El fisico John C. Mankins lidera el proyecto SPS-ALPHA, proyecto para producir energía solar en el espacio


Desde la década de los setenta, los científicos han estado jugando con la idea de capturar la energía solar desde una posición orbital en el espacio, donde las tasas de captación solar son más fuertes que en la superficie de la Tierra. 


Sin embargo, debido a los costos y desafíos técnicos, este concepto seguía estando en el ámbito de la ciencia ficción. Todo eso podría cambiar con una nueva propuesta del reconocido fisico John C. Mankins de Artemis Innovation Management Solutions, que pretende lanzar al espacio el primer satélite equipado con la tecnología necesaria para producir energía de origen. 


La idea de Mankins se basa en la aplicación del enfoque de la bio-mimética, es decir, que se basa en la forma en la naturaleza realiza un proceso biológico, en este caso el ejemplo se adquirido de la forma en que las flores a través de sus pétalos captan y metabolizan la radiación solar. 


Mankins tuvo la genial idea de construir una matriz de pétalos con muchos pequeños espejos que dirigen la luz solar hacia las células solares. La energía producida por las células solares a continuación, se transforman en microondas que se emiten a una estación de recepción en la Tierra. Para hacer factible el proyecto, los espejos y las células solares deben ser pequeños y ligeros para que puedan ser fácilmente transportados al espacio con los transbordadores espaciales que se disponen en la actualidad.

La idea de recoger la energía solar en el espacio es muy atractiva debido a que la energía solar no se ve disminuida por los gases de la atmósfera de la Tierra. Además, no hay días nublados en el espacio, y un satélite posiblemente podría recoger la radiación solar las 24 horas del día.


El proyecto denominado Solar Power Satellite via Arbitrarily Large PHased Array (SPS-ALPHA) hace uso de espejos delgados para reducir el peso que se curva para aprovechar al máximo la luz solar que recibe. Además, el satélite se situaría en una órbita lo suficiente alejada del planeta Tierra con el propósito de evitar el efecto sombra, permitiendo un flujo constante de microondas. 

El primer paso es realizar un estudio de viabilidad. Si la NASA da el visto bueno, el siguiente paso sería probablemente la construcción de un proyecto, la versión más barata del proyecto, situándolo en una órbita lo mas cercana de la Tierra. Si funciona tal como estaba previsto, el satélite a gran escala se lanzara, quizás convirtiéndose en la solución a la producción de energía que tantos investigadores de todo el mundo han estado buscando.