Brandalism hackea 500 vallas publicitarias de aerolíneas para denunciar el cambio climatico


Con el levantamiento o derogacion de las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias, para paliar los efectos del Covid-19 y la aparición de nuevas variantes producto de su gran versatilidad mutacional. Y reemprender nuestra cotidianidad en un escenario socio-politico presidido por múltiples incertidumbres.


Bajo el leo-motiv de eso que se ha dado en llamar nueva normalidad. Una de las primeras actividades a las que como consumidores deseosos de vivir nuevas y sugerentes experiencias, ha sido contratar algún paquete de viajes que nos ofreciera la posibilidad de embarcarnos en algún viaje. Cuyo destino en mayor o medida nos trasladara a nuestro destino preferido de vacaciones.


O en todo caso y en el peor de los casos nos permitiera cambiar nuestro paisaje habitual cambiando así por unos días. O en el caso de los más afortunados alargar unas semanas de cambio de aires y de una rutina, ya de si adversa y desalentadora para una mayoría de ciudadan@s. Siendo una de las primeras opciones de transporte a la hora de contratar un tour o simplemente adquirir unos billetes el avion.

Que lejos de modificar en alguna medida su modelo de negocios y de trato al cliente mantenido desde que se libero el espacio aereo. Consistente en una constante reducción de los precios en la contracción de vuelos, lo cual ha traído grandes beneficios, sobre todo de cara al mercado. Ya que ha permitido "democratizar" el hábito de poder volar a precios realmente competitivos.


Fenómeno que por otra parte ha provocado que haya un repunte en el incremento del tráfico aereo. En un sector que ya mostraba preocupantes índices de saturación antes del Covid-19, y que debido principalmente a la reducción de los gastos destinados a la adquisición de ingentes cantidades de combustible por parte de los grandes operadores aereos, la mayoría pertenecientes a oligopolios de petroleras.

Está situación se agudizara teniendo como principal perjuicio la elevación de los índices de contaminacion, algo que en plena emergencia climatica. No ha supuesto sin embargo que el sector aeronáutico tome conciencia medio-ambiental, no adoptando medida alguna que permita albergar esperanzas sobre que en un futuro más o menos cercano está situación se pueda llegar a revertir.

Momento en el que dos activistas urbanos hackean un soporte publicitario de una marquesina


Eso pese a las campañas convocadas por una diversidad de entidades comprometidas con la conservación de la naturaleza. Que en un denodado esfuerzo y despliegue de medios viene denunciando desde hace decadas. Como los consejos de administradores de estas compañías aereas, emiten informes tergiversado o directamente maquillando los datos que indican los graves prejuicios e impacto medidio-ambiental.


Que supone no haber renovado su obsoleta flota de aviones, sustituyendolos por prototipos más eficientes desde el punto de vista energetico. Renovación que de llevarse a cabo supondría una reducción sobresaliente y una mejora sustancial en los ratios relacionado con la huella ecológica que generan en la actualidad, valoradas como una de las más notables generadas por cualquier tipo de industria.

Con el enfoque de hacer pedagogía social y al menos poder suscitar en el cliente en particular y en el público en general algún tipo de reflexion en el sentido, de que de alguna forma modifique sus hábitos relacionados con la organización de sus viajes. Optando por alternativas más respetuosas con su entorno natural como la que representan el turismo local.


Con más de 500 intervenciones realizadas en apenas tres meses, el colectivo Brandalism, ha demostrado la capacidad de movilización global que posee el arte urbano en el espacio publico.


El colectivo arte y activismo urbano Brandalism anuncio la presentacion a finales del mes de Septiembre de 2022 de un calendario de intervenciones que ejecutadas en terminos globales comprendió los meses de Verano. Tendría por principal objetivo demandar a las principales tur-operadoras, la modificación de sus politicas de responsabilidad corporativa en relación al medio-ambiental. Lanzando un grito contra los que los miembros de esta propuesta arte urbano de carácter activista.


Una actitud incivica e insolidaria respecto a nuestro patrimonio natural. Con este enfoque dual compuesto por una parte de tratar de poner en práctica los puntos que se recogen en su manifiesto. Que consisten en utilizar el espacio público como medio expresivo y altavoz a través del que manifestar su preocupación por una serie de temas y problemáticas de carácter social.

Y por otra parte llevar estas acciones expresivas aplicando una perspectiva y visión lo más global posible. La columna de artistas urbanos seleccionaron algunos de los aeropuertos más representativos por tráfico de vuelos y  flujos de viajeros. Donde en ocasiones y utilizando una narrativa más directa y mordaz, como en el caso de la valla customizada realizada por el artista Hogre que se pudo ver en los aeropuertos de Brighton y Roma.

El mobiliario publicitario es un altavoz a través del que plantear debates en el espacio publico.

Donde su autor transformó uno de los logos más fáciles de identificar por parte del gran público relacionados con las compañías de bajo coste como es el de Rainair, sustituyéndolo por Ruinair. Situado a los pies de dos entusiastas azafatas que adoptando una pose de lealtad saludan a los potenciales clientes con una máscara lacrimogena puesta.


Por su parte en el cartel hackeado por Matt Bonner en una marquesina de una  línea de autobús que tiene conexión directa con el aeropuerto, el mensaje adopta una narrativa grandilocuente y tintes dramáticos. Transmitiendo la idea de que la proliferación de vuelos baratos son la causa principal del calentamiento global.


La campaña de carácter global gestionada por el colectivo de arte urbano Brandalism, se enmarca en un escenario de emergencia climática global.


En el caso de la propuesta firmada por Michelle Tylicki y que decoraban tanto marquesinas instaladas en las ciudades de Utrech como de la ciudad francés  de Nantes. La compañía objeto de su denuncia era KLM, utilizando un tono más liviano y tenue, su mensaje iba dirigido directamente a los usuarios recordándoles que fueran lo más responsables posible a la hora de escoger un vuelo.

En total se intervenieron alrededor de 500 expositores publicitarios, suma muy estimable y que indica la gran embergadura y la gran transcendencia que ha tenido entre la opinión publica.  Compuestos por todo tipo de formatos y soportes publicitarios, la campaña que se ha completado a lo largo de los tres meses de Verano, buscaban el máximo grado de impacto entre los clientes de las aerolineas.


Expuestas en los principales aeropuertos europeos, la mayoría combinan en su concepción la sátira y altas dosis ingenio, enfoque con que el equipo compuesto por nueve autores Hogre, Lindsay Grime, Matt Bonner, Michelle Tylicki, Darren Cullen, Street Market Subverttiser, Soofiya, BWA Design, and Roelof Boss. Pretendían resaltar el papel del marketing de las aerolíneas en el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los activistas están pidiendo a la Comisión de la UE que introduzca medidas en el ambito publicitario al estilo del tabaco para frenar la demanda de vuelos y evitar que las emisiones aumenten aún más. 




Para eso y paralelamente han habilitado  un canal por el que demandan la colaboración ciudadana bajo el nombre de los #BanFossil. Los paneles publicitarios seleccionados tanto en las inmediaciones de los aeropuertos como en el centro de ciudades como París, Ámsterdam, Barcelona, Bruselas, Lieja, Lisboa, Roma, Nantes, Londres, Bristol, Norwich y otras ciudades europeas con carteles que destacaban la falta de acción significativa de la industria de la aviación sobre el cambio climático. 



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