Solución que conduce a la sala principal que suspendida a escasos metros del suelo, tiene por columna principal y única, el robusto tronco de un pino centenario. A través del que se puede descender a través de una barra de acero completando un ciclo.
El pino existente se convierte en el detonante de una propuesta cuyo concepto y diseño. Actuando como un resorte emotivo que obedece a la memoria del emplazamiento en donde se construyó el equipamiento educativo, siendo un homenaje a la memoria colectiva.
Con apenas 150 metros de superficie el nuevo parque infantil que ofrece el museo a su visitantes, se nutre de las propiedades de su entorno logrando un equilibrio en un espacio destinado a la realización actividades lúdicas.
Construido integramente con ramas y maderas reutilizadas, el pabellón flotante cuenta con un ventanal panorámico que comunica el interior cálido, con el patio exterior ofreciendo una instantánea de los jardines y edificios adyacentes. Ofreciendo a sus usuarios un espacio acogedor donde refugiarse o simplemente relacionarse a través del juego.
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