Jugar de forma continuada a videojuegos violentos altera la función cerebral en individuos jóvenes


Los resultados de un reciente estudio parece sugerir que los cambios sostenidos en la región del cerebro asociada con la función cognitiva y el control emocional se produjeron en hombres adultos jóvenes después de una semana de jugar con juegos con contenidos violentos, presentado por los investigadores pertenecientes a Indiana University School of Medicine en la reunión anual de la Radiological Society of North America. Viene a poner de actualidad un viejo debate sobre los efectos que determinados contenidos pueden tener sobre la conducta y el estado emocional del quien los consume.



Esta es la primera vez que los investigadores de IU, que llevan estudiando los efectos de la violencia en los medios de comunicación durante más de una década, han llevado a cabo un estudio experimental que mostró una relación directa entre jugar con videojuegos violentos durante un período prolongado de tiempo y un cambio subsiguiente en las regiones del cerebro asociadas con la función cognitiva y el control emocional. La controversia sobre si los videojuegos violentos son potencialmente dañinos para los jugadores ha sido debatido durante muchos años, incluso llegando hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos en 2010. 

Ha habido poca evidencia científica que demuestra que los juegos tienen un prolongado efecto neurológico negativo. Por primera vez,  se ha encontrado en una muestra en adultos jóvenes asignados al azar que mostraron una menor activación en ciertas regiones frontales del cerebro después de una semana jugando con videojuegos violentos en el hogar. Dirigida por  Yang Wang,  profesor asistente de investigación en el Departamento de IU de Radiología y Ciencias de las Imágenes. Las regiones cerebrales afectadas son importantes para controlar las emociones y el comportamiento agresivo. 


Para el estudio, se recluto a 28 hombres adultos sanos, con edades comprendidas entre los 18 y 29 años, con baja exposición a  videojuegos violentos fueron asignados aleatoriamente a dos grupos de 14. Los miembros del primer grupo se les instruyó para jugar a un videojuego de acción durante 10 horas en su casa durante una semana y descansando la semana siguiente. El segundo grupo no jugo  a ningún videojuego en absoluto durante mismo periodo de tiempo. Cada uno de los 28 participantes se sometieron a una resonancia magnética funcional por imágenes (IRMf), la prueba se realizo al comienzo del estudio, con exámenes de seguimiento en las semanas uno y dos. Durante la fMRI, los participantes completaron una tarea de interferencia emocional, presionando los botones de acuerdo con el color de las palabras presentadas visualmente. 

La imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) es un procedimiento clínico y de investigación que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada. En inglés suele abreviarse fMRI (por functional magnetic resonance imaging). El procedimiento se realiza en el mismo resonador utilizado para los exámenes de diagnóstico, pero con modificaciones especiales del software y del hardware. Para realizar una IRMf no se requiere inyecciones de substancia alguna.


Las palabras que indicaban acciones violentas se alternaban con las palabras de acción no violenta. Además, los participantes completaron una tarea de inhibición cognitiva. Los resultados mostraron que después de una semana utilizando videojuegos violentos, los miembros que habian sido asignados a este grupo presentaban una menor activación en la parte izquierda del lóbulo frontal inferior en la tarea de Stroop emocional y una menor activación en la corteza cingulada anterior en la tarea de Stroop contar, en comparación con los resultados obtenidos en el comienzo del estudio y los resultados del grupo de control tras una semana. 


Después de que los miembro del grupo de videojuegos violentos se abstuvo de jugar durante una semana adicional, los cambios en el  regiones del cerebro a nivel ejecutivo se aproximaron a los niveles que presentaban los miembros del grupo control.  Los test de Stroop evalúan la capacidad de un individuo en el control de la flexibilidad cognitiva y la atención. Estos resultados indican que el juego violento tiene un efecto a largo plazo sobre el funcionamiento cerebral. Estos efectos pueden traducirse en cambios de comportamiento durante largos períodos jugando. Otro punto importante del estudio fue que a los participantes en el estudio se les suministró computadoras portátiles para jugar en casa en su "entorno natural". En investigaciones precedentes el entorno escogido era el laboratorio lo que implicaba una modificación en el entorno habitual donde se juega.