La Nucia posee una gran extensión con grandes urbanizaciones. Entendemos que las formas de asentamiento tradicional se han visto sustituidas por otras nuevas, modificándose las relaciones de vecindad. Este proyecto se engloba dentro de una apuesta por que estos barrios rurales posean también servicios e infraestructuras, para lo cual se ha creado una red de centros sociales comunitarios auto-gestionados.
El planteamiento es la extrapolación de los espacios de éxito de los núcleos urbanos a estos entornos, con la finalidad de contrarrestar el aspecto negativo de la individualización del mundo rural. Con este fin se crea un espacio de intercambio social que aproveche el desnivel existente en la parcela. Se genera un mirador hacia las montañas, así como un nuevo espacio público de interrelación social anexo a la pinada, bajo el propio edificio.
En su interior un programa sencillo. Un salón de actos y dos despachos, a disposición de los vecinos previa llamada al ayuntamiento. El edificio se configura como una gran viga que surge del terraplén natural. Sobre ella se ubica la plaza mirador, cuyo suelo de madera se pliega para recibir y proteger a los usuarios de la plaza superior, a modo de pequeño escenario exterior, invitando a la relajación y a la contemplación de las vistas desde esta atalaya inesperada.
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