montaña.
Es aunque no los parezca una obra titulada Perishable Goods (mercancía perecedera), más concretamente una escultura creada para el museo al aire libre gestionado por 3-D Foundation.
Formada por dos monolitos simbolizan utilizando un lenguaje irónico en clave de alegato ecológico, lo mecánico y despiadado de los procesos de manufacturación empleados en el tratamiento de los excedentes cárnicos que se comercializan hoy en día.