Claude Lévêque, la luz al final del tunel


Claude Lévêque ha sido reconocido durante años como uno de los grandes artistas plasticos de la escena francesa, así como de la internacional. 

Sus trabajos se nutren de la cultura popular, creando ambientes, entornos y objetos de carácter doméstico. Creando imágenes mentales cotidianas con las es relativamente sencillo identificarse. 

En las que utiliza un discurso compuesto por dimensiones a las que incorporar el uso de elementos sensoriales como la luz y el sonido. Jugando con la capacidad de las obras para provocar emociones visuales y sensitivas. 

Que actúa a nivel modal estimulando la percepción del sujeto receptor de la obra a través de la referencias culturales necesarias para su creación. Claude Lévêque se apropia de los dos niveles, el onírico y el arquitectónico.



Claude Leveque es uno de esos artistas peculiares  que  tras estudiar arte, estudió en la prestigiosa Ecole des Beaux-Arts de París. Se centra en un material: el neón, en motivos simbólicos o caligráficos

Convirtiéndola en su arma fetiche con la que establece un diálogo con los objetos e intenta crear una correspondencia con el lugar, reaccionando a un espacio y creando así una verdadera obra in situ. A menudo inquietantes, a veces reflexivas. 

Las obras del artista revelan un mundo febril, cuyos serpenteantes meandros están iluminados por la luz eléctrica de la memoria, revelan un mal social que parece atormentar la obra de Lvêque. 


Nacido en la localidad de Nièvre, es a finales de 1970, cuando comenzó a explorar el potencial del arte contemporáneo desde una perspectiva creativa.

Periodo que culmino con una exposición con el artista Christian Boltanski. Tras explorar diferentes campos de la creación, incluida la publicidad, la moda o la música. Su tramoplin al reconocimiento masivo, sucede tras su participación en la 53 edición de Bienal de Venezia celebrada en 2.009.