Quizas porque el retrato es lo mas parecido a un ejercicio de psicoanalisis visual. Nunca (o rara vez) se podrá aplicar la misma consideracion a el esbozo o instantanea de un arbol por mucho que sea un ejemplar singular merecedor de reunir los atributos de (antiguedad, historia, supervivencia), se le otorgara el adjetivo de haber sido retratado.
Aun asi hay trabajos fotograficos cuyas piezas si logran crear esa complicidad con el arbol que se fotografia teniendo la capacidad de transmitir, de producir en el observador por un instante, un determinado grado de empatia, dotando al arbol de una identidad que va mas alla de su utilidad o de recuerdos que evocamos en un momento puntual.
Aun asi hay trabajos fotograficos cuyas piezas si logran crear esa complicidad con el arbol que se fotografia teniendo la capacidad de transmitir, de producir en el observador por un instante, un determinado grado de empatia, dotando al arbol de una identidad que va mas alla de su utilidad o de recuerdos que evocamos en un momento puntual.
Esto sucede cuando por ejemplo trazamos de forma torpe las letras de nuestro nombre o de, forma furtiva el contorno de un corazon a traves del que pretendidamente sellamos durante nuestra juventud nuestro primer amor, seleccionando como victima y de forma aleatoria el tronco de cualquier arbol.
Del que en la mayoria de los casos desconocemos el mas minimo detalle como por ejemplo a que especie pertenece. Las fotografias de la fotografa estadounidense Beth Moon no solamente especifica el lugar aproximado donde esta el el árbol, sino que casi de forma artesanal utilizando una tecnica casi ancestral y practicamente desaparecida en la practica fotografica.
Los retratos de arboles realizados por la fotografa Beth Moon en condiciones de penumbra registran el paso del tiempo, y su capacidad para constituir formas organicas extremadamente bellas y plasticas visualmente, virtudes que les otorga una identidad propia..
Como es la de haber revelado desde que comenzo su carrera (hace mas de cuarenta años), aplicando una solución que combina platino y palladio, en un proceso cuya propiedad basada en el tiempo de exposición a la luz. Dan como resultado unas impreseiones que ofrecen unas texturas muy concretas.
Y en terminos visuales una atmosfera bucolica que transmite aislamiento a la par que cierta sensación de paz y recogimiento. Sino que los bautiza añadiendo a la denominacion que indica tu taxonomía, un nombre específico con el crea un vinculo que convierte a un ejemplar muy raro como es el Arbol de Sangre de Dragon o Drago.
Que solo veras si te trasladas a la isla de Sototra que esta situada en el Mar Arabigo cerca de la costa de Yemen en un figura juridica asignadole el nombre de Wadi Fa Lang. Retorica que repite en series como Portraits of Time, trabajo crepescular, para cuya realización Beth viaja en el tiempo remontandose cientos años.
Para dejar constancia de que a pesar de las muchas adversidades naturales a las que estan sometidos, hay una serie de ejemplares cuyo instinto de supervivencia y porque no decirlo algo de fortuna les ha permitido convertido en autenticas obras naturales esculpidas por el paisaje al que contribuyen con su incolume presencia.
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O la titulada Diamond Nights, trabajo que muestra las forografias realizadas por Beth en un de los espacios naturales mas enigmaticos y peculiares, como son el conjunto de Salares de Makgadikgadi Pans en Botsuana, formando parte a su vez de una de las sabanas mas grandes del mundo. Un lugar cuyas propiedades cosmicas relacionadas con la cantidad de radiacción que recibe la superficie coincidiendo con el ciclo de movimiento astral. Un fenomeno que segun los cientificos es unico en la naturaleza estableciendo una relación, entre el rapido crecimiento que se observa en la vegetación del lugar y las caracteristicas de un clima, que alterna una intensa estación de lluvias y otra tropical de mucho calor. Dando como resultado ejemplares únicos que Beth retrata como si fuera arboles dignos de veneración.
Para dejar constancia de que a pesar de las muchas adversidades naturales a las que estan sometidos, hay una serie de ejemplares cuyo instinto de supervivencia y porque no decirlo algo de fortuna les ha permitido convertido en autenticas obras naturales esculpidas por el paisaje al que contribuyen con su incolume presencia.
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